AUTOFAGIA es el título de la más reciente exposición personal del artista de la plástica Osvaldo González (Camagüey, 1982), montada hasta el próximo 17 de junio en la galería Servando, sita en la céntrica esquina de 23 y 10 en El Vedado capitalino.

La muestra, integrada por 8 óleos sobre lienzo, no es solo la oportunidad de compartir el resultado de su más reciente etapa creativa, sino también la de adentrarnos a la “otra realidad” construida por el artista. Nuevos espacios resultantes de la metabolización de los cotidianos del pintor, su taller y los de sus amigos, en un evidente ejercicio reflexivo de la pintura misma, en las dimensiones más personales y universales.

La impronta de la primera pieza, aunque luego descubrimos que no es solo de ella, está marcada por un halo de fusión -para usar un término de moda-, de un abstraccionismo donde cohabitan lo geométrico, más calculado, con los gestos más expresionistas. Pero esto no impide que traspasemos hasta el local apacible-casa, taller o galería -donde se muestran o se insinúan nuevas obras-puertas hacia otras realidades de “donde regresa la mirada.”

Y seguimos así, de fragmento a fragmento, toma a toma, entrando y saliendo de local en local, propuestos por Osvaldo, y descubriendo que hay también como una especie de autofagia de esos espacios, rompiendo -o superando- la representación de la realidad, los estancos clasificatorios y las determinaciones de materia prima y producto, boceto y obra de arte, ícono y símbolo, tradición y experimentación, acierto y error, personal o compartido. 

Las obras en su conjunto, son una muestra en sí mismas del dominio técnico del artista graduado del ISA en el 2006 y su obsesión por la pintura y el diseño. Las piezas son agradables por su lograda composición y el equilibrio cromático y tonal -a pesar de predominar una paleta alrededor del gris y el ocre-, que no hace más que acentuar la efectividad intertextual de su iconografía.

 AUTOFAGIA es también título de este nuevo capítulo de consolidación artística de Osvaldo González, en el que al decir de Daleysi Mora “alimentándose de las vísceras de su obra pasada”, intenta ponerle orden o coordenadas, al caos que es la realidad misma y la realidad pictórica contemporánea, para mutar y re-habitar en nuevas piezas.