ARAGÒN: LA ACADEMIA. (ANIVERSARIO 84)
La orquesta Aragón cumple el 30 de septiembre sus 84 años, se trata de la Charanga Eterna, la sinfónica en miniatura, la escuela de la música cubana: La academia.
El pianista cubano Hernán López-Nussa asegura que “la Aragón es la mejor orquesta del mundo”.
¿Que avala esta opinión?
La Aragón posee un timbre, un concepto y una magia, fruto de la inteligencia y sabiduría popular propia de muchos músicos cubanos.
¿Qué condiciones posee esa orquesta?
La Aragón creó una magia musical, quizás sea inexplicable, muchas charangas se crearon, desde la etapa del danzón; pero aparece esta orquesta de Cienfuegos que logra una alquimia, una quintaesencia sorprendente.
La orquesta cienfueguera resume cien años de música, iniciada en la mitad del siglo XIX hasta la otra mitad del siglo XX. Ellos magnifican el danzón, el son, el mambo y el chachachá, junto al bolero bailable. Esos cinco géneros musicales no son los más importantes; pero están entre los más triunfadores de Cuba. Ellos los magnifican y los llevan a una excelencia pocas veces lograda en la música del continente americano.
El cantante de la Aragón Pepe Olmos me dijo en su casa, en el barrio del Canal, en el Cerro: “En la Aragón todo estaba bien hecho, por eso me quedé todo el tiempo”.
¿EL MISTERIO DE LA ARAGÓN?
Posiblemente el misterio esté en esa “transparencia” (nitidez. Limpieza, deslumbramiento). Eso parece sencillo, pero es uno de los defectos más usuales en nuestra música. La música tiene que respirar.
Los instrumentistas, con el paso del tiempo, el oficio inteligente y despierto (frase de Leo Brouwer), fueron conformando ese sonido encantador y atractivo. ¿Qué cómo fue? Como son las cosas cuando son del alma.
La Aragón es una orquesta para bailar; también para escuchar con sus canciones de cuna, con ese candor y encanto natural. Ese es uno de los secretos que ellos se llevaron consigo y que hoy, estamos tratando de descifrar.
Detrás de ello tenía que haber orquestadores muy refinados, con una inteligencia y genio natural. Rafael Lay Apesteguía y Richard Egües conformaron un dúo invencible. Egües me dijo en el restaurante de un hotel de Santa Clara: “Yo le daba comida a los músicos de la Aragón; por eso la Orquesta de Arcaño y sus Maravillas se fue quedando detrás de nosotros. La competencia era feliz”
Como me dijo una vez el ya desaparecido Jesús Gómez Cairo, “mucha de la música popular merece un estudio musicológico y, ella está en espera de eso: Existe esa deuda”.
El pianista y profesor Frank Fernández dice que “primero fue la música y después su teoría”. En los tiempos de la Aragón no aparecieron los periodistas e investigadores que debieron hacer las entrevistas necesarias a los integrantes de la Aragón, en especial a sus orquestadores. El gran libro de la historia de la Aragón nunca se ha hecho. Las anécdotas, la técnica, la carpintería de la orquesta no se cuestionó en esos grandes momentos de la orquesta. (La “carpintería” era empleada por Gabriel García Márquez para hablar de la técnica literaria).
Ya lo dijo el teórico Arnold Hauser, “todo arte conlleva una técnica, un touchè como dicen los franceses”.
La música popular cubana tiene sus misterios que hay que ir desentrañando, siempre que se pueda. Eso ayudaría a entender mejor nuestra música y nuestra cultura.
Los propios músicos y públicos extranjeros se maravillan de esa carpintería de la música cubana, esos tumbaos y montunos, la gracia de los coros y estribillos. Los secretos de la clave.
Eso es toda una tradición, un oficio, un fundamento y concepto, utilizado por la Aragón en todos estos años. Para terminar, voy a revelar una anécdota ocurrida en Egipto: Los músicos de la Aragón estaban esperando una de sus presentaciones ante figuras de alto rango, con una cultura totalmente diversa, ancestral. De repente uno de los músicos muestra preocupación ante el director Rafael Lay Apesteguìa: “Lay, tú crees que esa gente entienda nuestra música llegada de tan lejano país”. Lay con toda tranquilidad le contestó: “la primera pieza, la observarán con curiosidad, en la segunda canción, si no se mueven es que están muertos”.
Lay sabía, bien que sabía, que la música cubana hace mover a los muertos y, hasta las momias de Egipto.
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