Aquelarre 2016 devela desde su inauguración en la capital este 3 de julio, una oferta de nuevas cumbres humorísticas nacidas cada vez más del ambiente universitario, cuya calidad fluctuará hasta su cierre el próximo día 10 en correspondencia con el desarrollo de las actuaciones.
Si medimos la veintena de obras a concurso en esta XXII edición del Festival Nacional del Humor por las presentadas durante estos primeros días de evento, entre ellas Las dos caras, del experimentado grupo Pagola la paga (La Habana) junto a los sketchs de La Oveja Negra (Villa Clara), debemos hablar de buenos textos acompañados de buenas facturas en concurso.
Apagadas las luces inaugurales del espectáculo en el Karl Marx con el apreciado elenco del espacio televisivo Deja que yo te cuente, una de las dos joyas humorísticas de las últimas décadas junto a Vivir del cuento, ya podemos apreciar entre las piezas en competencia varias con prometedores valores actorales e histriónicos.
Figuraron entre ellas las presentadas en el circuito teatral de la calle Línea (Mella, Raquel Revuelta y Adolfo Llauradó), escogidos para las obras en competencia: los grupos Carcajadas (Villa Clara) con el sketch La empresa; los solistas El flacomímico, que presentó Con la patica en el aire y Yuri, con el monólogo Abate, cada uno de ellos con valores y puntos débiles que merecen un posterior espacio aparte.
Según lo que sabemos sobre los ensayos, en similares o colindantes cotas cualitativas debemos situar a Komotú (Guantánamo), con El muro, pieza bien valorada por los organizadores; ETCétera (Holguín), con Los hijos del paquete; La leña del humor (Villa Clara), con El gran Robo y Fonoceniz (Granma) con El ballet, todos ellos también susceptibles de próximas reflexiones.
Pero concentrémonos ahora en Pagola la paga, en virtud de encaminarnos hacia determinados análisis y tesis iniciales y para contextualizar la relevancia de sus orígenes en un ambiente universitario, una tendencia antigua que deviene cada vez más actual en la vanguardia del humor doméstico.
A la tradicional visión de crítica social de esa agrupación, que acompaña el discurso hilarante con la música, interpretada y cantada por ellos mismos, se suma el tono mordaz, a veces casi cínico, con que encaran aspectos vulnerables y en general costumbristas de la actualidad socioeconómica cubana.
Pagola la paga aprovecha de nuevo en este evento el recurso de sus conocidos personajes entre el público, en especial el del teatro Mella; así como en la proyección gestual, corporal y movimientos escénicos que develan códigos ya familiares para el espectador.
Esta agrupación parece mantener una suerte de diálogo de complicidad con sus fans, que se traduce a sí mismo y se extiende al resto de los concurrentes en cualquier escenario, acentuado por símbolos sembrados durante años mediante anteriores transmisiones televisivas de sus espectáculos.
Según investigadores del tema y humoristas consagrados como Luis Enrique “Kike” Quiñones, director del Centro Promotor del Humor que organiza esta cita, y Carlos Gonzalvo (Mentepollo), esta agrupación ilustra una tendencia nacional de los últimos años respecto a la formación del mejor humor en las universidades.
Pagola la paga, (nacido en noviembre de 1988 en el Instituto Superior Pedagógico para la Educación Técnica y Profesional) y otros colectivos como La Oveja Negra (junio de 1994, Universidad Central), representan en este Aquelarre, y en general en el humor cubano, a importantes segmentos humorísticos surgidos en universidades locales.
A propósito, no es casual que eso ocurra en altos centros docentes que sintetizan la historia nacional de superación educativo-cultural durante casi seis décadas en el país, a partir de la Campaña de Alfabetización concluida en 1961 y del posterior movimiento hacia la cultura y el conocimiento en todas las materias.
Ese desarrollo intelectual propició en la Isla tanto el despegue y auge del humor entre sus cultores con verdadera vocación, como la cabal interpretación de sus mensajes por una población que progresivamente fue más capacitada para decodificarlos.
Esos generadores de sketchs, gags, canciones y otras situaciones humorísticas, que en esta edición incluyen al audiovisual, fueron subiendo la parada de acuerdo con el aumento de su propio nivel de desarrollo del pensamiento y el del público.
El origen de los grupos humorísticos cubanos, no obstante, también ha tenido otros embriones, como el del dúo Fonoceniz, única agrupación cubana practicante del humor gestual, aparecido en un lugar poco favorecido e intrincado como es el central azucarero José Nemesio Figueredo, en campos de la oriental provincia Granma.
Pero incluso, en este Aquelarre 2016, se aprecia ese fuerte contenido fundacional universitario y, de acuerdo con Kike Quiñones, esa característica cobra cada vez más fuerza.
“Es un trabajo muy importante al que le estamos dando una prioridad fundamental y hacemos una especie de captación alrededor de todas las universidades del país.
“Históricamente, desde que surgió la nueva etapa del humor joven en Cuba (ya no tan joven porque fue a mediados de los 80), la mayoría de sus creadores venían de las universidades.
“Nosotros creemos que eso sigue siendo muy importante para el desarrollo del humor en Cuba y seguimos apostando por eso: personas inteligentes que sean capaces de generar humor contemporáneo.
“Una de las características fundamentales, novedosas que tiene este Aquelarre 2016 es que hay una participación muy interesante de estudiantes universitarios que no son profesionales del humor y están no solo en la escena, sino también dentro de áreas investigativas, científicas y en general del pensamiento alrededor del humor”.
Para el director del Centro Promotor, otro elemento que puede explicar la calidad de este encuentro y en general el ascenso del humor en Cuba, es la creciente participación de creadores del interior del país.
“Ese aporte va siendo cada vez mayor: para este último año se incorporaron varias provincias al trabajo que venimos haciendo, mediante eventos territoriales que cada vez ganan mayor protagonismo en esos territorios”.
Kike Quiñones sitúa entre esas regiones emergentes a Holguín, Guantánamo, Santa Clara y Pinar del Río: “Y ahora se sumó Granma y trabajamos para sumar a Las Tunas y a Ciego de Ávila para hacer también allí eventos de ese tipo”, subraya el conocido humorista.
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