Hace algunos años llevé a una amiga poeta mexicana, que por primera vez visitaba nuestra ciudad, a un recorrido por la Vieja Habana. Salió profundamente impresionada de la labor de restauración que allí se venía realizando.
Quiso visitar la Plaza de la Catedral. Estábamos paradas en la calle San Ignacio, uno de los viales más importantes que atesora la Habana colonial.
¿Quién me iba a decir en aquel momento, que una querida niña, que vi nacer, destacada estudiante en aquellos momentos de la Escuela de Letras de la Universidad de La Habana, laboraba afanosamente en su trabajo diploma, nada más y nada menos que en una investigación sobre la calle San Ignacio?
Patricia Andino Díaz, aquella jovencita, que se preparaba para graduarse de Licenciada en Historia del Arte y con Título de Oro, es hoy una valiosa Especialista en Gestión Documental e Investigaciones Históricas en la Empresa RESTAURA de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana .
Esta estudiosa de nuestros valores patrimoniales, acaba de presentar a la luz pública, su libro Calle San Ignacio entre pasado y presente, de Ediciones Boloña, el cual, constituye un poderoso manual de descubrimientos sobre esa vía, orgullo de nuestra capital y de la nación.
El libro es hermoso, ilustrado con fotos estupendas tomadas por la propia autora. Un texto de la mejor calidad, como esos, a que nos tiene acostumbrada esta emblemática Casa Editorial.
Esta investigación, muy bien contada, comienza después de unas palabras introductorias, con unos apuntes históricos a manera de antecedentes de la fundación de La Habana colonial, con los correspondientes análisis de sus peculiaridades urbanísticas, como es el caso de la estrechez notable de las calles habaneras, que tanto llamaron la atención de la escritora sueca Fredrika Bremen y que admiró y defendió Alejo Carpentier en La ciudad de las columnas.
De lleno, el libro introduce, el devenir histórico de la Calle San Ignacio, desde el siglo XVI al XXI.
La calle en referencia, ofrece una esencia cultural muy significativa, pues San Ignacio, fue la que sirvió de escenario a la novela Cecilia Valdés o la Loma del Ángel, de Cirilo Villaverde, una de nuestras más emblemáticas obras de la Literatura Cubana de todos los tiempos.
Para la joven creadora y tenaz investigadora, el rescate y recuperación de tradiciones y manifestaciones culturales, es una labor que va aparejada con la continuidad del carácter residencial de San Ignacio, pues indiscutiblemente depende de la población como perpetuadora y generadora de la memoria social y cultural.
En el trazado de esta arteria, se destaca, que San Ignacio comunica La Plaza de la Catedral con la Plaza Vieja y la Alameda de Paula, y es por ello, que muchos de sus inmuebles restaurados, se llenan de vida al convertirse hoy, en Centros Culturales de importancia nacional e internacional.
Valgan algunos ejemplos: El Palacio del Conde de San Fernando de Peñalver, en la Plaza de la Catedral, es hoy el Centro Contemporáneo Wifredo Lam. En la Plaza Vieja, por San Ignacio, está ahora el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, antes Casa de las Hermanas Cárdenas y en la Alameda de Paula, algo que se señala en el libro como un magnífico exponente de la arquitectura comercial cubana, el Centro Cultural Antiguos Almacenes de San José, al oeste de la bahía.
Señala Patricia, que San Ignacio, y así lo expresa “es una evidencia palpitante de la verdadera Habana, su gente, su ruido su intensidad” y eso es algo que hay que conservar como distintivo de nuestra identidad nacional.
En la manzana que San Ignacio completa con Obispo, Mercaderes y O´Reilly, está el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, en el cual, la destacada autora de este magnífico estudio, cursa actualmente una Maestría en Gestión y Preservación del Patrimonio Cultural.
Muy interesante, resulta el acápite que se dedica a la visión de la calle desde las artes plásticas, en el cual, se ofrecen valiosas informaciones sobre la evolución, que a lo largo de los años, experimentó esta arteria de la antigua ciudad.
Se enriquece el libro con una Valoración del Patrimonio inmueble de San Ignacio y una serie de investigaciones en determinados sitios habitacionales.
Unas Consideraciones Finales, señalan con énfasis, que se trabaja con verdadero esfuerzo para que La Habana Vieja mantenga las características, urbanas, históricas, arquitectónicas y culturales, que la tornaron eje cardinal de la vida de la ciudad. Muchos esfuerzos se han venido realizando para lograr estos objetivos y ejemplos fehacientes se encuentran en determinados trabajos de restauración, realizados en la Plaza Vieja en los años 80 del pasado siglo.
La investigadora no deja de recomendar y sito: “Para la salvaguarda del gran fondo edilicio de San Ignacio, es también imprescindible implicar de antemano a la población residente, crear proyectos con los que se sientan representados, incorporarlos en el desarrollo de cada solución y comprometerlos en la divulgación de los valores de este eje en particular, y de La Habana Vieja en general”.
Cuando se realice la revitalización total de la Calle de San Ignacio, expresa la autora, será una vía descollante, capaz de su desempeño doméstico, sin obviar otras funciones, principalmente las que están encaminadas a la superación cultural de la zona.
Unos Anexos muy detallados y una amplia Bibliografía, completan el libro.
Esta joven investigadora cubana, es un símbolo de la juventud pujante de hoy.
A veces, la vemos realizando recorridos temáticos en “Rutas y Andares”, tan apreciados por cubanos y extranjeros.
Desde el 2009, es guionista del programa televisivo Andar La Habana e investiga escribe y conduce la Sección “Por esas calles”, para el programa radial “Habáname”, de Habana Radio.
Heredera de todo un mundo de conocimientos acumulados por prestigiosos profesionales de nuestro Patrimonio Nacional, es sin dudas, una garantía de futuro luminoso para esta tierra que ha sabido y sabrá siempre, preservar su historia y su cultura.
Calle San Ignacio entre pasado y presente, de Patricia Andino Díaz, un buen texto de valor documental y humano, que todos debemos admirar y agradecer.
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