El deseo de no representar la realidad, por motivos tan diversos como que de ella se ha representado considerablemente; como consecuencia de evadir la figuración o de dar un vuelco a la esencia del arte, con elementos menos limitados y constantes que los que se pueden encontrar en escenarios reales. La creencia de que el arte no se podrá identificar con otra realidad que no sea su propia esencia o el anhelo de comunicar a través de un lenguaje visual universal, son algunas de las razones que tuvieron los primeros artistas abstractos para adentrarse en este modo de pintar, que tuvo sus primeras manifestaciones alrededor del año 1910.
Actualmente las motivaciones no distan mucho de las primeras, pero los caminos y las bifurcaciones suelen ser otros. Como otras también son las necesidades y justificaciones para utilizar una visualidad otra, con significados variados. Expresiones que están inspiradas en experiencias fauvistas (corriente que su importancia radica en la relevancia que le dieron al color, al cual concedieron plena autonomía respecto a lo representado) y sensaciones que exaltan la fuerza de los tonos.
La preocupación por recrear la ilusión de una realidad tangible, domina la visualidad de Ángel Rivero, en tanto da mayor importancia al procedimiento pictórico, que justamente lo aleja de las apariencias externas o figurativas y lo sitúa en el centro de un arte abstracto. Esto hace que su estilo adopte una desfocalización de los detalles formales, estructurales y enfatice la acentuación del valor cromático y el poder expresivo.
Su obra toca un poco aquel expresionismo abstracto que se desarrolló en los Estados Unidos como movimiento artístico al término de la Segunda Guerra Mundial, y que tomó diversas opciones de las tendencias vanguardistas que le antecedieron. Dígase surrealismo, en el que la combinación de diferentes técnicas en una misma obra subsistía, siendo el collage un importante estilo en mezclas de diferentes materiales o elementos, para darle a la tela una superficie tridimensional, propia de la escultura.
La elaboración de piezas sumergidas en mezcla de pintura y diseño, son resultado de una serie de indagaciones que abordan otras dimensiones del discurso artístico. Guiando su obra por senderos de instrumentación práctico-teóricos, en búsqueda de un aire renovador, que se abastece del material que le proporciona la vivencialidad y la capacidad para crear. Como resultado, muestra obras que atrapan por la presencia de objetos fuera de contextos, pero que irrumpen en lo que pudiera ser una lectura conservadora, pero esa es la idea, romper con la linealidad, con la estructura clásica, para forzar un encuentro con la pluralidad, en choque colosal entre el volumen y la planalidad.
De todo esto tiene la obra de Andy, como también se le conoce, quien nos cuenta en una breve entrevista sus caminos en el arte, desde el diseño, hasta su voluntad para pintar.
Te iniciaste como diseñador gráfico, sin embargo la pintura es un grito de expresión más fuerte, al punto que ha llegado a convertirse en una forma de pensar y de existencialidad, ¿sigue por ahí el hilo conductor de tu obra?
El diseño me gusta, mediante él manifiesto un mismo lenguaje para todo tipo de público, pero siento la necesidad de una expresión más espontánea, abierta, menos técnica, y así me adentro en las artes plásticas. En mi caso, que utilizo la abstracción como tendencia, busco la diversidad de mensajes.
El diseño me ha servido mucho, más si lo veo como la base técnica-compositiva de las artes plásticas; pero a la hora de expresarme, utilizo más la gestualidad y el informalismo abstracto, que me permite tener mayor autonomía para trabajar, aunque sigue siendo el diseño la columna preposicional y estructural de la obra.
Pero estas manifestaciones no han sido solo los medios para llegar al gran público, ¿cómo fue tu encuentro con el grabado?
En 1990 me presenté en el Taller de Gráfica. Fui invitado por tres meses y llevo veinticinco años. En los inicios grandes figuras de las artes plásticas cubanas coincidieron conmigo, como Zaida, Fabelo, Chocolate, Sosabravo y Rubén Rodríguez, de ellos tomé lo mejor para mi formación como artista.
¿De dónde te vienen tantas ideas para trabajar todo de forma abstracta?
Trabajo en la Habana Vieja, este es un lugar muy convulso y lleno de gente de diferentes clases sociales, culturas, razas y lugares, todo esto interviene en mis ideas a la hora de pintar. Siempre digo que mis pensamientos están influenciados desde por un vendedor de periódicos hasta por una hormiga, porque hay de todo en esta Habana; gritos, polvo, lugares bonitos y feos, solares, edificios, personas blancas, negras, perros y gatos. Todo esto me genera un mundo sugerente de cosas para instaurar piezas distintas en formas y armonía. Entonces, a partir de esas representaciones que me llegan por azar o regalo de la vida, es que comienzo a crear.
Una pieza puede surgir del grito de una persona al llamar a otra, de un texto escrito en una pared, de un muro, un pregón, o sencillamente de una exclamación.
¿Y cómo llevas el tema del color?
Los conocimientos sobre diseño me son muy útiles para componer, estructurar la pieza y llegar a hacer un cuadro armónicamente colorido, pero la pintura es mi elección favorita, siempre que cuente con el apoyo del diseño. En mi última exposición traté de simplificar el color, ya que anteriormente hacía un uso desmedido del rojo, azul, amarillo y el verde. Sin embargo en Nadie es puro, el color está mejor pensado. Trabajo solo con tres tonos, dígase rojo, blanco y negro, por lo que hago una síntesis de voluntad y visualidad.
¿Qué persigues al adicionar objetos y música cual performance a las piezas?
El propósito está en que me gustaría separarme de lo que se hace actualmente en la abstracción cubana. A pesar de haber muy buenos pintores en Cuba, la abstracción se queda en el plano bidimensional de la pintura sobre la tela.
Hace algún tiempo he estado incorporando elementos que dialogan con la obra. Un poco inspirado en lo que hacía Rauschenberg, pintor norteamericano. Hay quien dice que mi abstracción toca un poco el arte pop, porque recreo elementos que utilizaba esa tendencia. Conjugar el lienzo con violines, chapas de carros, tenedores de bicicletas u otros objetos industriales es para mí un juego de fusión de roles; entre tanto, pongo a dialogar varios conceptos técnicos en un mismo espacio pictórico. Lo hago pensando en crear una interlocución en donde ese espacio, me refiero a la pintura puramente, sea un sitio más abierto, amplio, mucho más libre para pintar, pero también para decodificar la multiplicidad de lecturas, de miradas y de haceres. Por ello, propongo una yuxtaposición con la idea, y la meta es crear algo diferente, con un valor añadido.
¿Por eso el uso de marcos no convencionales?
Los formatos también forman parte de esta estructura que trato de matizar. Si se detienen a ver mi obra, solamente no encontrarán formatos rectangulares o tradicionales, sino que coexisten triangulares y circulares. Incluso, dentro de ellos hay incorporados objetos, como el tenedor de bicicletas, la luz, porque hace algún tiempo estuve haciendo lámparas y esto me tradujo experiencias al abordar los cuadros. No hablo de la luz como efecto de la propia pintura, sino que incorporo iluminación eléctrica, no como lámpara o caja de luz, sino como un elemento más, dentro de la obra o como esa transparencia que no se puede lograr con la propia pintura, entonces acecho con luz artificial.
Indudablemente, la obra actual de Andy se nos presenta con una dirección única, la interrelación plástica-diseño, pues la pintura se ha convertido en la acción más clara de expresión de su papel existencialista, donde pone de manifiesto el estado y la vigente presencia de un diseño inquieto y reconciliador.
La singularidad en su hacer se extiende por una voluntad que se empeña en aglutinar dos manifestaciones que no son contrarias, sino que se complementan con la finalidad de resaltar objetos de uso cotidiano, como tratado conciliador de funcionalidad y carácter artístico. En tanto, el encuentro cultura-industria se manifiesta en el deambular de una retroacción, de una agitada vida y de una historia, en la que deja fluir lo más oculto de un ser que desde su modesta posición procura mostrar su visión y, en el intento, se trasluce en espejismo abstracto.
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