La Conferencia General de la Unesco en su 33ª reunión, celebrada en el 2005, proclamó el 27 de octubre de cada año Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, con lo cual conmemoró la aprobación en 1980 de la Recomendación sobre la Salvaguardia y Conservación de las Imágenes en Movimiento.
Esta declaratoria tuvo como propósito concienciar al público sobre la necesidad de tomar medidas urgentes y reconocer la importancia de los documentos audiovisuales que constituyen registros clave de los siglos XX y XXI.
La socialización de las tecnologías de imagen y sonido propició herramientas efectivas para compartir el conocimiento y la creación humanos en los diferentes campos cognoscitivos y artísticos, y actuaron contra obstáculos culturales, sociales y lingüísticos que limitaban la apropiación de la información por todos los públicos.
No obstante al momento de esta declaratoria una parte significativa del patrimonio audiovisual mundial ya se había malogrado de manera insalvable por diversas causas de índole espiritual y material, sepultándose así parte de la memoria de la humanidad.
El Periódico Cubarte conversó con Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba a propósito del Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, por la trascendencia del empeño sostenido por esa institución en la salvaguarda de sus tesoros audiovisuales.
En 2005 la Conferencia General de la Unesco proclamó el 27 de octubre de cada año Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, pero antes de esta resolución el ICAIC trabajaba ya por la conservación de las imágenes en movimiento…
La Cinemateca de Cuba desde su nacimiento en 1960 tuvo como principios fundacionales la salvaguarda del patrimonio audiovisual del país y atendiendo a esto el director fundador, Héctor García Mesa, se dio a la tarea sobre todo de reunir aquellos títulos sobrevivientes del período prerrevolucionario para lo cual se nutrió fundamentalmente de la colección conformada por José Manuel Valdés Rodríguez en el Departamento de Cine de la Universidad de La Habana, que durante muchos años ofreció el ciclo «El cine industria de arte en nuestro tiempo», que era un curso de verano muy importante en el que se formaron tantos cineastas e intelectuales de nuestro país.
Con posterioridad, en su fase de reorganización, la Cinemateca trató de atesorar esencialmente todo lo concerniente a la producción del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC); puedo decirte que quizás ahí se separó un poco de sus postulados iniciales, por cuanto el patrimonio audiovisual es de todo el país y no solo del ICAIC. Claro, cuando se crea la Cinemateca solo existía como productor el instituto, pero ya después surgieron los Estudios Cinematográficos de la Televisión Cubana, la Televisión Educativa, los Estudios Cinematográficos y de Televisión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), luego los talleres de creación de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), es decir, se fue incrementando la producción pero no así el depósito en la Cinemateca de las copias de los filmes ni la información de los mismos.
Esa es la tarea que estamos tratando de retomar, es decir, aglutinar todas las copias y la información posibles, no por gusto este es uno de los aspectos que comprende el proyecto de la futura Ley de Cine.
Hay un lema que se está promoviendo a nivel mundial que es «Salvar el pasado para el futuro», esta es la labor de la Cinemateca, preservar para las generaciones de hoy, pero sobre todo para las de mañana, la producción audiovisual en cualquier formato.
A mí me llamó mucho la atención cuando visité por primera vez el Departamento de Cine de la Universidad de Los Ángeles —que está colaborando en la restauración de copias para Cuba— que donde quiera había letreros de «No botar nada», pues conservan los filmes en todos los formatos 35 milímetros, Betacam, Betamax, VHS, DVD, en todos, mientras que nosotros en la medida que llegaban los nuevos formatos desechábamos los anteriores y eso no puede hacerse porque aun no está comprobado cuánto puede durar un soporte electrónico.
En la actualidad esto es una gran incertidumbre, mientras que el VHS ya está probado y el de 35 milímetros sigue siendo hasta hoy el soporte más duradero.
Me dice que la obligatoriedad de depositar una copia de cualquier producción realizada está contemplada en el proyecto de Ley de Cine, pero ¿cómo se logra en la actualidad?
Insistiendo por nuestra cuenta con los cineastas, acopiando la información, investigando para poder atesorar toda la documentación posible; esto es lo que hacemos en cuanto a la actualización del inventario del Patrimonio de la Nación.
A esto se añade la restauración del patrimonio existente. En nuestro país tenemos un factor muy adverso que es el elevado nivel de humedad, a lo que se le agrega que las bóvedas en las que durante años se almacenó el material fílmico no eran las más apropiadas ya que estaban en una casa que se readaptó para ese fin.
Esto puede dar la idea de cuánto fue afectado el Patrimonio fílmico de la nación, sobre todo durante el Período especial y luego por las dificultades con la climatización.
Por suerte el cine cubano tuvo especial cuidado, pero gran parte de la colección fílmica universal, de cuya posesión se jactaba con razón la Cinemateca, se deterioró y ya no existe, como mucho del cine de Europa del Este.
Todo el cine cubano se trasladó desde el año pasado para el antiguo Laboratorio del ICAIC que ahora es el Archivo fílmico y presenta mejores condiciones, además de que se está trabajando en todo lo relativo a climatización e iluminación, tanto de allí como de los Estudios Cubanacán donde están depositados los negativos.
En cuanto a la obra de los jóvenes realizadores, que en la mayoría de los casos se produce de manera independiente, ¿cómo funciona el proceso de depósito de las copias de estos filmes en la Cinemateca?
Puedo decirte que no funciona, si no tomamos la iniciativa nosotros de solicitarla a los directores no recibimos esas copias; en ocasiones vienen investigadores, críticos y estudiosos interesados en visionar algunos filmes y no podemos ayudarlos.
En ese proceso estamos, en tratar de reunir la mayoría de esta producción que está dispersa al igual que las películas realizadas por la Televisión Cubana y por otras entidades porque además de conservar y restaurar es importante visibilizar estos materiales.
¿Considera que el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO es la expresión práctica de la voluntad de ese organismo por aportar a la salvaguarda del patrimonio audiovisual mundial?
Sí, lo pienso, fue realmente la primera materialización de una preocupación de centenares de personas durante décadas y su reclamo por algo que se ocupara de ese patrimonio mundial.
Curiosamente en el Programa Memoria del Mundo hay muy poco cine, estaba Metrópolis de Fritz Lang, Los olvidados de Buñuel y muy pocas cintas de ficción; después, felizmente, el primer noticiero en aparecer es el Noticiero ICAIC Latinoamericano, fundado por Santiago Álvarez, a propuesta de la Cinemateca, y esto hace no solo que se llame la atención sobre la importancia histórica que tiene lo que se inscribe en el programa sino también la posibilidad que brinda para su restauración y visibilización.
¿Cuál ha sido el beneficio real de la inscripción en el Registro de la Memoria del Mundo del Noticiero ICAIC Latinoamericano?
A raíz de su inscripción se suscribió el convenio con el Instituto Nacional Audiovisual de Francia en virtud del cual ya está culminando el proceso de digitalización de todas las emisiones del Noticiero ICAIC, pero al mismo tiempo muchos investigadores de todo el mundo tienen acceso a estos materiales.
¿En su opinión existen posibilidades de que la colección Carteles Cubanos de Cine se inscriba igualmente en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO?
Es un viejo sueño nuestro y de Lola Calviño, vicedirectora de la Cinemateca, que fue la máxima impulsora de esta idea, porque el movimiento del Cartel Cubano de Cine es único en su tipo; aunque surgió paralelamente a un movimiento similar en Polonia y Checoslovaquia, el nuestro poseía características peculiares como es el encanto de la serigrafía y algunos añaden, a la particularidad de cada color diferente, el olor que se mantiene en la memoria.
El Cartel Cubano de Cine devino no solo elemento fundamental de promoción sino pieza de colección y de ambientación de muchas casas cubanas.
Yo me di cuenta del valor inconmensurable de estos carteles cuando tuve la posibilidad de inaugurar la gran exposición Hecho en Cuba, en el Museo del Cine de Turín, y aprecié el impacto extraordinario que ejercen en los espectadores.
Cuando se comparan carteles realizados en los países de origen de los filmes con los realizados por los diseñadores cubanos uno comprueba cuánto los superan los nuestros en cuanto a imaginación, originalidad, al delirio a veces en la realización, y al hecho mismo de que muchos trascienden la propia película para la cual fueron concebidos.
Confiamos que sí, que la colección seguirá cada uno de los pasos para finalmente ser inscrita en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO
¿Podría valorarnos los programas fílmicos con los que la Cinemateca va a festejar este día mundial?
Vamos a festejar este día a partir justamente del 27 de octubre a las seis de la tarde en el Multicine Infanta; exhibiremos el Noticiero ICAIC número 774 y tres títulos que han sido digitalizados: el documental Rumba (1972), de Antonio Fernández Reboiro; El robo (1962), corto realizado en stop motion por Octavio Basilio y el largometraje de ficción Yerma (1964), dirigido por Amaury Pérez y que es estreno en la Cinemateca.
Se incluyen en el ciclo otras ediciones del Noticiero ICAIC digitalizadas por el Instituto Nacional Audiovisual de Francia; el documental Gladys González y Los Bucaneros (1967), de José Limeres, y el corto de animación también en stop motion La Quimbumbia (1963), digitalizados recientemente por el Archivo del Instituto Cubano de Radio y Televisión.
Además se proyectarán los documentales Palmas cubanas (1963), de Rosina Prado, y 635 años de son y La cubanita, ambos realizados en1978 y el largometraje Te llamarás Inocencia (1971), todos de Teresa Ordoqui.
Un momento especial lo constituye la presentación de Fresa y chocolate, ese clásico codirigido por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, que es el primer filme restaurado por el Departamento de postproducción del ICAIC según los requerimientos contemporáneos del formato DCP.
¿Cuál es el documento audiovisual más relevante que atesora la Cinemateca de Cuba para la historia del cine nacional?
La Cinemateca guarda muchos noticiarios prerrevolucionarios que son importantísimos por cuanto son la historia a veces filmada a riesgo de la vida de los propios camarógrafos, en plenos combates en la Sierra Maestra que uno siente que las balas le silban al lado a la cámara e igualmente algunos títulos antológicos como El Mégano, antecedente del nuevo cine cubano; Esta tierra nuestra y La vivienda, que fueron los primeros documentales producidos y otros títulos fundacionales; por ejemplo, es imprescindible Elpidio Valdés, porque es el primer largometraje de animación en la historia el cine cubano.
Hasta ahora hemos restaurado algunos clásicos como Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea y Lucía, de Humberto Solás y La Virgen de la Caridad, de Ramón Peón que próximamente se presentará en un evento en Los Ángeles; y tenemos un grupo de títulos cuya restauración urge, pero aun no tenemos la condiciones ni el personal idóneo para realizarlas.
Publicado: 27 de octubre de 2017.
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