Camagüey.- Muestra esencial de la cubanía, la presentación del documental Rumbatá de la realizadora Isabel Santos en esta urbe, procura enaltecer la cultura del país desde su idiosincrasia asociada al género musical.

La mayor de las Antillas, con extenso abanico rítmico y folclórico, tiene en la rumba una de sus manifestaciones más representativas, “sin embargo ha sido marginada porque son los negros sus principales exponentes, pero los méritos hablan por sí solos”, reflexionó la realizadora.

Declarada en 2016 por la Unesco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la manifestación procura con su discurso melódico llevar un mensaje desde lo más íntimo de los barrios cubanos, forjados con material africano y expresiones populares.

“Valores que nos representan a todos, y que necesitamos inculcar a las nuevas generaciones, en especial en las escuelas de música, y que se le abran las puertas de la academia a docentes capacitados para teorizar sobre el tema”, sentenció Santos.

En el caso del rodaje dedicado al conjunto Rumbatá: “resultó una obra que mira a los rumberos en el aspecto más amplio, cómo viven, de dónde vienen y quiénes somos verdaderamente; un orgullo que no cabe en el pecho”, expresó el director Wilmer Ferrán.

Tras dedicar su primer documental en 2017 a La Gloria, poblado al norte de la provincia, que fundaron emigrantes norteamericanos a inicios del siglo XX, Santos fue a las raíces de Ferrán, “quien hace rumba de su época con muchos méritos”, a decir de Reynaldo Echemendía, director del Ballet Folclórico de Camagüey.

“Es la rumba mía, que no es una rumba que está hermética, es una rumba que tiene ballet, tiene música, tiene pueblo, tiene historiador. Es un abanico de colores, que cada día me motiva a seguir luchando por ella”, declaró en conferencia de prensa Ferrán.
Producción a cargo de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey y del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, muestra a la Isla repleta de matices que pueden percibirse en la propia rumba, expresión genuina de una nación forjada en un ajiaco cultural.

Resultó La Habana el espacio escogido para la premier del documental, “aunque vive en esta ciudad su corazón, orgullo de la compañía que desde 1996 es constante para que en una urbe donde la rumba no era tradición, ocupe importante espacio”, sentenció Ferrán.

El apoyo de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey resultó crucial “en momentos en que algunos no valoran a plenitud las virtudes culturales de la rumba, capaz de llamar y convocar a miles de personas en las calles de una Cuba mestiza, de todos”, reflexionó la directora con amplia experiencia como actriz en el cine.

Precisamente la presentación en la Plaza de los Trabajadores de la villa patrimonial, fundada en 1514, cumplió las expectativas de los admiradores del trabajo de la agrupación, ganadora en el prestigioso Festival Cubadisco 2018, por su tercera producción Gracias a la rumba.

Desde su fundación el trabajo del conjunto ha solidificado los preceptos de la música folclórica; cubanía que, según el maestro Echemendía, “puede respirarse en blancos y negros, porque cuando bailamos en las plazas somos uno solo”.

Surgida en los barrios de regiones y localidades costeras como Matanzas y La Habana, la rumba llega tarde a Camagüey, cuya tradición, arquitectura y cultura en general, incluso por cuestiones teológicas tradicionales, le hacían rechazo hasta bien adentrado el siglo XX.

“Entonces, el mérito de Rumbatá es mayor aún, y hablamos además de motivos racistas que persisten en la sociedad. Contra todos esos demonios los artistas han luchado para ganarse el respeto y la admiración de todos los rumberos de Cuba”, reflexiona Santos.

El documental Rumbatá pasa a la historia como el primero que íntegramente representa la vida de un rumbero, la gente que vive por y para este mundo del arte, de la percusión, de la danza folclórica y la religión afrocubana, distintivo de la nación caribeña.