Tras los hechos del Asalto al Cuartel Moncada llevado a cabo por un numeroso grupo de jóvenes de la Generación del Centenario, el 26 de Julio de 1953, y del valiente e histórico alegato de autodefensa del Líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz más conocido como La Historia me Absolverá, quienes lograron salvar sus vidas –no obstante tanta masacre y asesinatos perpetrados en el propio cuartel por las hordas criminales del tirano Batista--, fueron hechos prisioneros y trasladados después al Presidio Modelo de Isla de Pinos.
Es en dicho escenario del Presidio Modelo donde se produce la fase preparatoria de la guerra revolucionaria liderada por Fidel, la que se extendió durante 22 meses.
Una vez fuera de la prisión, los integrantes del movimiento, ya denominado Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7), desarrollarían un grupo de acciones, aunque hostigados por la constante represión de la tiranía. En aquel momento, Fidel afirma: “Cerradas al pueblo las puertas para la lucha cívica, no queda más solución que la del 68 y del 95”.
Así parten como exiliados hacia México, y su estancia en ese país sería el complemento de la preparación de la guerra revolucionaria. Prisión y exilio marcan esas etapas fecundas de desarrollo de la lucha revolucionaria; etapas que concluyen con la salida hacia Cuba del yate Granma desde el puerto de Tuxpan, con 82 hombres a bordo, bajo la consigna de que: “En 1956, seremos libres o seremos mártires”.
La nueva estrategia de lucha que se traza esta vanguardia revolucionaria encabezada por Fidel tiene dos rasgos fundamentales;
1. Vertebrar un movimiento independiente (MR-26-7), ajeno a los partidos y organizaciones de los politiqueros de turno y testaferros de la tiranía
2. Desencadenar la insurrección popular armada como forma más decisiva de la lucha
3. Continuar y llevar a la práctica el Ideario político-ideológico de José Martí y de tantos héroes y mártires de la Patria, tomando como premisa fundamental el factor Unidad entre todos los cubanos dignos.
Durante la fase preparatoria de la guerra revolucionaria en el Presidio Modelo, Fidel realiza una labor de concientización, de unidad revolucionaria, a través de diversos artículos y cartas, algunos de los cuales llegan a ser publicados por amigos y compañeros militantes, desafiando una serie de situaciones peligrosas impuestas por el régimen batistiano.
Por su indiscutible importancia y vigenciahistórica, exponemos dos de ellas. (1)
. Carta de agosto de 1954:
“Nuestra hora se acerca. Antes, éramos un puñado, ahora tenemos que fundirnos con el pueblo. La táctica será distinta. Los que vean en nosotros un grupo se equivocarán miserablemente. Ni mentalidad, ni táctica de grupo serán jamás características nuestras. Ahora podré, además, dedicarme en cuerpo y alma a mi causa. Toda mi energía y todo mi tiempo me pertenecen para ella. Empezaré una vida nueva. Me propongo vencer todos los obstáculos y librar cuantas batallas sean necesarias. Sobre todo veo más claro que nunca nuestro camino y nuestra meta. No he perdido el tiempo en la prisión estudiando, observando, analizando, planeando, forjando hombres. Sé dónde está lo mejor de Cuba y cómo buscarlo. Cuando empecé, era yo solo; ahora somos muchos”.
. Carta del 14 de agosto de 1954:
“(…) No albergo la menor ambición personal ni tampoco mis compañeros y que todos tenemos por única divisa servir a Cuba y hacer valedero el sacrificio de nuestros compañeros muertos. Cualquier paso en estos instantes, por supuesto por su trascendencia debe ser discutido y aceptado con criterio mayoritario que equivale a unánime por parte de todos mis compañeros. La discusión y el cambio de opiniones con ellos se me dificultamucho, pero sin embargo mantenemos comunicación y les enviaré tu carta.
“Albergo duda, sin embargo, sobre la conveniencia de nuestro aporte ahora, o si sería mucho más amplio y efectivo después de producirse nuestra libertad –que la veo posible si se lucha efectivamente por ella--. En primer término, yo debo organizar a los hombres del 26 de Julio y unir en irrompible haz a todos los combatientes, los del exilio, los de la prisión y la calle, que suman más de ochenta, jóvenes envueltos en el mismo girón de historia y sacrificio.
“La importancia de tal núcleo humanoperfectamente disciplinado, constituye un valor incalculable a los efectos de la formación de cuadros de lucha para la organización insurreccional o cívica. Desde luego que un gran movimiento cívico-político debe contar con la fuerza necesaria para conquistar el poder, lo mismo por vía pacífica como por vía revolucionaria, o corre de lo contrario el riesgo de que se lo arrebaten, como a la Ortodoxia, a sólo dos meses de las elecciones. La tarea de unir a todos nuestros combatientes debe ser previa, puesto que sería lamentable que la falta de una labor primaria de persuasión produjese considerables desprendimientos en nuestras filas.
“Por la experiencia adquirida en la etapa anterior al 26 de Julio puedo asegurarte que un joven probado y de confianza vale por mil y que la tarea quizás más ardua y de tiempo de encontrarlos de calidad y prepararlos para que su presencia inicial sea de impulso decisivo. Partiendo de lo que tenemos actualmente podemos multiplicar extraordinariamente nuestras fuerzas que quiere decir fuerzas dispuestas a unirse sólida y disciplinadamente a las demás fuerzas similares, con las cuales formar el caudal necesario para batir al sistema político imperante.”
(1) La Revolución cubana, 1953-1980. Selección de Lecturas. Primera parte. Editorial Félix Varela, La Habana, 2002.
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