Quito.- Tras un encuentro cercano con la vida y obra del artista Oswaldo Guayasamín, el grupo de teatro infantil de Cuba, La Colmenita, se despidió de Ecuador, donde fue ovacionado por su talento en el escenario.

Las dos presentaciones de la compañía en el III Festival de Artes Vivas de Loja fueron suficientes para encantar al público nacional y extranjero, de todas las edades, quienes ya esperan con ansias el retorno de los pequeños que actúan, cantan, bailan y se acompañan de su propio grupo musical en sus espectáculos.

Previo a regresar a Cuba, los colmeneros estuvieron unas horas en Quito y no podía faltar, a pesar de la corta estancia en esta capital, un encuentro con el llamado Pintor de Iberoamérica.

Emocionados, asombrados y enamorados de la obra del reconocido artista quedaron los actores, profesores y directivos del grupo, quienes recorrieron los espacios de la Casa Museo, donde vivió el pintor y la Capilla del Hombre, el complejo monumental que dejó como tributo al ser humano.

De la mano de Pablo Guayasamín, hijo del artista, La Colmenita conoció la casa donde trabajó y vivió Guayasamín, así como las obras (y su significado), que llenan tanto la residencia como la Capilla.

"Este ha sido un espacio de diálogo sobre el futuro de América Latina y en favor de los desposeídos de la tierra, de la paz y de todo lo que Cuba nos enseñó y cuyo ejemplo debemos seguir, Esto es territorio ecuatoriano-cubano o cubano-ecuatoriano", sentenció Pablo en sus palabras de bienvenida. "Esta es una familia con dos corazones, uno en Ecuador y el otro en Cuba, afirmó por su parte el embajador del país caribeño en Quito, Rafael Dausá.

Anécdotas sobre la fuerte relación de amistad y respeto que unió al artista y al líder de la revolución cubana, Fidel Castro, y relacionadas con los aportes de la Mayor de las Antillas a la ejecución del complejo monumental, fueron compartidas con los niños por Pablo, con la emotividad de quien participó en cada fase de la construcción y mantiene intactas sus vivencias con Fidel.

La lluvia pertinaz que cayó sobre Quito, ni la premura por llegar a tiempo al aeropuerto internacional Mariscal Sucre para regresar a La Habana, impidieron que los visitantes saciaran su curiosidad por conocer más detalles sobre Guayasamín, a quien hoy ven más cercano.

Conocer el Árbol de la Vida, donde yacen sus restos, ubicado en un punto desde donde "puede cuidar La capilla del Hombre, su casa y mirar a Quito, así como recibir de regalo una obra del maestro perteneciente a la serie  Meditación, fueron dos de los regalos más apreciados por la compañía.

La Colmenita se despidió de Ecuador, tras dejar no solo recuerdos gratos en Loja y Quito, ciudades patrimoniales, sino también huellas que permanecerán intactas en el tiempo, hasta su regreso, ya esperado en este territorio andino.