¿Cómo llega Andrés a esta labor?
Por una proposición que me hace Eduardo González, ya fallecido, quien fuera el director de la Escuela Taller Gaspar Melchor.
Comienzo en esa Escuela Taller mi formación, en 1995. Primero como aprendiz de carpintero, luego como restaurador en soporte madera. Concluyo como Restaurador “A”.
Bien ya eras Restaurador “A”, pero ¿cómo surge esta nueva labor en la vida de Andrés?
En el 2003 se acerca a la Oficina del Historiador (OHCH) la ONG belga Luthiers sin fronteras. Se ubica entonces, en el convento de San Francisco de Asís una especie de taller para formar personal como luthier.
Entramos dos y yo me quedé, intermitentemente, durante siete años.
Puedo considerar que debutas, realmente, como luthier en este Taller.
En febrero de 2010 inauguramos el Taller de la Plaza Vieja. Fue una intensa labor para la búsqueda de materiales y herramientas, para acondicionar las mesas de trabajo. Pero esto mismo te va sembrando un sentido de pertenencia muy especial.
¿Con cuántos luthiers comenzó el trabajo en el Taller?
Éramos cinco en total, Vinimos para acá con tres músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional, dos de ellos mujeres. En la actualidad dos de estos músicos cumplen contratos fuera del país y se ha quedado una representación femenina, Suaima Ramos Torres. Ella es cellista y se mantiene aún en esta labor a partir del pluriempleo.
¿Se han realizado otros esfuerzos para la superación y búsqueda de formación de más personal calificado en este más que especializadísimo oficio?
Sí, como no. En marzo de 2011 se llevó a cabo el Proyecto Gestión y Difusión de patrimonio musical de Cuba y Latinoamérica: luthiería, investigación y docencia. Esto nos facilitó herramientas y accesorios, así como la posibilidad de captar a otros jóvenes para un curso de formación de tres años.
Fueron cinco más y si a ellos les sumas los otros cinco que estábamos en elTaller, pues llegamos a la cifra de 10.
Comenzamos en marzo de 2011 continuamos hasta finales de 2013. Recibimos asistencia de una docena deluthiers de diferentes partes del mundo: Bélgica, Francia, Italia, Canadá, entre otros.
¿Pudieras nombrar a algunos de estos profesionales?
Sí, como no. Stefano Gilbertoni y Michelle Dobner, de Italia; Galeb Hassan y Jean Pascal Nehr, arquetero, ambos de Francia y Paul Jacob, Presidente de la ONG Luthier sin fronteras, de Bélgica. Yuna representación femenina de este último país Sandrine Boget y Sandrine Osmand.
¿Han tenido la posibilidad de otro tipo de superación para la formación más completa en este oficio?
Cuatro de los integrantes del Taller, los tres músicos provenientes de la Orquesta Sinfónica Nacional y yo, realizamos pasantías en Europa. Así perfeccionamos nuestra formación en Bélgica, Francia e Italia.
En conjunto, con el resto de los estudiantes, construimos 12 instrumentos entre violines y violas, y esto nos ayudó a comprender más la labor del luthier.
Yo estuve en Cremona, Italia. Y allí existen 2-3 talleres pequeñitos en cada cuadra, pero que realizan un trabajo genial.
Tenga en cuenta que es una ciudad con 70 mil habitantes y existen ciento cincuenta talleres oficiales.
¿Qué trabajos lleva a cabo este Taller que le permiten mostrar su utilidad a la sociedad?
Lo primero que hicimos fue dar atención directa y gratuita, principalmente, a las escuelas de Música de La Habana. También damos una atención dirigida a las principales agrupaciones de la OHCH como Ars Longa, Camerata Romeu, El Liceo Mozartiano. Y estas labores no las hemos abandonado jamás.
¿A qué nos estamos refiriendo específicamente?
Por ejemplo entre 2011 y 2013 hemos reparado alrededor 400 instrumentos musicales de cuerda frotada y más 250 arcos.
Has utilizado un término al cual no nos hemos referido todavía y que pudiera, tal vez, causar confusión: el de cuerda frotada. ¿Pudieras hablarnos al respecto?
El Taller está especializado en instrumentos de cuerda frotada entre los que se encuentran violines, violas, cellos y bajos.
Existen otros instrumentos de cuerda que clasifican como cuerda pulsada como la guitarra, el tres, el laúd.
Consideras que han avanzado en este oficio en Cuba, quiero decir, han tenido algún éxito, ¿algo que quieras destacar?
Pienso hemos ido ganando en credibilidad entre los músicos. Hemos logrado que este entregue el instrumento, que confíe en ti. Ellos saben lo que están haciendo.
Nos falta mucho aún por aprender pero la labor realizada con las escuelas nos ha proporcionado oficio y la confianza suficiente para enfrentarnos a instrumentos de valor patrimonial.
¿Has visto algún Stradivarius aquí en Cuba?
Si, aquí he visto el cello que toca el virtuoso Yo-Yo Ma y que nos visitó unos meses atrás. Instrumento fabricado por el gran Stradivari que junto a Guarnerius, Amati y otros tantos, dejaron para la posteridad esas joyas que hoy todavía disfrutamos.
¿Qué es un luthier?
Un luthier es alguien que se atreve a reparar un instrumento. Tiene que poseer la suficiente sensibilidad como para comprender que un violín no es un mueble, sino un objeto vivo y ha sido trabajado con mucha paciencia, dedicación y arte.
Un luthier es un poquito músico, artesano y tiene que tener habilidades para poder trabajar la madera. Y cada día va aprendiendo más a partir de la retroalimentación en su trabajo con elmúsico.
Es como la relación médico-paciente y el familiar más cercano del instrumento es el músico. Y tiene que estar en contacto directo con elmúsico porque debe entender cómo piensan ambos para conocer los malestares que aquejan al paciente.
Un luthier tiene que ser capaz de construir un instrumento para este momento y para la posteridad.
Podemos hablar de continuidad de la labor que realiza el Taller.
Sí. Se continúa trabajando. Ahora solo quedamos cuatro aquí en este local. Otros pasaron al Taller del CNEART, en Playa. De este modo prestarán sus servicios directamente a las escuelas de arte.
¿Algún proyecto?
Estamos trabajando con un Proyecto denominado Nuestro patrimonio, nuestro futuro: el fomento de la enseñanza del patrimonio musical como rector de cambio social. En él se insertan diversas organizaciones como OIKOS, de Portugal, que es la entidad solicitante. Fungen como co-solicitantes la Universidad de Valladolid y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Y, como colaboradores la ONG Luthiers sin fronteras y la Red de Oficinas del Historiador del país.
¿Es un nuevo proyecto?
No, comenzó el 1º de marzo de 2014 y debe finalizar el 28 de febrero de 2017. En él, el Taller juega su pequeño papel y es el de dar continuidad y transmitir experiencias a jóvenes luthiers de las Villas fundacionales. Se lleva a cabo mediante cuatro encuentros: dos, con una duración de una semana y dos, con dos semanas de extensión.
¿A qué aspira Andrés como luthier?
Yo hice otras labores. Y confieso que me costó trabajo dar el paso, pero no me arrepiento. Mi vida giró, entré al mundo delos luthiers, encontré mi oficio. Algo que me gusta hacer. Me siento realizado.
Aquí encontré algo que no había descubierto. La luthiería ha sido para mí algo increíble que me ha obligado a superarme. A fabricar otros instrumentos. Es algo que no había descubierto hasta ese momento.
Mi vida cambió por completo, experimentó algo nuevo. A veces me sorprendo y me reviso…
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