En la tarde de este 2 de octubre, en el Centro de Estudios Martianos, en La Habana, se efectuó una reunión de la Junta Nacional de la Sociedad Cultural José Martí (SCJM), presidida por los compañeros Víctor Gaute, miembro del secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura. En este encuentro, se ratificó el ingreso de nuevos miembros en el órgano colectivo y se dio a conocer el calendario de las asambleas de balance de las filiales provinciales de la SCJM.
En la reunión fue elegido el compañero Abel Prieto Jiménez, actual director de la Oficina del Programa Martiano, como Presidente de la SCJM.
El compañero Héctor Hernández Pardo se mantiene en su cargo de vicepresidente primero, y continúan desempeñando sus funciones como vicepresidentes los compañeros René González Sehwerert, Héroe de la República de Cuba, Yusuam Palacios Ortega, Rafael Polanco Brahojos y Graciela Rodríguez Pérez.
Además de Abel, ingresaron a la Junta Nacional los siguientes compañeros: Pedro Pablo Rodríguez, investigador y responsable de la Edición Crítica de las Obras completas de Martí; Luis Morlote Rivas, realizador audiovisual y vicepresidente primero de la Uneac; Carmen Suárez León, investigadora especializada en la obra martiana; Niurka Duménigo García, editora y asesora del ministro de Cultura; Juan Carlos Rodríguez Díaz, historiador; y Darianna Acuña Polledo y Héctor Niles Avalo, promotores culturales provenientes del Movimiento Juvenil Martiano.
El compañero Alpidio Alonso Grau resaltó la trascendencia que tiene en las circunstancias actuales la labor que realiza la Sociedad como portadora del ideario y los valores martianos y el compromiso adquirido por esta organización de trabajar día a día, en coordinación con las demás instituciones y organizaciones educativas y culturales, para lograr que ese extraordinario legado esté siempre vivo y vigente. Resaltó además la presencia de dirigentes del Movimiento Juvenil Martiano en la Junta Nacional como expresión de la unidad que debe prevalecer en estos empeños.
El compañero Víctor Gaute se refirió a la necesidad de preguntarnos qué hacer cada día para fortalecer más aun el patriotismo y los sentimientos revolucionarios y antiimperialistas a través del trabajo de promoción martiana.
Al finalizar la reunión de trabajo de la Junta, el compañero Alpidio Alonso impuso la Distinción por la Cultura Nacional a una institución de larga y rica trayectoria en la difusión de la figura de nuestro Apóstol, el Museo Casa Natal José Martí, y a nueve personalidades: dos prominentes investigadores del Centro de Estudios Martianos, Rodolfo Sarracino y Marlene Vázquez; un incansable estudioso y divulgador de Martí, con una significativa labor en la conducción del Movimiento Juvenil Martiano, Yusuam Palacios; tres presidentas de filiales de la SCJM con resultados muy meritorios, Mercedes Guerra (Mayabeque), Teófila Acea (Granma) y Marisela Valido (Camagüey); y a tres promotores muy valiosos, quienes, desde sus comunidades, han ido dejando a lo largo de muchos años una obra educativa relevante, fundada en la tenacidad y la pasión por Martí: Agustín Rafael Rodríguez Ortiz, fundador del Bosque Martiano de San Antonio de los Baños; Sara González Cabrera, pedagoga y promotora martiana de Jagüey Grande; y Rubén Preval, promotor martiano de Guantánamo.
Héctor Hernández Pardo hizo el elogio de los condecorados, y, a nombre de los mismos, Yusuam Palacios agradeció el alto reconocimiento recibido del Ministerio de Cultura.
INTERVENCIÓN DEL DR. HÉCTOR HERNÁNDEZ PARDO, SUBDIRECTOR GENERAL DE LA OFICINA DEL PROGRAMA MARTIANO, EN EL ACTO DE ENTREGA DE LA DISTINCIÓN POR LA CULTURA NACIONAL A UN GRUPO DE ACTIVISTAS MARTIANOS
Compañeras y compañeros:
“...La madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus vicios, es, sobre todo lo demás, la propagación de la cultura”,
Con esta sentencia martiana, profundamente impregnada en el pensamiento de Fidel Castro, quien exhortó a salvar la cultura en medio de los dramáticos y difíciles momentos del denominado Período especial, quiero subrayar el significado extraordinario de este acto en el que se otorga la distinción Por la Cultura Nacional a un valioso grupo de compañeras y compañeros que, desde sus respectivas actuaciones como promotores y estudiosos del legado del más universal de los cubanos, con verdadera pasión y comprensión de la importancia de esa labor, sin amilanarse por obstáculos o dificultades materiales, vienen sembrando en el alma del pueblo, desde hace años y de manera sistemática, ideas que fertilizan y afirman la identidad de la Nación Cubana y los sentimientos de amor por la Patria, que son también por la Humanidad.
Esta decisión del ministro de Cultura de Cuba, a propuesta del director de la Oficina del Programa Martiano, representa un valioso instrumento de estímulo moral del Estado a personas que en cualquier lugar del país se destacan en la hermosa tarea de regar las ideas del Maestro y en consecuencia aportan a la educación ciudadana y a la formación de una cultura integral que defienda, desde la cosmovisión martiana, los mejores valores morales, éticos y estéticos.
Los que conocemos a lo largo y ancho de nuestro archipiélago la vocación y la praxis de muchísimas mujeres y hombres, jóvenes y adultos, que enaltecen el activismo con generosidad y entrega en clubes martianos, consejos municipales y filiales provinciales de la Sociedad Cultural José Martí, en proyectos socio-culturales comunitarios, en el movimiento juvenil martiano, en instituciones martianas diversas, en cátedras martianas del sector de la educación, y en organismos y organizaciones que integran el Programa Nacional de Estudio y Promoción del Ideario Martiano, sabemos que pudieran contarse por cientos, diría que por miles las personas merecedoras del honor que hoy recibe un grupo representativo de ellos. Es claro que no están todos los que son; pero sí son todos los que están.
Sin embargo, nos place saber a los que desempeñamos alguna responsabilidad en este sistema institucional vinculado a la Oficina del Programa Martiano, que en lo adelante esta entrega constituirá una línea permanente de reconocimiento a todos aquellos que —desde la Sociedad Cultural José Martí, el Centro de Estudios Martianos y otras instituciones del país— realizan —y se destacan— en el hermoso trabajo de investigación y de promoción de la vida y obra del Apóstol de la Independencia de Cuba.
Realmente es muy representativa —y justa— la integración de este grupo que hoy recibe tan importante Distinción, en el cual se apreciará un interés por reflejar distintas provincias y responsabilidades, pero que en todos hay méritos suficientes. Están tres presidentes de filiales de la Sociedad Cultural José Martí con excelente labor en sus respectivas provincias; tres destacadísimos activistas de esa Organización en diferentes municipios; un joven muy relevante del Movimiento Juvenil Martiano; dos investigadores con una obra reconocida en los estudios sobre el Maestro; y una institución martiana de gran prestigio y de indiscutible influencia social, especialmente sobre la niñez.
Ellos son:
Mercedes Guerra González, maestra de larga trayectoria y de muchos reconocimientos sociales, es —sin abandonar su puesto de trabajo en la CTC— la actual presidenta de la filial provincial de la Sociedad Cultural José Martí en Mayabeque. Con excelentes resultados en su desempeño, su liderazgo y sentido de la responsabilidad no solo han proyectado de manera sobresaliente el trabajo de promoción martiana en todos los municipios, que cuentan con sus respectivos Consejos, y 91 clubes martianos, sino que ha convertido la sede de la Organización en una verdadera institución cultural, posiblemente la más influyente de la provincia, con una linda programación dirigida a niños y jóvenes de los diversos niveles de enseñanza y a colectivos laborales. Es menester subrayar su capacidad para coordinar, integrar y convocar a las instituciones a los programas de formación de valores, respetando siempre el papel y la función de cada organismo.
Teófila Acea Antúnez, fundadora de la Sociedad Cultural José Martí en la provincia de Granma, es la presidenta de la Filial Provincial de esa Organización, donde goza de prestigio entre sus miembros y desde la cual ejerce sus obligaciones de dirección, sin abandonar su trabajo en la Biblioteca de aquel histórico territorio. Extraordinariamente leal al sistema institucional diseñado por el Dr. Armando Hart Dávalos, es muy marcado su interés y preocupación por la preservación de los sitios de interés cultural, en especial en torno a aquellos relacionados con la Historia Patria. Maestra de larga trayectoria, ha realizado una importante labor en función de desarrollar el hábito de la lectura entre los jóvenes y adultos. Sobresalen sus esfuerzos como relevante promotora cultural y su destacado trabajo de vinculación con el Sector de la Cultura en diferentes áreas, como la Fiesta de la Cubanía, los talleres literarios, ferias del libro, encuentros de poesía, el consejo editorial de Bayamo, así como sus nexos con la Asociación Hermanos Saiz.
Profesora de profundas convicciones martianas, Maricela Valido Portela, dispone de una bella y larga trayectoria en el campo de la enseñanza de más de 21 años. Por sus méritos en el trabajo interno de la Sociedad Cultural José Martí en la provincia de Camaguey, a la que se incorporó tempranamente, fue electa hace diez años presidenta de la filial de esa Organización en la tierra del Mayor. Sin abandonar sus tareas en la docencia, ya como metodóloga de Historia, ya impartiendo clases en la escuela del Partido, en el Instituto Pedagógico o en la Universidad, su actividad al frente de la Sociedad Cultural, y su capacidad para nuclear otros activistas, ha permitido un salto importante de la labor de la Organización en el territorio agramontino, favoreciéndose el desarrollo de numerosos proyectos socio-culturales comunitarios, ampliándose la red de clubes martianos, y, sobre todo, dotándose de una sede provincial excelente, que comparte con la Unión de Historiadores, y donde se realizan multitud de actividades de valor ideológico-político y cultural. En reconocimiento a ese empeño se celebró allí en el 2017 el Comité Nacional de la Sociedad Cultural José Martí, con excelente organización.
Rubén Preval Sánchez, es miembro fundador del Consejo Municipal de la Sociedad Cultural José Martí en el municipio Niceto Pérez, de Guantánamo. Desde esa responsabilidad, que ejerce como activista, aglutina a los diferentes clubes martianos y sabe estrechar vínculos y las debidas coordinaciones con diferentes instituciones y sectores, en especial con los campesinos y cooperativistas, Educación, Cultura, el Movimiento Juvenil Martiano y la UJC, la Brigada de Instructores, el MININT y las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Es notorio y relevante su actividad con los jóvenes en los territorios de Niceto Pérez e Imías, destinado a promocionar el estudio de la vida y obra de José Martí. Coordina el Proyecto “Martí vigente entre nosotros”, el cual está dirigido al desarrollo y fomento de los bosques martianos, así como al rescate de tradiciones alimenticias y la medicina natural, y el fomento de una cultura de la naturaleza. Ha protagonizado en varias ocasiones, junto a los jóvenes y a pesar de su edad avanzada, la caminata de la ruta martiana. Constituye un verdadero ejemplo de entrega a las actividades de difusión del ideario martiano, siempre en disposición de participar en seminarios juveniles y eventos relacionados con los jardines y bosques martianos.
Muchos quisiéramos tener el dinamismo de Sara González Cabrera, otras de las homenajeadas hoy, que registra ya 84 años de edad, y que es una consagrada promotora del legado de nuestro Héroe Nacional, presidenta fundadora del Club Martiano de jubilados de la Educación en Jaguey Grande y del consejo municipal de la Sociedad Cultural José Martí en ese municipio matancero. Abnegada Educadora desde la noble y épica campaña de Alfabetización, su prestigio como maestra se refleja en la admiración y el afecto de todos los que fueron sus alumnos, así como en la capacidad de convocatoria en aquel territorio para asegurar el éxito de numerosas actividades de corte histórico y promoción del ideario del autor de La Edad de Oro. Sin duda, una destacada activista comunitaria, que constituye un verdadero ejemplo de entrega y devoción por el legado del Apóstol.
Rafael Rodríguez Ortiz, a quien todos cariñosamente llamamos Felo, es el creador de historiador del Bosque Martiano de Ariguanabo en San Antonio de los Baños, institución de referencia nacional de los bosques martianos del país, una línea de trabajo que ha impulsado desde su fundación la Sociedad Cultural José Martí, en correspondencia con el carácter precursor de nuestro Apóstol en la defensa de la naturaleza y como una forma paralela de educación para las nuevas generaciones y adultos, y que favorece también indagar en el Diario de Campaña del Maestro. El esfuerzo desplegado por Felo para desarrollar aquel lugar no tiene paralelo. Hoy es un espacio de reflexión y de estudio, y también para actividades patrióticas, educativas y culturales con los niños y los diferentes sectores sociales. Jubilado por razones de salud, Felo no deja de ir un día al Bosque Martiano, aconsejando, asesorando, y trasladando su experiencia. Es un ejemplo de vocación por afirmar socialmente el legado de José Martí.
Yusuam Palacios Ortega, es uno de esos jóvenes que uno se siente extraordinariamente orgulloso de escucharles y advertir su ejemplaridad. Ahora muy conocido por sus formidables intervenciones públicas cargadas de patriotismo y amor por las ideas del Maestro, y por su sabia conducción al frente del Movimiento Juvenil Martiano, que bajo su presidencia —y con el apoyo de la Unión de Jóvenes Comunistas— ha dado un salto cualitativo extraordinario, para beneplácito de todos los que creemos en los jóvenes como conductores de la continuidad creadora de este proceso revolucionario que tanto esfuerzo, sangre y vidas ha costado a nuestro pueblo. Pero muchísimo antes, lo recordamos casi niño, desde sus años de estudiante del nivel medio, mochila al hombro y haciendo lo mismo a favor del estudio de la vida y obra de José Martí; y lo recordamos en la Facultad de Derecho —donde se graduó— trabajando con ahínco por afirmar el ideario entre los universitarios; y como presidente también del Movimiento Juvenil Martiano en la provincia de La Habana. O sea, estamos ante un valioso y consagrado promotor del conocimiento de la vida y obra de José Martí, sin nunca mencionar obstáculo alguno, y que no solo lo hace desde la práctica social y política en municipios y provincias, sino aprovechando también todos los medios a su alcance: revistas, periódicos, espacios en soporte digital... Un joven ejemplar, con gran prestigio entre los suyos, y en el pueblo en general. Por su entrega, conocimiento y modestia, justamente fue electo también como vicepresidente de la Sociedad Cultural José Martí, y además dirige con acierto la Fragua Martiana, en la Universidad de La Habana.
Combatiente de Playa Girón, Rodolfo Sarracino Magriñat, actualmente un sobresaliente Investigador Titular del Centro de Estudios Martianos, es de esos intelectuales que ha sabido tomar en sus manos lo mismo el fusil que la pluma para defender a la Revolución Cubana. Su vocación por la investigación histórica la advirtió tempranamente, en medio de los avatares del servicio exterior. Y desde los primeros momentos de la creación del Centro de Estudios Martianos —hace ya 40 años— se vinculó al mismo como colaborador. Autor de importantes textos entre las décadas del 70 y el 80 pasadas, entre ellos Los que volvieron a África, una obra trascendental para los estudios africanistas; Sarracino se ha destacado en la labor de la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí, la investigación y proyecto editorial más importante de la nación cubana hoy. Sus últimos libros José Martí y el Caso Cutting; José Martí en el Club Crepúsculo de New York; y En busca de nuevos equilibros, basado en el proyecto político martiano, lo colocan entre los destacados investigadores de la vida y obra de José Martí, cuyos resultados tienen un gran valor para los estudiosos del legado del autor de Nuestra América.
Marlene Vázquez Pérez es una acuciosa y pródiga Investigadora Titular del Centro de Estudios Martianos, cuyas obras escritas representan un valioso aporte a los estudios sobre José Martí. Algunos de esos textos, muy reconocidos y premiados, son Martí y Carpentier: de la fábula a la historia; La vigilia Perpetua. Martí en Nueva York; la selección de textos de José Martí Norteamericanos: apóstoles, poetas, bandidos; De Surtidor y Forja: la escritura de José Martí como proceso cultural, este último Premio de la Academia de Ciencias como obra de investigación. Su reconocimiento internacional se aprecia en su activa participación en numerosos congresos y eventos dentro y fuera de Cuba dedicados a los estudios literarios. Forma parte del selecto grupo de investigadores que trabaja en la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí y a su cargo estuvo el tomo 22, ya publicado, de ese proyecto editorial.
También recibirá esta Distinción por La Cultura Nacional, como institución, el Museo Casa Natal de José Martí, fundado en 1925, centro que realmente alcanza una atención priorizada por el Estado a partir del triunfo revolucionario de 1959. Actualmente es una institución subordinada a la Oficina del Historiador de la Ciudad, que con esmero se ocupa de ella. Anualmente recibe alrededor de 80 mil visitantes, fundamentalmente niños y jóvenes. ¿Quién no ha sentido regocijo y placer al visitar lo que los niños llaman “la casita de Martí”?. Es una tradición arraigada —y casi obligada— en muchas familias cubanas pasar por ese lugar sagrado. El Museo Casa Natal cuenta con una programación muy variada para incentivar hábitos de lectura y de participación en procesos culturales; entre otras actividades, el destacado colectivo de trabajadores del Museo Casa Natal, con su dinámica directora al frente, participa en el Programa del Adulto Mayor con apoyo a los Círculos de Abuelos, y con tertulias martianas de la tercera edad, y con la Sociedad Cultural José Martí de La Habana promueve el hermoso Proyecto “La casa natal en el barrio”, que incluso se ha extendido a otras provincias.
Estamos, pues, ante un muy representativo grupo que expresa en su quehacer, muchas veces anónimo o con poca presencia mediática, la enorme reserva humana, ideológica y cultural de que dispone nuestro país para enfrentar los retos que impone el futuro, y que estará siempre al servicio de nuestro Partido; un Partido martiano desde su origen y conceptualmente así definido.
Un futuro que debemos construir todos, y con gran sentido creador, porque no puede decirse que a lo que aspiramos, un socialismo próspero y sostenible, ya existe un camino trillado. José Martí, sin embargo, en esa travesía es indiscutiblemente una fortaleza que tiene nuestro pueblo; podría decirse que una riqueza extraordinaria de pensamiento.
Porque en la batalla que tenemos por delante para labrar ese futuro no podemos permitirnos ser ingenuos. Hay que defender siempre la unidad nacional; estimular todo lo que nos una y desechar todo lo que nos divida. El enemigo histórico de Cuba, que trata de imponer al mundo el consumismo del capitalismo salvaje, con toda la injusticia social además que representa ese sistema, trata de inculcar conceptos y modos de vida a nuestro pueblo ajenos a los sueños de Martí y de Fidel.
Pretenden cercenar y acabar con la razón y el juicio crítico, desean que la gente no piense en proyectos sociales de futuro, que la dinámica del consumismo y el entretenimiento banal y sin contenido realmente cultural y humanista, sustituyan al pensamiento.
No es eso lo que quiere Cuba cuando habla de prosperidad. Habla de alcanzar el bienestar material para el pueblo, claro está; racional y sosteniblemente; y nunca ajeno a la justicia social y al bienestar también espiritual, que tiene en las ideas de José Martí y Fidel Castro referentes excepcionales.
Los cientos, los miles de mujeres y hombres, jóvenes y adultos, que como simples activistas y con vocación martiana que trabajan a lo largo y ancho del país por inculcar en los ciudadanos las nobles ideas de Martí, y por extensión de Fidel, son importantes constructores de ese sueño que más temprano que tarde los cubanos concretaremos a plenitud y por cuya defensa distintas generaciones han mantenido ya 60 años de resistencia y 150 años de lucha.
Enhorabuena a estos fervientes martianos que reciben hoy esta Distinción por la Cultura Nacional.
Muchas gracias.
PALABRAS DE YUSUAM PALACIOS EN OCASIÓN DE LA ENTREGA DE LA DISTINCIÓN POR LA CULTURA NACIONAL
Es preciso esclarecer el misterio que nos acompaña en esta hora de creación que vivimos, o como nos decía un portador auténtico de la mística martiana: Armando Hart, en este momento de filosofía. Y hablamos de la mística martiana que provoca ir en busca de actos nacientes, fundadores, llenos de espiritualidad; de lo que significó para una generación como la del centenario encontrar en Martí, aquello que Cintio Vitier llamó, en una exquisita interpretación de “Secularidad de José Martí”, de nuestro Lezama Lima; la máxima impulsión histórica. Un Martí encarnado cuando llegó la hora justa y fue la fuerza que movió las almas de la Revolución. Es entonces una motivación constante apropiarnos de Martí, hurgar en sus esencias, descubrir o intentar hacerlo, el misterio que nos sigue acompañando.
Muchos son los que han entendido, desde su condición humana, este destello de amor; muchos son los que se han elevado sobre lo común de la naturaleza humana y han elegido el camino del Maestro: el de la utilidad de la virtud, el de su suerte echada con los pobres de la tierra, el de su preferencia por el arroyo de la sierra más que por el mar. Y es esa elección desafiante en tiempos de crisis humanística la que tiene extraordinario valor; la que salva, redime, nos cubre cual velo protector ante la desesperanza y el egoísmo. Creo que ahí está también el misterio que cabalga junto a nosotros y nos ayuda a vencer, nos llena de luz en medio de la oscura realidad, nos hace vibrar de emociones que quizás no podamos describir, pero sabemos que existen, son una especie de enlaces imaginarios y perpetuos que van tejiendo el alma de la patria.
Y una vez elegido el camino, el de la utilidad de la martianidad, se crea un compromiso con la obra humana que nos ha antecedido y es preciso salvar por el bien de todos. Hay que salvar nuestra cultura, como esencia primera, legado de Fidel que debemos defender con la fuerza de la verdad y las ideas; haciendo de lo hermoso lo cotidiano, cultivando la idea del bien que según el propio Fidel, era en sí mismo José Martí. Donde no esté la cultura, aprendimos de Hart, está el camino a la barbarie, y nos enseñó el Apóstol que: “…la madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus vicios, es sobre todo lo demás, la propagación de la cultura: hombres haga quien quiera hacer pueblos”. He ahí la obra, reconocida en este acto solemne, de verdaderos martianos cuyas vidas han estado al servicio de la cultura, de la espiritualidad de los cubanos, de la salvaguarda de lo esencial.
Lo mismo desde lo más profundo de la investigación martiana, en esa búsqueda persistente de los detalles necesarios para una mejor comprensión de la vida, la obra y el pensamiento de Martí, basta leer los aportes de Sarracino y Marlene; hasta la más noble y hermosa misión de promoverlo, divulgarlo con pasión, respeto y altura ética; como estos queridos maestros de generaciones cuya labor de formación de patriotas no cesa un segundo; quién no ha vibrado de emoción con la grandeza del creador del Bosque Martiano del Ariguanabo, nuestro Felo querido, con el quehacer incansable de un hombre entero como Preval, con una maestra eterna martiana como Sara; ellos son también los pinos nuevos de hoy pues no importa la edad biológica que tienen, forman parte de una generación consciente políticamente de su papel en los tiempos que corren.
Y no es posible dejar de mencionar, en este breve agradecimiento, la labor incondicional de tres mujeres que han sido fieles seguidoras de Martí, que han demostrado cuánto bien se puede hacer a la patria desde la institución cultural que lideran: Maricela, Mercedes y Teófila, en ellas va el reconocimiento sincero a cada martiano que, como nos pidió Fidel, siembra ideas y conciencia. El contexto histórico en que nos encontramos demanda que las instituciones culturales, cada vez con mayor intencionalidad, propaguen la cultura que necesariamente nos mantenga a salvo, muestra de ello lo ha sido y es el museo Casa Natal de José Martí.
Me atrevo a decir que todos recibimos con gratitud, modestia y respeto esta distinción, pero ¿qué significa para un martiano un reconocimiento como este, cuando estamos próximos a conmemorar 150 años del inicio de la Revolución Cubana? La respuesta ha de darse en medio de un insostenible orden mundial, bajo los efectos terribles del capitalismo devorador de hombres, que promueve la insensibilidad, el egoísmo y lo más denigrante que ojos humanos hayan visto; y al mismo tiempo asistiendo a un momento trascendental para Cuba, de transformación revolucionaria, de genuina participación popular, de fortaleza ideológica. Este reconocimiento genera un compromiso mayor con la misión social, política y cultural que asumimos, refuerza el empeño ético de vencer la colonización cultural capitalista y nos da más bríos para construir una sociedad socialista cada vez más justa.
Y volviendo al significado de la distinción creo que la mejor respuesta nos la dio el Apóstol en carta a Joaquín Macal, ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala en 1877, a propósito de la petición que este le hiciera de emitir sus criterios sobre el nuevo código civil guatemalteco, previo elogio a las virtudes de José Martí. Y con parte de su misiva al ministro Macal, reitero el agradecimiento en nombre de los distinguidos: “La vida debe ser diaria, movible, útil; y el primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo (…) Si de algo serví antes de ahora, ya no me acuerdo: lo que quiero es servir más. Mi oficio, cariñoso amigo mío, es cantar todo lo bello, encender el entusiasmo por todo lo noble, admirar y hacer admirar todo lo grande”.
Muchas gracias.
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