A pocos días del aniversario 65 de la Televisión Cubana recuperar la historia de una institución que durante todos estos años ha cumplido una gran responsabilidad social, la de entrar cada día en los hogares para informar y entretener, debe ser uno de los objetivos más importantes en días de celebración.
Muchos relatos, anécdotas, sucesos no han sido recogidos en blanco y negro y lamentablemente, la mayoría de sus protagonistas ya no están entre nosotros, por lo que es necesario aprovechar los testimonios de los que están. No se puede esperar mucho para que alguien se enamore de la idea de contar y compilar estas historias. Pero por ser también parte de ellas, y tener un sentido de pertenencia que día a día trato de trasmitir a los nuevos que llegan, no quería dejar pasar la fecha sin recordar ciertos detalles.
Diferente a otros sectores que sufrieron el éxodo de sus profesionales al triunfo revolucionario, la CMQ que se había caracterizado porque muchos de sus trabajadores formaban parte activa del Movimiento 26 de Julio, estos en su gran mayoría se mantuvieron en sus puestos dando continuidad a una programación, ahora en función de los importantes cambios que se derivaban del joven proceso revolucionario. Técnicos y artistas asumieron nuevos retos y aumento la creatividad que había distinguido a la televisión nacional pionera en la región.
Directores como Roberto Garriga, Cuqui Ponce de León, Antonio Vázquez Gallo, Carballido Rey y Sirio Soto, entre otros, continuaron la producción de dramatizados, mientras que Amaury Pérez, Manolo Rifat y Joaquín M. Condall la de musicales, y otros dieron seguimiento a los informativos, y a la programación de bien público. La televisión cubana, ya nacionalizada tuvo un papel predominante en llevar al pueblo las intervenciones del Comandante en Jefe Fidel, en los momentos cruciales del proceso revolucionario, así como los principales actos políticos. A estos se sumaron otros muchos directores como Jesús Cabrera, José Ramón Artigas, Xiomara Blanco, Antonio Miguel, Mirta González Perera y Eduardo Moya, quienes dieron continuidad junto a un gran grupo a la programación televisiva de más de cinco décadas.
Pero lo más significativo fue que estos directores de programas junto a sus equipos técnicos lograron, con atractivos movimientos de cámara, con escenografías y vestuarios en los que primaban el ingenio de sus creadores, mantener la televisión como principal medio de recreación para nuestro pueblo. Ellos lograron llevar a la teleaudiencia grandes obras del teatro universal, revistas musicales, programas humorísticos con una calidad que aún recordamos, en los que también estuvo el aporte de grandes figuras de la actuación de todos los tiempos, como Raquel Revuelta, Rosa Fornés, Gina Cabrera, Margarita Balboa, Maritza Rosales, Consuelo Vidal, Enrique Santiesteban, Alejandro Lugo, Germán Pinelli, Armando Bianchi, Enrique Almirante, entre otros muchos, sin obviar a destacados intérpretes y agrupaciones que mantuvieron la música cubana en nuestra programación.
No puedo dejar de mencionar porque las jóvenes generaciones quizás lo desconocen que mientras se combatía en la Sierra Maestra, el pueblo sabía de la marcha de los enfrentamientos por determinados códigos que nuestros propios artistas y locutores entronizaron en sus presentaciones como anunciantes. Según refiere Mirta Muñiz Egea, en su libro Mi profesión a debate, Manolo Ortega, quien en el Noticiero promovía la cerveza Hatuey, cuando tomaba la cerveza hasta el final y al pronunciar el lema: “Hatuey la gran cerveza de Cuba”, si extendía el vaso a cámara era que las cosas marchaban bien, si los hechos no eran tan favorables para el Ejército Rebelde, se limitaba a presentar a cámara el vaso y decía el lema suavemente. Consuelo Vidal, quien hacía el comercial para la Publicitaria Siboney, proclamaba la frase: “Hay que tener fe que todo llega” y era una alusión directa al derrocamiento de la dictadura de Batista.
La televisión ha sido revolucionaria no solo ideológicamente sino también en buscar soluciones a los múltiples problemas tecnológicos y carencias que durante más de cinco décadas la han afectado. El trabajo de ingenieros y técnicos para mantener en pie tecnologías obsoletas ante la imposibilidad de comprar nuevos equipos por el bloqueo impuesto a Cuba, la búsqueda de soluciones alternativas para escenografías, vestuarios, maquillajes, los esfuerzos de los periodistas y técnicos del área informativa en llevar los acontecimientos más importantes dentro y fuera del país, han hecho posible este sesenta y cinco aniversario. La creatividad y la persistencia han sido palabras claves, y quizás los que estamos día a día enfrentando muchos de estos problemas ni siquiera hemos concientizado la gran proeza de la que hemos sido protagonistas.
Nuestra programación es perfectible y mucho nos queda para tener en pantalla lo que realmente pretendemos, más de doce millones de habitantes son los más severos críticos, los gustos son diversos, y complacer con calidad y un alto grado de profesionalismo es difícil, pero a pesar de talento más o menos, de ideas que no se llegan a materializar como quisiéramos, de recursos que nos faltan, miles de personas se empeñan día a día para que cuando la señal entre en nuestras casas, nos proporcione un rato de entretenimiento y la información necesaria. Este aniversario será un reto más para lograr cosas mejores, y la historia, esta historia, merece que apasione a jóvenes investigadores y que se escriba, como merecido homenaje a las grandes figuras y a aquellas anónimas que han hecho posible esta obra.
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