“Carmen. Cuba”, cautiva al público en China


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Fotos: Del autor

Carmen, la famosa novela del escritor francés Prosper Mérimée, escrita hacia 1847, fue tomada como inspiración para la ópera homónima de George Bizet, con libreto de Ludovic Halevy y Henri Meilhac, que se estrenó en 1875 en la Opera-Comique de París. En ese mismo siglo, la ópera Carmen comenzó a seducir al público, y a muchos creadores que, a lo largo de los años, la han adaptado a diferentes formatos: cine, danza, ballet, musical… Por ello, la protagonista que le da nombre resulta ya una mujer universal.

Eduardo Veitia, coreógrafo y director del Ballet Español de Cuba (BEC) realizó su primera versión de la obra en 1998, y la ha retomado en el tiempo, incluso compartiendo la escena con ópera y danza. Ahora, Carmen. Cuba se ha estrenado en la República Popular China, con un éxito total de público y prensa. No hay dudas, su nueva versión ha cautivado a todos los auditorios. Porque reúne en la obra muchos elementos que la hacen atractiva. La nacionalidad: esa mujer es cubana, lo que conlleva al espectador a pensar en la cadencia musical, el ritmo, la sensualidad y muchos otros atributos que salen a flote en esta región del Caribe. Y es ahí donde aparece la magia.

El BEC ante el monumental Teatro del Centro de Arte y Cultura de Yulin, en Guangxi.

Es una pieza sumamente original, desde el punto de vista coreográfico, pues se mueve en una cuerda de tradición, contemporaneidad y cubanía en el baile, que atrapa al espectador. Con mucha imaginación e inteligencia, el coreógrafo utiliza elementos danzarios que la distinguen de otras creaciones. Ahí está una parte del triunfo de Carmen, Cuba, al mezclar todo lo que en el tiempo Veitía ha aprendido de la danza contemporánea, el ballet clásico, el baile español, flamenco, sin olvidar lo cubano nuestro, implícito en cada bailarín.

Por solo citar, el instante del dúo de amor de Carmen y Don José, donde despliega un difícil arsenal técnico que eleva el clímax de la pieza, junto a la pasión implícita, ese toro que se transforma en destino, los toreros y algunas bailarinas que emergen, al final, cual murciélagos con alas de las mismas capas negras, que luego se convierten en piedras de un paisaje que presagia la tragedia, acentuando el drama. El comienzo y el punto final, son también puntos a favor. Uno presagia el destino, con la atmósfera semioscura, los bailarines preparándose, en sombras, y esas cartas en la pantalla que intuyen el desenlace, el otro, al final, subraya lo cubano.

Carmen (Kelly Álvarez), Don José (Ricardo Quintana) y Daniel Martínez como El Torero.

Al compás de la danza, la música llega en armonía extrema, pues toma la sutil partitura de Bizet como hilo conductor, y entremezcla, de manera oportuna y eficaz, versiones de la original, como por ejemplo Carmen Fantasie, de David Garret, música popular flamenca ―que refuerza la acción en algunos momentos cumbres―, y dibuja con tintes muy nuestros el paso a tres de Carmen, Don José y el Torero, en el que utiliza la versión flamenca de Chelo Pantoja, sobre el bolero tradicional “Dos gardenias”, de Isolina Carrillo. Instante en el que la protagonista Kelly Álvarez (Carmen), desafiante y seductora, sale al encuentro de Don José (Ricardo Quintana) y el Torero (Daniel Martínez), quien con su baile apasionado/sensual, atrae la atención de ambos, eligiendo al final, irse con este último. Excelentes, todos los protagonistas, incluyendo el Toro (Nayara Calderón).

 

Imágenes de alto vuelo

Pero hay mucho más que aporta al hechizo. Los diseños escenográficos de Támine González (video mappping) de un alto nivel estético, con imágenes muy bien logradas, utilizadas en cada momento, como la tela roja en la apertura que ondea al aire, con tintes del presagio fatal, el fuego que inunda la escena de la corrida junto a un desafiante toro, que deviene fuerza y alma, un entramado visual que resulta también protagonista, y en el epílogo (clase de flamenco con acentos cubanos) panea lugares emblemáticos de La Habana y hasta espléndidos campos de palmeras que refuerzan lo nuestro. Amén del vestuario, elegante y funcional, que firmado por el destacado artista y diseñador Oscar de la Portilla ―encandila las miradas por su creatividad―, que anima y viste, con todas sus galas, los movimientos de los bailarines, con texturas, colores de la luz de la Isla, añadiendo el sello de nuestra nacionalidad a esta Carmen.Cuba.

Todos esos elementos resaltan, al final, cuando las luces se encienden. Porque Carmen está viva, sigue su camino, es universal. Entonces el ritmo del flamenco se acerca a las percusiones de nuestro folclor. Es el éxtasis. El público estalla al unísono con palmadas que los acompañan hasta la nota final. Después, largas ovaciones y su forma de decirnos ¡Bravo!

 

Otros puertos: Shanghai y Guangxi

 

El Ballet Español de Cuba, dirigido por el maestro Eduardo Veitía, pasea por gran parte de China desde finales de octubre con un aura de éxitos. Es que en cada ciudad visitada, de las 12 contabilizadas hasta ahora, de 10 provincias y Shanghai, ha sido igual. El público de pie, batiendo palmas, bailando y ovacionando la singular obra, que toca nuestras raíces, cubana, española, africana y china. No hay dudas, más que amistad hay vasos comunicantes, de hermandad, que nos unen…

Y más allá de la escena, las muestras de cariño, de alegría al saber que somos de Cuba, se han hecho patentes en las diversas ciudades y provincias visitadas hasta ahora. Shanghai, esa gran urbe ―con poca historia, si se compara con otras ciudades milenarias de este país, como Xi’an, Nanjing o Beijing, pero que cuenta con la mayor variedad de estilos arquitectónicos de todo el país―, ha sido punto importante en la gira. En el ya conocido Teatro Daning, pues el BEC ha actuado en otras ocasiones, se bailó con pasión y el público reaccionó como todos los que han recibido a la compañía en cada lugar. Allí, el cónsul de Cuba en esa ciudad, Albert Pantón León estuvo en la función, y al final de la misma se reunió con el colectivo para felicitarlo y expresar que estaba muy contento de que el BEC estuviera aquí, regalando un pedazo de nuestra Cuba mediante el arte y la danza.

El cónsul de Cuba en Shanghai junto al BEC, en la escena del Teatro Daning al finalizar la función.

Después, la agrupación tomó dos aviones para viajar al sureste, a la región Autónoma de Guangxi, junto a Vietnam. Precisamente la ciudad de Yulin, resulta un nuevo puerto que pisa la compañía, pues nunca habíamos visitado esta zona.

La ciudad prefectura Yulin, hermosa y modernísima ciudad repleta de vegetación y edificios, cuyo nombre significa “el bosque de jade”, por su verdor, está emplazada en esta región de China, famosa por sus arrozales en terrazas de la Sierra del León, un lugar de muchas cuevas, reservas naturales y paisajes costeros.

Entre ellos se destacan los de la ciudad de Beihai, la próxima escala del BEC, un centro turístico muy conocido aquí, por ser además, una de las puertas de salida de la famosa Ruta de la Seda en el mar, hace más de dos mil años.

En Yulin, se hicieron dos funciones, y el público abarrotó el hermoso teatro del Centro Cultural de Arte, monumental como casi todos los visitados en este gran país. Y las ovaciones acompañaron las notas finales, al ritmo del flamenco, unido a nuestra percusión que desata los aplausos y muestras de afecto por la Isla del Caribe y su cultura. El ritmo irrumpió con fuerza en música y danza en la cotidianeidad de esta región, la más meridional del gigante asiático.

 

 

 


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