¡Batería número 1! Apunten…


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Bien podría darse la voz de… ¡Fuego! Pues ya se encuentra en proyecto la revitalización de la Batería no. 1, original y exclusivo exponente del tercer sistema defensivo de San Cristóbal de La Habana y única de su tipo en el Caribe, la cual es a la vez, el último sistema de fortificaciones construido por España en América.

Resulta oportuno destacar que este proyecto constituye un nuevo acto en el accionar tradicional de Cuba por revelar el valor de la historia, de la cultura, su patrimonio y sus interconexiones, por lo que se espera poder disfrutar, más temprano que tarde, del esplendor de una época y un lugar que fue parte a la defensa de La Habana a finales del siglo XIX contra los ataques de piratas, corsarios, y otras potencias extranjeras, ávidas de las riquezas de este archipiélago.

Hoy, varias organizaciones e instituciones se integran para llevar a cabo este atractivo objetivo educativo-recreativo que dirige su horizonte hacia el llamado museo de sitio[i] y que algunos también lo enmarcarían dentro de la categoría de ecomuseoi.

Con ello, se contribuirá a revelar parte importante de la historia de Cuba, para aprender y entretenerse sanamente y beber de la experiencia que emana de esa época.

En su conjunto, La Habana Vieja y el Sistema de Fortificaciones Coloniales de La Habana fue declarado Monumento Nacional por la Comisión Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura en 1978 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982.

Plano de la batería No. 1. Imagen: Tomada de Cubadebate

Para diversos estudiosos de la historia este sistema tuvo tres etapas:

La primera, de 1589 a 1762, en la cual se destacan las icónicas construcciones de los Castillos de Los Tres Reyes Magos del Morro y San Salvador de La Punta protegiendo la boca de la bahía de La Habana, y el de La Real Fuerza más al interior de la misma, además de las Murallas de La Habana como protección de la ciudad de intramuros.

En la segunda: de 1763 a 1895, resaltan la impresionante Fortaleza San Carlos de la Cabaña y sus amplios y diversos fosos, y algo más al suroeste los Castillos de Atarés y el del Príncipe, así como la Batería de Santa Clara sobre una terraza marina emergida frente a la línea de costa, en los terrenos que hoy ocupa el Hotel Nacional.

Durante el tercer período, comprendido de 1895 a 1898, fue significativa la construcción de un nuevo tipo de sistema defensivo, que consistía en construcciones bajas, semisoterradas, atrincheramientos y la incorporación de series de baterías de costa. Ello estuvo dado porque se había comprobado que los anteriores sistemas de fortificaciones abaluartadas eran ya ineficaces ante la aparición del cañón de ánima rayada con proyectiles de alta potencia, mayor alcance, precisión, penetración y poder destructivo.

Dado estas circunstancias se hizo necesario reducir el perfil de las obras de defensa y desarrollar construcción de cubiertas planas macizas con hormigón armado. Es oportuno señalar como un significativo elemento histórico el uso, por primera vez en Cuba, del cemento Portland.

Imagen aérea de los terrenos militares Morro-Cabaña, previa a la década de 1950 (Archivo Nacional de Cuba). Se aprecian las baterías de costa No. 1 y 2. Foto: Tomada de Cubadebate

Algunos antecedentes históricos

Consecuente con la función educativa de la institución que se proyecta crear, en su diseño y contenido deberán ser considerados, con un enfoque histórico holístico, los principales antecedentes que condujeron a los acontecimientos de finales del siglo XIX.

No deberá dejar de mencionarse las primeras luchas en el siglo XVI, allá, en la Ciudad Primada, cuando Hatuey y un grupo de pioneros internacionalistas del Caribe junto a aborígenes cubanos batallaron contra la invasión española, así como el arrojo de Guamá, en la primera y larga lucha de diez años por la independencia de Cuba. El propio proceso de la formación de la nacionalidad y de la cubanía, cuya génesis se encuentra en Baracoa, también deberá ser considerado.

Otra de las circunstancias importante a tomar en cuenta es a partir de la segunda mitad del siglo XVI, con el establecimiento y desarrollo del Sistema de Flotas de Indias por la Corona española.

Esta condición hizo que La Habana se convertía en el puerto-escala más importante de la región y que en el siglo XVIII Cuba fuese la nación con el más completo astillero del Nuevo Mundo. Esas riquezas y condiciones llamaron la atención de algunas naciones.

Y, como “espina dorsal” de ese contexto, está la lucha que llevaron los cubanos contra el colonialismo español, y que, hacía finales del siglo XIX ya venía alcanzando un exitoso punto culminante.

Estos resultados de los mambises también llamaron la atención, pero en un sentido distinto, era un llamado de alerta, de peligro a los voraces intereses del crecimiento económico de las antiguas Trece Colonias e impulsaron, aún más, al ya ambicioso vecino del Norte, a evitar que los cubanos alcanzaran su victoria en solitario contra el colonialismo.

Entonces, la intervención norteamericana era una necesidad apremiante para sus intereses económico-expansionistas. Era imperioso sustituir la dominación española, pero no por la libertad de los cubanos, sino por otra dominación, más moderna y peligrosa, la del emergente capital del Tío Sam.

La lucha de los cubanos había venido debilitando el poder del sistema colonial en Cuba, lo cual se sumaba a la crisis general del sistema económico español y sus desventajas tecnológicas y estructurales en relación con otras naciones, y a las emergentes tanto en Europa como en América. En este escenario se exacerbaron las apetencias oportunistas de aquellos que tampoco les convenía la victoria de las fuerzas mambisas cubanas.

En ese teatro de operaciones se presentaban tres actores: dos potencias en contradicción entre sí, abocadas a una guerra entre ellas por la posesión de una fruta y, el tercer actor, la fruta, rebelde y levantada en armas por su libertad.

Había un problema evidente, y aquello, por una parte, obligaba a España a preparase militarmente y con urgencia para enfrentar la avizorada guerra y por la otra a que los Estados Unidos de América hicieran ingentes esfuerzos políticos para lograr la aprobación de una intervención militar en Cuba y la declaración de Guerra a España.

Años antes, hacia finales de la década de los 80 del siglo XIX, el gobierno español en la Isla había detectado debilidades en la defensa de La Habana, por lo que se imponían acciones que llevasen a Cuba a mejorar las condiciones de combatir la piratería y el corso, más la peligrosa voracidad de otras naciones por la “Llave del Golfo”.

A finales de los 90, esta situación se agudizó. Para algunos estudiosos los españoles tenían información de la posibilidad de un ataque de la flota norteamericana, por lo que se imponía, sin dilación, la construcción de baterías modernas y un frente atrincherado a barlovento de La Cabaña, necesidad que ya había sido reflejada por la prensa del ejército español anteriormente.

La construcción del campo atrincherado de La Cabaña, como sistema de fortificaciones de avanzada, constituyó la expresión más evolucionada de la política de acondicionamiento del teatro de operaciones militares aplicada por el ejército español en Cuba en 1898.

Es que, el fenotipo expansionista norteamericano ya les venía desde los mismísimos genes adquiridos cuando su nacimiento en las luchas entre el Norte y el Sur. En este punto es útil recordar que el 15 de febrero de 1898 explotaba el acorazado norteamericano Maine, que había llegado en misión de “buena voluntad”. Accidente o premeditación (que nunca sería de los cubanos) fue un hecho manipulado, como siempre, para justificar una intervención militar norteamericana en Cuba.

Y como era de esperar, en aquellas circunstancias, el 25 de abril de 1898, se declara la guerra entre los Estados Unidos de Norteamérica y España, para impedir además el triunfo de los mambises sobre la Metrópoli y con ello una verdadera independencia cubana. Se desarrollaría entonces lo que se llamó Guerra Hispano-Cubana-Norteamericana.

De esta forma, se producía un bloqueo naval a La Habana, el que no se caracterizó por acciones relevantes. Se narra que los días 6 y 7 de mayo los cañones de la batería no. 1 realizaron fuego combativo contra barcos de la armada estadounidense que se habían acercado temerariamente a la costa.

El primer intento de cerrar el cerco a la ciudad, la escuadra norteamericana lo hizo del este al oeste. Por eso, el primer intercambio artillero partió desde la batería No. 1. El segundo intercambio artillero, que sí tuvo algún efecto, se realizó desde la batería No. 2, con los poderosos Krupp de mayor alcance.

Días después, en el mes de junio, un nuevo intento de los navíos norteamericanos, esta vez más al oeste provocó la andanada de fuego desde los cañones de la Batería de Santa Clara.

Era un claro mensaje del poder de fuego lo que pudo disuadir cualquier plan de invasión marítima de los Estados Unidos de Norteamérica por La Habana. La que sí se realizó por el oriente de la Isla, en otro ámbito geográfico, allá en Santiago de Cuba, la segunda ciudad en importancia del país las defensas militares no tenían igual desarrollo que en la Capital.

El resultado de la guerra fue la rendición de España y las conversaciones entre potencia sin que participara la parte insurrecta cubana y la sustitución de un colonialismo por otro.

Con la intervención norteamericana no hubo la introducción de un tercer elemento en la guerra hispano-cubana, sino que aquella fue sustituida por otra guerra, la de rapiña entre dos potencias, una agonizante y la otra en ascenso. Una, que no había alcanzado las anteriores reparticiones del mundo, y veía con ambición los territorios del Caribe y Filipinas y por ello se desesperaba por “llegar” a las riquezas de Cuba; y la otra, por “quedarse” para mantener esas riquezas, pero en ningún caso se tomaba en cuenta ni la lucha ni los reclamos del pueblo cubano. Las luchas por ser nación independiente no contaban y no contaron entonces.

Se desconocía en consecuencia, la heroica y decisiva lucha del pueblo cubano.

¡Ello es una enorme lección de la historia!

Labores de limpieza en la batería No. 1, en abril de 2021. Foto: Tomada de Cubadebate

La Batería No 1: principales características

En el arte militar se le denomina batería al conjunto de piezas dispuestas para operar conjuntamente. El número de piezas y su calibre, en general alto, oscila según el tipo de artillería. De acuerdo a la posición que ocupan las piezas en el frente de batalla se les llama de costa, de campaña o antiaérea, entre otras clasificaciones.

En el Frente Marítimo de La Habana existieron cinco baterías principales. Dos a barlovento[ii] del cerro donde está enclavada la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña. La Batería no. 1, entre el reparto Camilo Cienfuegos (hoy Monumento Nacional) y la llamada Playa del Chivo y en el lado oeste de esta, la Batería no. 2o Batería del Barco Perdido cuya tecnología no estaba a la altura de la anterior. Esta última tenía a su izquierda un pequeño grupo de baterías auxiliares. Todas ellas, junto a las piezas del Campo Fortificado de La Cabaña, defendían el sector Noreste de la ciudad. Las restantes tres baterías principales estuvieron ubicadas a sotavento[iii] de La Cabaña.

De todas ellas solo se conserva la Batería 1, el resto fueron demolidas por diversas causas; la no. 2 porla construcción de la avenida Monumental y,las baterías 3, 4 y 5 por la construcción de otra Avenida, la del Golfo, la del famoso Malecón habanero.

El parque Colón primero y Antonio Maceo después, y el Hotel Nacional se realizaron sobre los antiguos terrenos de las ya existentes Baterías de La Reina y de Santa Clara, respectivamente.

La Batería no. 1 puede verse como una parte del sistema defensivo habanero: es decir, como un elemento del conjunto total de Fortificaciones de La Habana, que es declarado, junto a la vieja Habana, Monumento Nacional y Patrimonio de la Humanidad, o puede estudiarse como parte del subconjunto que fue del Frente Marítimo de defensa de La Habana, que en un primer tramo abarcó desde Cojímar hasta la Chorrera (desembocadura del río Almendares) y después se extendió hasta la playa de Marianao en 1898.

Esta Batería, de carácter permanente, presenta un diseño semisoterrado y estuvo construida bajo las más modernas técnicas de ingeniería militar de la época. Fue una de las más brillantes instalaciones de artillería del período colonial. En ella se usó el emplazamiento cubierto, fosos, nichos, trincheras y la utilización de piezas de gran eficacia. Por su frente, macizos de tierra con espesores de 10 a 12 m para contrarrestar los efectos de la artillería.

La artillería de la Batería no. 1, estaba compuesta por 4 Cañones Díaz - Ordóñez, con calibre de 150 mm y 2 Cañones Nordenfelt con calibre de 57 mm. Los cuatro Ordóñez aún se conservan en su sitio de antaño, sobre sus cureñas de entonces.

Su mirada siempre a la mar, la contemplación del azul de esas aguas, así como su presencia a la sombra de emblemáticas fortificaciones cercanas, como la del Morro y La Cabaña, más su cercanía al centro de la ciudad, le confieren a este espacio un ambiente particular y las características ideales para crear y recrear una nueva institución educativa, el museo, para el aprendizaje entretenido, enamorando a la comunidad nacional o foránea con la cubanía y la identidad.

De la historia de este sitio también debe ser recordado haber sido sede del Museo Municipal de la Habana del Este (1985-1989), bajo el apoyo del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural y de su presidenta la Dra. Marta Arjona, verdadera madre gestora de todo el masivo sistema patrimonial revolucionario cubano, que organizó la creación de los museos para el pueblo a lo largo y ancho del país. 

Las construcciones de las baterías de barlovento hoy se encuentran casi ocultas, “camufladas” por el crecimiento de una rala vegetación silvestre, que solo muestran a intervalos la franja superior de sus muros y paredes y algún que otro elemento aislado cuando se avanza por la avenida Monumental, la cual corre, al igual que las baterías, paralela a la costa.

La carretera Monumental es de ocho vías en este tramo inicial, para después circunvalar a La Habana, conectándose con otras arterias viales que posibilitan la trayectoria hacia las Playas del Este y otros pueblos y ciudades hacia el oriente del país como Matanzas, la llamada Atenas de Cuba, en un agradable recorrido “con vista al mar” por la costa norte a escasos metros del salado líquido.

La señalada cobertura vegetal inadecuada será removida para beneplácito de todos y quedará al descubierto no solo la construcción física, y parte del armamento de finales del siglo XIX, sino su dimensión histórica como parte de la cultura citadina y nacional de una época de piratas y corsarios, coloniaje y desgraciadamente célebre intervención militar norteamericana. 

Entonces ¡Enhorabuena!, a realzar la historia que muestra y demuestra.

Y en todo acto cultural, como siempre, el respeto al patrimonio por encima del mercachifleo, pues mientras se mantenga sana la raíz, el árbol crecerá.

Principales Fuentes:

  • Entrevista a José R. Martínez Guerra y Evelinkaya Calderín;especialistas y colaboradores del Museo Municipal de La Habana del Este.
  • Álvarez J., Martínez, J., Álvarez, A., Santana, M y Calderín, M.(s.f.), La Batería no. 1 (1897). Frente Marítimo de la Zona de Barlovento.
  • Cubadebate (2021). Proyectan nuevo museo de sitio en La Habana: La batería No. 1, testimonio único de un sistema que hizo historia.22 septiembre, 2021por Cubadebate
  • Riva, M. (2014). Batería de costa No. 1. Sistema de fortificaciones españolas https://manchiviri.blogspot.com/2014/10/bateria-de-costa-no-1.html
  • Suarez, J., Francés L., y Pavia M. (s.f.). Fortificaciones de La Habana colonial: el campo atrincherado de la Cabaña, 1898. Gabinete de Arqueología.
  • EcuRed
  • Wikipedia
 

[i]Museo de sitio: Museoconcebido y organizado para proteger un patrimonio natural y cultural, mueble e inmueble, conservado en el lugar donde este patrimonio ha sido creado o descubierto

Ecomuseo: Según Natural History Committee del ICOMel ecomuseo es una institución que gestiona, estudia y valora -con finalidades científicas, educativas y, en general, culturales- el patrimonio general de una comunidad específica, incluido el ambiente natural y cultural del medio.

[ii]Barlovento: Parte de donde viene el viento.

[iii] Sotavento: Parte opuesta a barlovento


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