¡Feliz cumpleaños donde estés! Puede ser en cualquier parte, porque eres el viento, brisa fresca que recorre el tiempo y la escena, y los tabloncillos y las escuelas, todo lo que sea danza te pertenece. Sé que estas con nosotros, nunca te has ido, no nos vas a dejar.
Estas en la casona ochocentista del Vedado donde creció el Ballet Nacional de Cuba (BNC) y el futuro llenando de movimiento, de más movimiento esta isla que danza por ti, y por los otros fundadores que juntos hicieron historia, y pusieron la pequeña Cuba en el mapa mundial del ballet clásico. ¡Qué proeza! Con solo eso se gana la eternidad, Alicia.
Aún se te ve radiante en la entrada de la sede de la compañía, erguida, matizada con tonos de acero, con los que pudiste vencer los años y tantas otras cosas. Que luz emanas, que luz te persigue donde estás.
Detrás, en los salones, continúan los bailarines dando clases, ensayando las obras que nos dejaste como herencia y todas las que vendrán…, que brotan por ti y desde ti hacia el horizonte, ese que se percibe sobre las tablas donde forjaste sueños, y muchas más realidades que hoy te elevan hacia el cielo, cual edificio de fuerte cimiento, que nada ni nadie podrá derrumbar.
En cada movimiento, gesto, mirada, aliento, sudor de tus alumnos vibras Alicia, y vuelas, caminas, danzas. Es imposible mirarlos sin verte.
Hoy, 21 de diciembre es especial como cada año, pero en este que marca el Centenario de ¡tanta vida!, celebramos contigo el pastel de aniversario en el patio de la casona, rodeado de todos los que han hecho la obra, no importa donde estés, donde ellos, todos, estén, es sangre de tu alma, es fibra de un tejido trenzado con el acero de tu temple, con tu fuerza que hace maravillas, esas que también regalas a cada paso.
En la noche, en los días previos a la gran Fiesta de Alicia, volvieron a vibrar ‒en tu teatro habanero‒ las singulares músicas que Chaikovski, Adam, Minkus, Ravel, Gavilondo…, escoltando a El lago de los cisnes, La bella durmiente, Giselle, Tema y Variaciones, Don Quijote…, de la mano de tus hijos del Ballet Nacional de Cuba, y otras traídas por compañías invitadas como Acosta Danza, Danza Contemporánea de Cuba, el Ballet de Camagüey... Allí vivió y vibró también ese pueblo que enseñaste a amar la DANZA y a ti, sinónimo cimero en esta Isla.
Allí volvimos a aplaudir en este Centenario, otra vez, tus proezas desde la escena, vestida en los cuerpos de tus descendientes, alumnos, multiplicada en el movimiento, y disfrutamos tu presencia como música, luces, destellos mágicos, sonrisas, flores, palabras… Y celebramos juntos este cumpleaños, siempre presente, siempre lista para salir, otra vez, a la escena, la que no abandonas porque te pertenece, eres tú, querida Alicia. ¡Bienvenida a la eternidad!
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