Un día como hoy del año 1966 del pasado siglo, el cineasta cubano Julio García Espinosa culminaba el rodaje de su película más popular: Aventuras de Juan Quinquín, basada en la novela Juan Quinquín en Pueblo Mocho, de la autoría de su coterráneo, el multifacético escritor Samuel Feijóo (1914-1992).
Esta novela tuvo su primera edición en el año 1963; a diferencia de la mayoría de la producción narrativa de la época que situó la lucha insurreccional en las ciudades cubanas, Feijóo, gran conocedor del alma campesina, ubicó su historia en el campo.
De esta suerte, tanto la novela como la película de García Espinosa se apoyan en la idiosincrasia de los guajiros cubanos, y muestran un retrato, que no caricatura, de sus costumbres, creencias, fantasías, tabúes, fiestas, maneras de hablar, utilización del refranero popular, entre otros aspectos, pero también de sus desgracias: desalojos, tiempos muertos, despotismos de la guardia rural y los latifundistas, entre otras adversidades comunes en el período anterior a enero de 1959.
Julito Martínez, protagonista del filme
Julio García Espinosa (La Habana, 1926-2016), descubrió la mencionada novela publicada en 1962, plena de humor y picardía criolla, y a propósito le comentó al investigador y escritor cubano Víctor Fowler en una entrevista para el libro Conversaciones con un cineasta incómodo (1997):
«Leí la novela de Feijóo, me gustó mucho y decidí hacer una adaptación convencido de que Juan Quinquín significaba para mí la posibilidad de hacer al fin una película —era mi tercer filme— en la forma que a mí me interesa expresarme cinematográficamente. Tomé ese personaje que era el de más dimensión épica en esos momentos, y decidí a este personaje mayor situarlo en un género menor, y no hacer de su vida una epopeya como lo que se supone se les reserva a los grandes héroes.
De manera que mi personaje es un pícaro pero no es un pícaro; es un héroe pero no es un héroe, y la película es de aventuras, pero no es de aventuras. No sé por qué, siempre he tenido un acercamiento mayor a los fracasados que a los triunfadores».
Los actores Julito Martínez y Edwin Fernández, este último en una versión criolla de Sancho Panza
Es así que el héroe en cuestión colecciona fracasos en vez de victorias y se arriesga a ser desde monaguillo hasta guerrillero, pasando por peleador de gallos, torero y cirquero, apostando siempre en contra de su desdicha con más imprudencia que valentía, pero eso sí, con mucho ingenio, gracia, honradez y hombría..
El largometraje de ficción, tiene una duración de 110 minutos, tiempo que en su mayoría el público está riendo a mandíbula batiente con las desventuras de este supuesto héroe cubano, inconforme y justiciero que lucha por su subsistencia, por su amor, y descubre en la guerrilla revolucionaria un camino a la libertad, uno de sus afanes, en medio de todas sus vicisitudes.
Con guion y dirección de Julio García Espinosa, la cinta contó con la producción de Humberto Hernández, la fotografía de Jorge Haydú, que regala planos impresionantes del Escambray, la edición de Carlos Menéndez y la siempre enaltecedora música original del maestro Leo Brouwer.
Los actores Enrique Santiesteban y Julito Martínez
Sobre el elenco que escogió García Espinosa hay mucho que decir, porque definitivamente apostó a ganar; Juan es Julito Martínez, uno de los actores más simpático, bello, y popular de su época, secundado por Edwin Fernández, en una versión criolla de Sancho Panza; los primerísimos actores Enrique Santisteban y Agustín Campos, y la Teresa dulce y decorosa de Adelaida Raymat.
Desde el principio de la cinta, el espectador de la época se encontró con una narración no lineal y con recursos inusitados: los créditos del reconocido diseñador Antonio Fernández Reboiro, luego materiales de archivo, fragmentos de comics, globitos con elpensamiento de los personajes, Juan hablando con el público, letreros a modo del cine silente que explica algunas de las situaciones dramáticas, y hasta un narrador,toda una suerte de rupturas con lo convencional cinematográfico matizado con un lenguaje satírico y burlesco.
Una de las escenas del filme que hoy cumple 55 años y que se convirtió en un mito
El filme también le roba al cine de cowboys, de aventuras, de guerra, de comedia, a la novela picaresca, la sátira y el bufo, hasta a los melodramas, y se burla; con todo esto García Espinosa experimenta drásticamente, y crea un espectáculo realmente entretenido que garantizó que Juan Quinquín, como todo el mundo le decía, fuera la película más taquillera del cine cubano hasta ese momento, asistieron a las salas de cine más de 3 millones y medio de personas a disfrutar de esta película cubana diferente.
Cineasta cubano Julio García Espinosa
Julio García Espinosa es uno de los principales pensadores del cine en Cuba; sus textos y ensayos así lo demuestran al paso de los años; el más referenciado «Por un cine imperfecto», ofrece su concepción del nuevo cine y una reflexión que toma como punto de partida y experiencia Aventuras de Juan Quinquín.
En el año 1967 fue declarado como uno de los filmes más significativos del año por la Selección Anual de la Crítica; en 1968 recibió Mención de Honor, en el Encuentro de Cine Iberoamericano de Barcelona. Al año siguiente conquistó el Premio Apsara de Oro a la mejor dirección, en el Festival Internacional de Cine de Camboya), y en 1976 mereció un Certificado al Mérito, en el Festival Internacional de Cine de Georgetown, en Guyana.
Otra de las escenas del premiado filme
La película recibió una gran aprobación por parte del público y opiniones críticas controversiales, pero se convirtió en un mito, que todavía hoy a más de 55 años de su estreno el 12 de febrero de 1968, en las salas Astral, Acapulco, Lido y Santa Catalina, mantiene su extraordinaria cubanía y su bendita capacidad de hacer reír.
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