Más conocido por Churrisco, personaje con el cual se colocó en la cima del humor cubano, Octavio Armando Rodríguez Fernández, se caracterizó por su ingenio, inteligencia, espontaneidad y por hacernos transitar de la risa a la reflexión en cada una de sus entregas.
Nacido en La Habana, el 19 de enero de 1947, Churrisco, quien se desempeñó como actor, conductor, escritor y guionista, se distinguió por su aguda visión sobre la realidad cubana y, desde todas sus facetas siempre logró conectarse con el público.
Sus presentaciones, ya fuera en el teatro, la radio, la televisióno el cine, eran portadoras de una estética que ponía énfasis en los recursos textuales, el rompimiento de la lógica o el sentido común, el juego de palabras y los constantes equívocos.
Esta forma de hacer caracterizó a toda una generación de humoristas, entre los que sobresalieron figuras como la de Carlos Ruiz de la Tejera y Alejandro García (Virulo), quienes conjugaron los más diversos elementos de la cultura nacional con las circunstancias cotidianas más comunes.
De esas corrientes renovadoras se nutrió Churrisco. El espectáculo unipersonal “Churrisco en vivo” que por más de un año se presentó a teatro lleno en el Teatro Nacional Guiñol da fe de su talento artístico, versatilidad y de su inquebrantable compromiso con el humor.
Más de cuarenta años de una extensa carrera, cuya trayectoria comenzó con el Conjunto Nacional de Espectáculos, La Piña del Humor, Nos y Otros y luego en solitario, le valieron el Premio Nacional de Humorismo 2009 y el Premio Nacional del Humor en 2018.
Fue además, merecedor entre otros galardones de la Orden Nicolás Guillén, que otorga la UNEAC por su aporte a la cultura cubana, y en el año 2004 recibió la Dsitinción por la Cultura Nacional.
Entre sus grandes aportes, fuera de los escenarios, está el haber sido uno de los fundadores del Centro Promotor del Humor y presidir la Sección de Humoristas de la Asociación de Artistas Escénicos de la UNEAC y el Consejo Artístico de la Agencia Caricatos.
La calidad de su trabajo, creativo, fresco, atrevido y de gran eficacia también le abrió las puertas en países como México, Venezuela, Argentina y Estados Unidos a los cuales llegó como él mismo dijera “manteniendo la identidad, las costumbres, el lenguaje y la forma de actuar de los cubanos”.
Para el hombre que escribió la gran mayoría de sus monólogos, la conquista más importante, en el aniversario 75 de su natalicio, es haber pasado a formar parte de la historia del humor cubano y seguir contando con el reconocimiento y el respeto de su público.
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