Como cubano, les quiero agradecer por el maravilloso trabajo que realizan, no solo a favor de la preservación de la Rumba sino también y, ante todo, a favor de nuestra nacionalidad. Sabemos que la Rumba es una de las manifestaciones más claras de nuestra nacionalidad; es el alma de nuestro pueblo, y donde se han fundido todos los elementos que nos caracterizan como Somos Cuba. La Rumba es, además, una riqueza artística y cultural que ustedes poseen, cultivan y llevan hacia adelante. Algunos opinan que los rumberos son analfabetos musicales. Opino todo lo contrario: ustedes son especialistas, doctores, másters de la música cubana. Quizás, no sepan cómo escribir un ritmo, pero llevan muy adentro el alma, el corazón, los siglos de tradiciones de varias generaciones como garantía de la permanencia de la Cultura y el alma cubana.
Así expresó el prestigioso músico Guido López del Gavilán, en representación de la Comisión de Música de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), durante el Coloquio sobre la Rumba, realizado en homenaje al Día de la Cultura cubana —este 20 de Octubre—, y en saludo a la Declaratoria de la Rumba como Patrimonio de la Humanidad, por la Comisión Nacional de Salvaguarda del Patrimonio Oral e Inmaterial.
La actividad, efectuada en la habanera sede de la Casa del Alba Cultural, reunió junto a la promotora y musicóloga Caridad Diez, a connotadas figuras —entre cantantes, arreglistas, músicos, compositores y promotores culturales de distintas provincias—, de ese cubanísimo género musical. Y, cada una de ellas, fervientes comunicadoras de sus experiencias en los proyectos comunitarios pertenecientes al Patio de Tata Güines, Rincón de los Milagros, Peña de la Rumba con los Tambores de Bejucal, Callejón de Hamel, y en proyectos invitados de otras provincias; al mismo tiempo que de un arte danzario, entre los más antiguos de la Isla, producto de la presencia del africano traído por los colonizadores hispanos a través del inhumano y aborrecible negocio de la trata esclava.
Al respecto fueron escuchadas las voces de representantes de tales proyectos como fueron, entre otros, Juan Ramón Alfonso, de la zona de Sagua la Grande, quien hizo referencia a la historia del primer cabildo congo fundado en Cuba, “y es que en Sagua se baila la rumba antes de fundarse dicho cabildo en 1809. Nos hemos dado a la historia, a que este género, raíz histórica de nuestra cultura nacional, sea cada vez más promovido y reconocido, motivo por el cual nos hemos dado a la tarea de formar una peña, que tiene como sede la Casa de Cultura de Sagua la Grande, antigua casa del conde Moré. Por ella ha pasado todo lo que más vale y brilla de los rumberos en Cuba”.
A continuación, rememoró Juan Ramón que: “Haciendo un poco de historia, a principios de los tiempos de la colonia, fue mucha la cantidad de esclavos que arribaron allí, procedentes de la provincia de Matanzas, para las labores de la industria azucarera y se mezclaron; es por ello que cada uno de nosotros tiene de congo, de carabalí, de lucumí, de yorubas…Por ejemplo, Cayetano Lucumí fue un esclavo que encabezó una rebelión en la zona de San Pedro —colindante con Matanzas—, conocida con el nombre de Rebelión de los Lucumíes, la que culmina en Sagua la Grande, y donde casi todos se asientan y conforman un cabildo. Todos esos grupos tocaban maní, yuca, cantaban gangá…
Por su parte Santiago, rey del Cabildo de Sagua, exhortó a la solidaridad y unidad entre todos los cubanos de diferentes razas y credos y se autocalificó como “el descendiente de la quinta generación de los bantúes que entraron por Isabela de Sagua y que al pasar a ser negros libertos, en 1809, fundaron este Cabildo, lugar de reuniones y de actividades festivas. De nuestros ancestros heredamos que todo miembro del Cabildo deberá tener presente el respeto y servicio a nuestro escudo y bandera nacional, como símbolos de la legitimidad e independencia de nuestro pueblo. (…) Con el tiempo y, tras el fallecimiento de mi tío, me correspondió asumir esta responsabilidad, que desempeñamos sin perder la tradición y que otorgamos entre los días 2 y 12 de octubre, de cada año, entre los hechos históricos que rememoro está la visita que nos realizase el etnólogo y folklorista cubano Don Fernando Ortiz, en 1947. El resto de las actividades proyectadas lo asumimos como elemento comunitario con vistas a dar a conocer y promocionar nuestras raíces culturales, en especial de la danza, como son los casos de la rumba, el son, la guaracha, el danzón, el casino… Actualmente, hemos incluido en él a un grupo infantil de danza folklórica. Recientemente, se nos otorgó el Premio Provincial de la Cultura comunitaria”.
Por su parte Elías Asep, asistente de Salvador González, artista cubano de la Plástica quien confeccionó la obra referida al proyecto Callejón de Hamel, hace 17 años, “como ejemplo de transformación del espacio urbano teniendo como objetivo fundamental visualizar y promocionar las tradiciones culturales africanas. En algunos espacios académicos le llaman Cimarronaje cultural (…) Entre los espacios fundamentales que posee está la Rumba, como arte y cultura tradicional popular. Con el tiempo y cuando se llevaron a vías de hecho la existencia de varios murales —con sus correspondientes toques de tambor una vez que se concluían—, se proyectó el espacio dedicado al Día de la Rumba”.
Ubicado en la zona habanera del barrio de Cayo Hueso, hoy el Callejón de Hamel es un lugar sumamente concurrido. En él son asiduos no solo visitantes cubanos y un sinnúmero de turistas de procedentes de diversas partes del mundo —agencias de turismo extranjeras le incluyen como uno de sus más relevantes atractivos citadinos—, atraídos todos por su arte pictórico y por ser diferente si se le compara con cualquier otro proyecto de cultura comunitaria.
Asimismo, en horas de la tarde se produjo la presentación y proyección del programa: Caminos de la Rumba cubana, del canal Clave de la Televisión cubana.
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