“Bailar ha sido mi vida”, confesó a Cubarte la maestra María Elena Llorente, quien ostenta la Distinción por la Cultura Nacional, tras recibir la noticia de que había sido seleccionada como Premio Nacional de Danza 2015.
A simple vista parece una mujer frágil. Una gacela dispuesta a levantar el vuelo y cruzar el horizonte en busca de lo desconocido. Pero cuando se conoce la historia de esta gran mujer, bailarina y maître por muchos años del Ballet Nacional de Cuba (BNC), a quien se le ve hoy revolotear por los pasillos de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, uno descubre, a pesar de su menuda figura, que posee una fuerza y vitalidad gigantes. Y que es capaz de conjugar dulzura con disciplina, pasión con deber, amor con fidelidad.
Conversar con esta gran pedagoga es todo un reto para mí. Firme y serena, prefiere, como ha dicho siempre, hablar con el cuerpo.
¿Esperaba este premio? ¿Qué significa para usted? ¿Con qué otro premio de los que ha recibido lo compararía?
Confieso que no esperaba en este momento el Premio Nacional de la Danza. No lo tenía presente. Fue una verdadera sorpresa y un honor tenerlo. Yo agradezco todas las distinciones que he recibido, atesoro especialmente la Orden Félix Varela de primer grado que me otorgó el Consejo de Estado.
¿Cómo llegó al Ballet Nacional de Cuba? ¿Siempre quiso ser bailarina o se interesó también por otros géneros?
Bailar ha sido mi vida. Empecé a los cuatro años a tomar clases dos veces por semana en ProArte Musical como un complemento formativo. Ya después que paso a la Academia de Ballet Alicia Alonso lo tomo en serio, eso era lo que yo quería. De ahí entro directamente al cuerpo de baile del BNC, siendo adolescente, y ya han pasado 53 años de trabajo interrumpido. La vida entera.
Siempre he tenido el apoyo de mi familia, ha sido un verdadero sostén en esta carrera de tanta dedicación y sacrificio.
¿En su carrera dentro del BNC qué personaje fue el que más la sedujo, qué ballet ha sido el más importante, cuál quiso bailar y no bailó?
Yo he tenido la posibilidad de bailar todos los roles del repertorio romántico-clásico y obras neoclásicas del repertorio internacional. Todos los trabajé y bailé con la máxima entrega. Es difícil mencionar uno preferido. Algunos fueron un reto para mí, pero siempre los disfruté. Tan importante como bailar esos roles ha sido poder trabajar en muchas obras contemporáneas con los mejores coreógrafos cubanos y algunos extranjeros. Esas experiencias con obras de nueva creación me ayudaron mucho a bailar mejor el repertorio tradicional.
¿De sus parejas profesionales, con quién se comunicó mejor? ¿Extraña bailar? ¿Quién fue su ejemplo a seguir dentro del mundo del ballet?
Tuve varios compañeros de baile estables y otros esporádicos durante mi larga carrera. Con todos me pude comunicar muy bien y tuve las mejores relaciones, solo con esas condiciones se puede hacer arte de pareja.
Nunca sentí la necesidad de trabajar con otra compañía. Trabajé como artista invitada una temporada con el Alvin Ailey Dance Theatre de Nueva York e intervine en algunas galas internacionales. También como maître y reponedora he trabajado en varias compañías internacionales. Con el BNC, como bailarina, he recorrido el mundo entero, 56 países.
Desde luego que el ejemplo a seguir en mi baile y carrera fue y sigue siendo Alicia Alonso. Además de tenerla cerca todos estos años y poder trabajar junto a ella, tuve la suerte de que me montara varios personajes, modelándolos a mi personalidad. Eran los mismos pasos de la coreografía, pero los detalles eran trabajados en mí. Una experiencia única.
¿Ser protagonista de la historia del BNC y de la Escuela Cubana de Ballet que ha representado en su vida?
Trabajar como maître de ballet en el BNC es la continuación lógica de la carrera como bailarina. Ahora me toca dar paso a los demás, a los que tienen hoy que llevar adelante la Escuela Cubana de Ballet, todo lo que uno ha acumulado, el conocimiento y experiencia en esta carrera que es básicamente de tradición y continuidad. Es un deber hacer que las características que nos hacen únicos en el mundo del ballet, se mantengan. No creo que haya mayor orgullo para un artista cubano de ballet que pertenecer a esa Escuela y a esta compañía.
¿Qué es para usted Cuba?
Cuba para mí es mi patria, tan sencillo como eso. Por eso siempre digo que hay que ser y estar; es decir, hay que ser buen artista pero también hay que estar en el lugar donde tu arte es más necesario.
El próximo miércoles 29 de abril a las 5:00 p.m. en el Teatro Mella, sito en calle Línea entre A y B, El Vedado, coincidiendo con el Día Internacional de la Danza, María Elena Llorente, recibirá el Premio Nacional de Danza 2015.
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