LA GALA DEL PRIMERO DE ENERO
Como ya es tradición, este día de inicio del año, la escena de la sala García Lorca se abre ancha para dar paso al espectáculo que celebra el Primero de Enero en Cuba. Luego del Himno Nacional, en una pantalla se sucedieron emotivas imágenes de Fidel junto con Alicia y el BNC, desde los días iniciales de la Revolución cuando la compañía cubana comenzó su verdadero despegue, apoyada con todas sus fuerzas por el entonces joven Gobierno Revolucionario y el propio Comandante en Jefe. El BNC saludó la importante efeméride desde las tablas con Cascanueces, coreografía de Alicia Alonso sobre el original de Lev Ivánov.
La última partitura para ballet del gran compositor Piotr I. Chaikovski, estrenada en San Petersburgo (1892), con coreografía de Ivanov y libreto de Petipá, basado en una versión de Alejandro Dumas (padre) del relato de Cascanueces y el rey de los ratones, de Hoffman, reverdeció laureles en las nuevas figuras de la agrupación cubana y otras consagradas que juntos forman la Escuela. La fuerza o la vulnerabilidad del ballet, dependen mucho de la forma en que sus artistas y maestros asuman la herencia de sus predecesores, transmitidas de una generación a otra, porque cada época produce formas artísticas peculiares, que responden a un modo de vida y a un modo determinados en la evolución del lenguaje artístico... Esta frase de la Maestra vibró en esta primera tarde, que acercó noveles rostros de la agrupación que poco a poco ocupan posiciones, no como relevo, sino como continuidad de una Escuela, junto con otras figuras que ya son leyenda. Entre ellas, la primera bailarina Viengsay Valdés, quien motivó al auditorio en su quehacer como el Hada Garapiñada, donde volvió a reunir el magnetismo que la acompaña, sabiduría, técnica y un lirismo que llena el personaje de un matiz personal. A su lado, un joven valor, Patricio Revé, realizó una faena excelente como Su Caballero. En él se observa un avance técnico que alcanza el fraseo como acompañante, algo que llama la atención en el corto tiempo que lleva en estos papeles y que llena de satisfacción al BNC y a los espectadores que le regalaron ovaciones por su desempeño, donde no faltó alguna que otra proeza. Por supuesto, seguirá perfeccionándose cada día, bailando más. Chanell Cabrera –deliciosa- convenció al auditorio con una Clara juvenil, plena de alegría en un baile fluido que merece todo nuestro elogio, con giros interminables, casi perfectos, disfrutando cada instante al máximo, y dialogando con uno no menos ágil/diestro Raúl Abreu, en el Cascanueces que tuvo momentos de despliegue técnico, y que sabemos puede dar aún mucho más en el personaje que logró tanto técnica como interpretativamente.
CAUTIVANTE FUNCIÓN DEL BNC
Gretel Morejón encarnó la Re
En el vals de las flores destacaron, por su buen quehacer, Glenda García/Claudia García –esta última también vigorosa en la Muñeca del primer acto que bordó con un baile e interpretación de altos quilates. Bien por Daniel Rittoles en el Rey de los Ratones, un personaje que ha palidecido en este ballet en los últimos tiempos, así como el buen desempeño del novel Alex Yordano que tuvo que sustituir de último momento a Ariel Martínez en el Moro, Así como ese joven que cada día sube un peldaño más en la compañía por su singular manera de enfrentar personajes/baile. Yankiel Vázquez en Petrouchka. Y como no existen personajes pequeños cuando se interpretan con estilo y deseos de entregar arte, se puede subrayar la labor del también juvenil Adniel Reyes en el Mayordomo que es digna de elogiar por su cuidadosa actuación. Vale la pena mencionar en esta primera tarde del 2017 la importancia del diálogo escénico de noveles/consagrados. Dos personajes que poco tiempo están en la escena: los padres de Clara, en la piel de Aymara Vasallo/Félix Rodríguez adquieren un tinte de especial significación. Tanto en los modales, la manera de caminar por las tablas, el diálogo escénico con el resto del elenco, en una palabra el consabido estilo (tan necesario), así como en los escasos momentos de la danza, son un ejemplo a seguir por los más jóvenes bailarines. Son el asidero necesario con sus predecesores, la savia artística que nutre de pequeños detalles el ballet clásico y que no se puede perder. La primera tarde del ballet en la institución de Prado, encontró, del lado sonoro al excelente Coro Solfa de la Schola Cantorum Coralina, y a una Orquesta, bien dirigida por el maestro Giovanni Duarte, que nos regaló la hermosa y difícil partitura del compositor ruso Chaikovski, ideal para soñar y bailar, a pesar de que él mismo había dicho que “haría llorar a todo el mundo”… La Maestra, al final del espectáculo, subió a escena para saludar al auditorio junto con su compañía, y recibió una merecida y larga ovación de gratitud de su pueblo. La temporada de Cascanueces continuará los tres próximos fines de semana en el GTH Alicia Alonso (sábados, 8 y 30 pm y domingos, 5 de la tarde).
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