Un homenaje a Julio Girona, maestro de las artes plásticas cubanas, en el centenario de su natalicio, tuvo lugar en la sala Martínez Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba con la presencia de varios descendientes del artista.
Sus hijas Ilse y Annie, así como dos nietas y tres bisnietos, asistieron al tributo que ofreciera al multifacético creador el panel Julio Girona subiendo por La Rampa, moderado por Lesbia Vent Dumois, presidenta de la Asociación de Artes Plásticas de la UNEAC, e integrado por Norberto Codina, director de La Gaceta de Cuba, Nicolás Hernández Guillén, presidente de la Fundación Nicolás Guillén y el ensayista Jorge Gómez de Melo.
La sala Villena acogió además una selección de caricaturas que Girona realizara en su lucha antifascista para el periódico La Voz y que enviara a éste en el año 1938 desde Nueva York.
Hernández Guillén aseguró que para la Fundación que preside este homenaje constituye una ocasión excepcional “no solo porque Julio fue uno de los más importantes artistas de la plástica cubana del siglo XX, un importante escritor, sino además porque fue un entrañable amigo de mi abuelo; yo creo que compartieron muchas cosas: una visión común sobre algunos aspectos de la vida y del tiempo que les tocó vivir, y una capacidad extraordinariapara divertirse y disfrutar la vida”.
Lesbia Vent Dumois expresó que Girona, Premio Nacional de Artes Plásticas del año 1998, “es el ejemplo perfecto para lo que son las Artes Visuales y para lo que representa la Asociación [de Artes Plásticas], porque era más que un pintor, era un dibujante, un grabador, un narrador y un poeta, cosas que se fueron mezclando todas”.
Por su parte Codina, leyó unas cuartillas dedicadas a Girona, a “ese ser tan criollo, tan desenfadado y que reivindicó siempre su condición de cubano rellollo y de manzanillero”, y que se detienen sobre todo en el Girona escritor.
Codina recogió en éstas sus primeros recuerdos de la familia Girona y acerca de su faceta de escritor aseguró que “ apasionado en todo lo que hacía, su proceso al desdoblarse como escritor fue algo tan natural como sencillos y transparentes fueron sus prosas y sus versos, los que dialogaban con su pintura”.
También afirmó que Girona forjó su oficio de narrador en las muchas historias oídas y contadas “alquimia que con sano orgullo demostró en la media docena de libros de cuentos y poesía que publicó en su breve vida de escritor”.
Igualmente catalogó como una de las zonas más atractivas de su trayectoria como artistaa la que comprende los dibujos y apuntes que realizó sobre personajes de la Segunda Guerra Mundial y, consideró que “la poesía, la pintura, las crónicas y los cuentos de Julio constituyen una narración orgánica de principio a fin”.
Al concluir Codina sus palabras, el Premio Nacional de Literatura Pablo Armando Fernández leyó un poema que escribiera el 7 de enero de 1983 dedicado al homenajeado y seguidamenteJorge Gómez de Melo dio lectura a un texto que Orlando Hernández hizo llegar a la celebración y que se titula Los defectos de Julio Girona.
El mismo está redactado con una fina ironía y gran sentido del humor, a la vez que retrata posturas, visiones y conceptos del artista sobre el cual expresa“no han sido sus virtudes, sino sus defectos, sus vicios, sus manías, los que han hecho de Julio Girona un gran pintor”, y más adelante significa que “no habrá un Girona maduro y definitivo, habrá que estudiarlo corriéndole al lado como hacen los entomólogos siguiendo el vuelo de un insecto, viéndolo trazar en el aire , en la historia de la pintura cubana esa figura risueña e incomprensible que siempre se burla de nosotros, escapándose de aquí para allá sin dejarse poner la mano encima”.
Al final del encuentro Ilse y Annie Girona recibieron, -visiblemente conmovidas-, flores, símbolos del reconocimiento merecido al padre pintor, dibujante, caricaturista, grabador poeta y narrador cuya obra toda ocupa un lugar notable en la historia de la Cultura Cubana.
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