Hoy cumple 95 años Carilda Oliver Labra, una de las poetisas cubanas más conocidas y queridas por lectores de diversas edades y ambientes sociales.
Esta escritora, convertida en leyenda en viva, no solo en Cuba sino también en Hispanoamérica, ha sabido agenciarse la simpatía incluso de los no lectores porque esta mujer es encantadora, en el sentido más amplio del término.
La matancera ilustre conjuga en su personalidad la sensibilidad de la escritora con la picardía criolla; la sabiduría de una mujer de gran madurez, con la a veces inocente capacidad de sorpresa ante el amor, y además una fama de eterna enamorada que refuerza el mensaje de sus rotundos versos.
Esta confesa amante de la libertad, es doctora en Derecho Civil; graduóse en 1945 en la Universidad de La Habana y ejerció esta carrera además del magisterio en su ciudad natal.
Me desordeno amor, me desordeno es de los pocos versos de autores nacionales—otro caso indiscutible y reiterado es Martí—que han pasado a formar parte del habla cotidiana de los cubanos y eso dice mucho de hasta dónde la poetisa ha calado en el alma y las actitudes de sus compatriotas.
La Premio Nacional de Literatura 1998—fue nominada durante cerca de ocho ediciones hasta lograrlo— posee una larga historia de trabajo y consagración a la literatura, caracterizada por la franqueza, el talento, la valentía, el optimismo y la esperanza.
Esta trayectoria comienza en 1943 con la publicación de su primer volumen Preludio Lírico, una selección de poemas escritos entre 1939 y 1942, y en 1949 ve la luz su trascendental Al sur de mi garganta, con el que ganó adeptos y detractores por la revolución que significó en lo formal y en lo temático pero recibe por este título el Premio Nacional de Poesía, otorgado por el Ministerio de Educación.
En 1950 Carilda es declarada justamente Hija Eminente de la Atenas de Cuba y ya en 1952 aparece en la antología Cincuenta años de poesía cubana, preparada por Cintio Vitier, con lo cual comienza a ser reconocida muy seriamente su producción poética.
A partir de este momento nunca más dejó de amar y de escribir el amor: con erotismo desprejuiciado y genuino en el que a veces, a pesar de la osadía, se deja entrever un rayo de rubor adolescente.
Pero Carilda no es solo la poeta del amor carnal; una mujer así tiene amores más grandes: a su Patria, a su gente y por eso sale a compartir sus saberes con los más pobres y necesitados y participa como tantos jóvenes cubanos en la Campaña de Alfabetización, la gran epopeya cultural que libró el pueblo cubano en 1961.
Tampoco su obra ha motivado solo a los cubanos.
Documentales y discos inspirados en su vida y obra han sido realizados en otros países, entre los que saltan a la vista la serie televisiva Mujeres ilustres de América (Madrid,1980), en la que se le dedica un capítulo protagonizado por Carmen Sevilla y una serie de televisión peruana en la década del 80 que aborda su obra y es personificada por la actriz Janet Agreen.
Por estos años el afamado actor francés Ivés Montand graba en París un disco con poemas seleccionados de Al sur de mi garganta.
Ya en los 90 se musicaliza en Chile, por Edgar Riquelme y en Estados Unidos su soneto Me desordeno, amor, me desordeno, y es popularizado en esos países por Carmen Prieto e igualmente se editan los correspondientes discos compactos.
En Cuba en esos años se estrenan los documentales Un collar de maravillas, basado en su vida, realizado por la Televisión Cubana y dirigido por Daniel Diez y Carilda, desaparece el polvo, dirigido por el destacado actor Adolfo Llauradó.
Hay mucho que decir de Carilda, no porque cumpla hoy 95 años, hazaña que no muchos logran, sino porque en estos 95 años ha hecho mucho por los demás y por la cultura cubana, siempre con elegancia picaresca, sensualidad a prueba de años y una belleza de cuerpo y alma que no la abandonará nunca.
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