Artistas y escritores rememoran junto a Marta Rojas aquel histórico 26 de julio de 1953


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Foto: Liesther Amador
En la sede nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, miembros de esa organización que agrupa a prestigiosos creadores del país, se rememoró aquel histórico 26 de julio de 1953 en que fueron asaltados los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba y, y Carlos Manuel de Céspedes de la ciudad de Bayamo. 
El encuentro que tuvo lugar en el patio de la prestigiosa institución, contó con la presencia  de su presidente Luis Morlote Rivas, Miguel Barnet, presidente de hornor de esta organización, miembros del secretariado general, personalidades de la cultura y  artistas que forman parte del gremio artístico e intelectual. 
"Trovada por la Patria" tuvo por nombre el encuentro de destacados esponentes y cultores de la trova cubana, que ofrecieron sus tonadas y acordes de guitarra en una cita que rindió homenaje a una fecha trascendental de nuestra historia.  Vicente Feliú, Heidi Igualada, Giovanni Bernal, Silvio Alejandro Rodríguez, Marta Campos y otros, cantaron a la vida, al amor a la esperanza y los sueños; alzaron todos sus voces como muchos otros artistas del país en homenaje a los hermanos caídos en aquellos asaltos. 
En la ocasión la periodista y vicepresidenta de la organización de la vanguardia artística cubana Magda Resik dialogó con la destacada periodista Marta Rojas, quien es testigo de aquel inolvidable momento de julio de 1953, cuando siendo aún una recién graduada de la Universidad de Oriente, su instinto periodistico le condujo a contar aquellos acontecimientos en el que un grupo de revolucionarios tomaron por asalto el santiaguero Cuartel Moncada.
A pesar de los años, Marta recuerda claramente aquel día en que cubría para la Revista Bohemia los tradicionales carnavales santiagueros y de pronto un gran acontecimiento volcó el rumbo de su noticia. Con su voz dulce y segura, cuanta a los presentes las experiencias de aquel momento.  
«Yo estaba el 26 de julio de 1953 en la posta 6 del Moncada. No era periodista, solo una recién graduada y como buena santiaguera hacía un reportaje de los carnavales, divirtiéndome. Hasta que sentí los tiros y mi fotógrafo y yo cambiamos el tema, porque aprendí que lo último que ocurre es lo primero que se pone en el periódico».
Ella contó  las anécdotas de aquel histórico momento en el encuentro con los artistas y escritores con el brillo de sus ojos como si viviera nuevamente aquel inolvidable suceso de su juventud, y exhotó a las más nuevas generaciones a conocer, investigar y estudiar   «La historia me absolverá», ese  alegato de autodefensa de Fidel Castro ante la acción cometida junto a un grupo más de revolucionarios por la toma por asalto de aquel lugar en busqueda de sus sueños de libertad. 
«Cuando entré al Moncada nos anunció un oficial que habría una conferencia de prensa. El fotógrafo me dijo que si pedía permiso para ir al baño notaría que allí habían dos mujeres, lo cual es muy raro en un cuartel. Las vi y me vieron. Eran Haydeé y  Melba. Logré hacer una pregunta en aquella conferencia: ¿quiénes eran esas mujeres a las que les estaban tomando declaración?. Tiempo después, supe que en esos momentos estaba siendo torturado Abel Santamaría y aquella mujer había visto los ojos de su hermano y los testículos de su novio Boris Luis Santa Coloma.  Mientras, en la conferencia de prensa decían que no habían sobrevivientes ni detenidos. En ese cuartel vi a un joven con la cabeza desbaratada y la masa encefálica contra la pared, pero el uniforme impecable. Era un montaje».
Cuenta además la merecedora del Premio Nacional de Periodismo José Martí que cuando terminó el recorrido  no permitieron a los fotógrafos y periodistas irse. Les pidieron el material recopilado para fiscalizar lo que se publicaría, pero ella  y su fotógrafo lograron esconder las fotos. No les permitieron la historia, pero ese material ha llegado hasta nuestros días, como un testimonio  invaluable.
Marta Rojas puso en evidencia el valor e impetu de la mujer cubana en aquellos momentos díficiles como lo hace hoy junto a muchas otras mujeres de este país. Gracias a su valentía e  inteligencia, se conoce hoy aquel acontecimiento en el que Fidel pasó de acusado a acusador, conocido como el Juicio del Moncada.
 

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