Hace cuatro años, el 20 de noviembre de 2019 el Consejo de Ministros de la República de Cuba aprobó el Programa Nacional contra el racismo y la discriminación racial. Era la nueva manifestación de la invariable voluntad política del Gobierno Revolucionario desde el 1ro. de enero de 1959: enfrentar y terminar con las teorías, discriminación y prejuicios racistas.
El 15 de septiembre de 2021, el Comité Ejecutivo del propio organismo gubernamental, aprobaba el enfoque integral afirmativo del programa, que significó transitar del enfoque correctivo y de reconocimiento a una nueva mirada, cambiando su objetivo general por otro, así como sustituyendo los siete objetivos específicos iniciales, por tres nuevos. Concluía una primera etapa de implementación y se pasaba a una segunda.
Once subprogramas, con 70 indicadores y metas logradas algunas y otras planificadas hasta el 2030, integran el conocido socialmente como Programa Nacional Color cubano, a partir de la expresión del poeta nacional Nicolás Guillén en 1931: Por lo pronto el espíritu de Cuba es mestizo. Y del espíritu a la piel nos llegará el color definitivo. Algún día se dirá: color cubano.
La Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la Asamblea Nacional del Poder Popular en sus sesiones del pasado mes de julio, y más recientemente, el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, han evaluado los resultados, retos y perspectivas de cada subprograma.
Preservación de la memoria histórica. Trabajo de los organismos formadores en la educación, en el valor del antirracismo y el enfrentamiento a criterios y conductas racializadas en el proceso docente-educativo. Trabajo de los medios de comunicación social. Publicaciones. Trabajo del activismo social ciudadano antirracista. Investigaciones científicas asociadas a la etnicidad y el color de la piel. Abordaje del color de la piel en la política de cuadros. Abordaje del color de la piel en las políticas y realidad del empleo. Hábitat, salud, condiciones y calidad de vida. Ámbito jurídico y, Proyección internacional, son los subprogramas.
En los cinco primeros, más, los relacionados con la política de cuadros, el ámbito jurídico y la proyección internacional, se evalúan sus resultados como satisfactorios con metas cumplidas y trascendentes en lo político y lo social.
Se debe profundizar más en la variable color de la piel en las investigaciones científicas no sólo en lo cuantitativo y descriptivo sino también en lo cualitativo y valorativo.
Igualmente, no están concluidos los análisis y las proyecciones afirmativas en la realidad del empleo en cuanto a la diversificación por color de la piel, aunque se ha avanzado en las políticas y notablemente en las realidades, pero aún es insuficiente en algunos sectores y esferas de la economía y la sociedad en territorios específicos. En la capital, se registran resultados palpables.
Por último, el noveno subprograma: Hábitat, salud, condiciones y calidad de vida, se evalúa con resultados parciales. Por un lado, en la esfera de la salud, se ha avanzado en los análisis científicos de las enfermedades e indicadores de salud, introduciendo la variable color de la piel y ello ha permitido dirigir acciones concretas de las áreas de salud, las universidades de ciencias médicas y los trabajadores sociales del sector, hacia objetivos concretos, dirigidos a las condicionantes sociales teniendo en cuenta el género y el color de la piel de las personas.
Sin embargo, en lo referido a la construcción de nuevas viviendas y la remodelación o reparación del fondo habitacional existente y en muchas localidades deteriorado, aún falta la mirada por el color de la piel de las personas y núcleos familiares, incluyendo las familias inter-color, ya muy visibles y en aumento, en el contexto social cubano.
Los criterios del máximo órgano de poder del Estado y del gobierno del país, no van encaminados a dar loas injustificadas y hacer discursos triunfalistas. Fidel nos dejó claro en 1959 que este asunto, era el más complejo de todos los problemas sociales que heredó la Revolución del pasado colonial y neocolonial, no sólo por los serios problemas estructurales de carácter objetivo que hay que transformar, sino también por el gran peso específico que tiene el componente subjetivo, que se manifiesta en forma de prejuicios y por estos se llega a conductas discriminantes y segregacionistas. Ello justifica la inclusión del delito de apartheid, en el nuevo Código Penal Ley 151, como apoyo al delito contra el derecho de igualdad, que se mantiene, pero que estaba desde el anterior código, Ley 62 de 1987, así como 22 otras figuras delictivas en la nueva ley, que agravan sus penas, si se demuestra que el hecho ocurrió por motivos de odio por el color de la piel, el origen étnico, nacional o territorial.
Cuatro años de vida tiene un programa que avanza y se perfecciona. En el socialismo el racismo no es estructural, sistémico ni institucional, todo lo contrario, a este sistema le es ajena toda forma de discriminación. Se respiran los aires que nos conducen, poco a poco, como diría José Martí en una carta a Juan Gualberto Gómez, a lograr toda la justicia.
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