Casas, el escultor, cuando concluye su derrotero…


casas-el-escultor-cuando-concluye-su-derrotero
Ramón Casas “MONCHY”

Cuesta trabajo aceptar que un amigo y personalidad valiosa del medio artístico que nos congrega, ya no estará más físicamente entre nosotros. Resulta duro admitir que la parte destructiva de la existencia haya podido cerrar de modo triste y doloroso el itinerario vital y profesional de una persona noble y laboriosa que ha dejado su impronta en el panorama escultórico cubano. Es verdaderamente penoso saber que Ramón Casas (“MONCHY” para la gente cercana) ha fallecido, cuando el estado de madurez le hubiera posibilitado proyectarse aún desde su íntima poética tridimensional.

A Casas lo tuve dos veces como alumno. La primera, él casi adolescente, yo joven egresado de la enseñanza media de pintura, durante el tiempo que realicé mi postgraduado como profesor de la Escuela Provincial de Arte de Camagüey. Lo recuerdo perfectamente de entonces como el discípulo de estatura más alta y espigada, que mantenía una seriedad distintiva y se enrolaba con nosotros en cuanto proyecto echábamos a rodar, como en el Primer Simposio Nacional de Estudiantes de Escultura (1971), que tuvo lugar en la fábrica de cerámica industrial Azorín, desplegado con la guía gestora de los profesores de la especialidad Francisco Antigua, Gabriel Gutiérrez y Evelio Lecour. Después figuraría en unos de los grupos mixtos de la Escuela Nacional de Arte, a quienes impartí clases de Historia del Arte y Análisis de la obra artística. También “Monchy” se mantenía allí como el educando atento, equilibrado, amable, que se tomaba muy hondo el valor del aprendizaje.

Con los años pude mantener con él, e igualmente mi esposa Iliana García, una comunicación transparente de afectos y entendimiento, que aunque a veces tenía largos períodos de estar sin vernos, rápidamente se reactivaba al encontrarnos en exposiciones y demás actividades de la cultura visual. Tengo fijas en la retina diversas producciones del escultor que era, sin demasiada constancia en los estilemas usados, variable en el diseño y cuidadoso en los detalles, a veces encargo elegíaco u ornamental, y frecuentemente derivadas de encuentros en otras provincias, que permiten a los hacedores escultóricos contar con momentos para proyectarse en el entorno social y establecer nexos humanos, gremiales y estéticos.

 Casas siempre se reconocía por plantearse búsquedas que conjugaban visiones simbólicas con una tectónica basada en la geometría y ritmos centrados en la verticalidad. Ramón tenía como divisa el trabajo y el orden racional inherente a las formas. Había, incluso, un sensualismo de persona enamorada que parecía asomar en sus disímiles realizaciones. El ensamblaje, la escultura exenta monumental, lo estilizado, las curvas abiertas y cierta ocasional tendencia totémica, eran completados por una suerte de recurrencia en el objet trouvé, que liberaba su oficio en pos de cuerpos escultóricos reunidos a veces inacabados. Aunque también en estos últimos se notaba su lógica constructivista, el aprovechamiento de sombras reales o del tropo natural, casi siempre con un sentido de síntesis que parecía sacar a la luz una propiedad de su siquismo.

Él ha sido del tipo de escultor que se adaptaba a la función, al espacio circundante, al pedido o a la inspiración soberana, en dependencia de lo que su emoción, el diálogo con la modernidad y su enfoque intelectual generaban. Sabía distinguir entre la relativa ancilaridad y el derecho a la sintaxis que manifiesta necesidades subjetivas. Podía usar los desechos tanto como armar una estructura con destaque urbanístico y tecno-expresivo, donde era factible hallar el eco sutil de árboles, esferas y hasta blasones. Con sus acciones en el campo de la obra pública o la ocurrencia de salón y galería, casi como si nos dejara su tesón y sonrisa devenidos logotipo de sí, en espera de una valoración justa de su ejecutoria que lo sitúe en el sitio que la memoria cultural solicita, y todavía asomándose desde su estatura, Ramón Casas nos entrega un franco abrazo de despedida.

 


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte