El Festival Nacional de Música Electrónica Estereo G con sede permanente desde hace cinco años en la comunidad costera de Caletones, en el municipio holguinero de Gibara, se reafirmó como uno de los más importantes mega eventos de su tipo en Cuba.

Lilien Aguilera González, presidenta de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la provincia, reafirmó lo anterior en exclusiva a la ACN, al clausurar la sexta edición del certamen desarrollado durante tres días en ese asentamiento marino, ubicado al norte de la ciudad de Holguín.

El evento convoca anualmente a los mejores productores de música electrónica del país y Caletones fue escogido como escenario por ser un espacio ambiental atractivo para su desarrollo.

Aguilera González, subrayó a su vez que el festival ha contribuido a la transformación de esta comunidad costera hasta en la forma de percibir y consumir el producto cultural que muestra Stereo G, a través de la AHS.

El festival se ha convertido, significó, en un espacio de confluencia no solo dirigido a los productores del país, sino para un público que consume una música que normalmente no se difunden en otros espacios y aporta una espiritualidad e interacción con sus seguidores junto a lo místico que representa una fiesta a orillas del mar.

En esta edición, junto a Electrozona como proyecto anfitrión, se presentaron Whisper, Luis Santana, DJ Arte, The Tony’s Screams, demás de Resak, de Ciego de Ávila, Zevil, de Guantánamo, DJ Muerto, de Sancti Spítirus, DJoy de Cuba, Xander Black y Daniela Vázquez, de La Habana.

Fundado en 2012 como una jornada y luego convertido en festival, Stereo G tiene como sello distintivo, buscar la diversidad en cada uno de los invitados para consolidarse en evento seguidor de un público que viaja desde la capital provincial y desde diferentes provincias del país hacia Caletones, sitio de notables  atractivos para el turismo de naturaleza y espeleobuceo.

La electrónica, como género musical, tuvo en los soviéticos los pioneros en desarrollarla tras el triunfo de la revolución rusa que favoreció la experimentación artística al romper con la estética burguesa.

En los años 50 este género se extendió por occidente con composiciones experimentales, más tarde como bandas sonoras para películas de ciencia ficción y en la actualidad la tecnología ha evolucionado hasta el punto de poder realizar complejas composiciones con apenas un ordenador portátil.