El aniversario 60 de la fundación del grupo Papalote constituyó un espacio de elogio, como lo calificara el Premio Nacional de Teatro, René Fernández Santana, anfitrión de este encuentro entre generaciones de teatristas, que durante décadas han llenado el recinto de la calle Daóiz, en un escenario de alegría y buen arte para un público diminuto y también mayor.
Y más que una jornada de homenaje fue una fiesta en la ciudad, cuando muchos acudían a felicitar y a actuar y ofrecer su amor por el teatro ante los niños maravillosos de la barriada de La Marina y de los consejos populares periféricos.
Porque estoy convencida que todos los actores y actrices de Matanzas le deben parte de su talento y de sus éxitos al contacto estrecho con el maestro Fernández Santana y su agrupación, por donde han pasado decenas de artistas de diversas especialidades y naciones, al ser foco cultural y de aprendizaje del arte titiritero en Cuba y el mundo, desde su fundación el 21 de junio de 1962.
En la cita escogida en el ámbito natal, lleno estaba el salón expositivo, cuando se escuchó el toque de los tambores batá, en oración a la orisha de la paz y bailarines de la compañía Danza Espiral iniciaron la ceremonia que se auguraba reconocimientos a los pioneros del por aquel entonces bautizado Guiñol de Matanzas, el 22 de junio de 1962.
Y así fue, cuando se rindió homenaje a Noelia Cárdenas, Mayra Hernández Amador y Roberto Tápanes y se declaró fundador al propio Fernández Santana, ante la presencia de Osbel Marrero, director provincial de Cultura.
Emocionado por esta celebración, el director de Papalote dijo que se respiraba la necesidad del rito en este espacio de luz, de ejercicio del pensamiento, de equilibrio de los seres que lo acompañan en un ritual de hermanos.
Recordó obras trascendentes como “el Padre Nuestro que estás en el teatro”, que reflejan el lenguaje de la herencia. Y enfatizó: “La importancia de esta agrupación radica en la alegría que esparce. En una época en que se vive al día, lo que enaltece es el arte y vemos a los personajes volar sobre la ciudad en un momento reclamado por la esperanza.”
Y entre muchos, continuaron la ronda el actor Wilfredo Mesa, con un mensaje del maestro Pedro Vera desde Teatro D´Sur; la coréografa Liliam Padrón, directora de Espiral; el incansable René Quirós, quien confesó que despertó al teatro desde este recinto; así como la dramaturga Blanca Felipe, que describió a René y a Papalote como manantiales de una esparcida savia que se entrecruza con pelotas o lunas, con juegos que diseñan un mundo con colores de Patria.
Otras voces fueron las de los artistas Arneldy Cejas, Marcia Brito, Rocío Rodríguez, María Laura Germán, con una carta de Rubén Darío, Amarilys Ribot, José Luis Quintero y Sarahí de Armas, para culminar con el “patico feo”, de Miriam Muñoz, personaje representativo de una época memorable del grupo.
En particular, el dramaturgo Ulises Rodríguez Febles caracterizó al grupo Papalote, bajo la dirección de Fernández Santana como emblemático, aglutinador de generaciones, embajador ante el mundo y cobija natural en festivales y talleres del universo titiritero, a lo cual sumó su papel de forjador de talentos y exponente de la relevancia del liderazgo, del rol preponderante del director en estos emporios fecundos.
El cierre de la jornada por el aniversario 60 fue la Gala "Vitral de una Leyenda", que se realizó el sábado último en el teatro Sauto, Monumento Nacional. Allí cantaron y bailaron los títeres, los artistas y el delicioso público infantil junto a sus padres, que fueron ellos también destinatarios en su tiempo del legado fecundo y del amoroso trabajo teatral del grupo Papalote de Matanzas y así y ojalá sea, por los siglos de los siglos.
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