–porque no son pocas las agrupaciones que con éxito llevan
adelante nuestras más raigales expresiones musicales–, pero el Buena Vista dejó un sabor muy difícil de
igualar.
Entonces, un grupo de músicos que dentro de esa formación
hicieron historia llevando al cubanísimo son y otros ritmos a geografías bien
distantes del trópico, decidieron continuar esa lucha quijotesca que es la defensa
y promoción de la auténtica música cubana.
Fue el bajista Pedro Pablo Gutiérrez quien lanzó “la primera
piedra” cuando el Buena Vista daba
sus últimos conciertos del Adiós Tour.
La idea de comenzar un proyecto que de cierta forma continuara el trabajo y a
la vez tuviera identidad propia, fue secundada por el tresero Gilberto
"Papi" Oviedo, el percusionista Alberto “La Noche” y el Guajiro
Mirabal.
Así surgió Cubans
Soneros All Star, una agrupación auténtica, “cubana hasta los tallos”, que
a casi un año de su creación (en mayo) suma una cantidad considerable de
seguidores.
¿Cómo dar vida a un proyecto de esta naturaleza y ser vistos
como continuidad que evoluciona y no calco y copia del gigante que es el Buena Vista Social Club aún
desintegrado? Para Pedro Pablo las respuestas están en el trabajo con el
público y el repertorio, dos elementos que, apunta, “constituyen la columna
vertebral de nuestra propuesta”.
A nuestro modo de ver, asegura, la principal diferencia
entre el Buena Vista y Cubans Soneros es que dirigimos nuestra
música a que el público baile, es lo que más nos interesa, que sientan el ritmo
de lo que tocamos, ya sea son, guaracha o montuno.
“La música tradicional cubana se puede disfrutar sentado en
un gran teatro, pero creemos que llega más si la gente baila. Ese es nuestro objetivo
principal.
“Lo otro que nos diferencia es el repertorio, si bien hay
temas que son imprescindibles para cualquier agrupación de música tradicional
como Chan Chan y El cuarto de Tula, entre otros; nosotros vamos más allá de esos
títulos al combinar nuevas composiciones con el rescate de temas que no se
escuchan desde hace cinco o seis décadas”.
Quizás sea este el punto que hizo a “Papi” Oviedo enamorarse
de la idea inicial de Cubans Soneros,
porque, afirma, “nuestra música es muy rica y se conoce muy poco.
“Hemos desempolvado temas de las décadas del 30 y el
40 que hacía mucho tiempo nadie en Cuba tocaba, canciones del conjunto Modelo
como Palo monte, retomamos Tumba y bongó de Arsenio Rodríguez, Una Rosa de Francia, la icónica
composición de Rodrigo Prats que mantenemos en su tiempo de danzón, y nos ha
funcionado muy bien. A la gente les gusta porque tocamos cosas que nadie
interpreta, los extranjeros las escuchan como una novedad, y los cubanos las
bailan porque conocen”.
Por desgracia Cubans
Soneros All Star no ha tenido la promoción ni los espacios suficientes para
interactuar con el público, hasta el momento solo se han presentado contadas
veces en La Habana y cada miércoles en Plaza América, Centro de Convenciones de
Varadero.
Una propuesta de este calibre merece más atención de las
autoridades culturales del país, por suerte manejan con el Instituto Cubano de
la Música los pormenores para una gira nacional, un compromiso pendiente desde
los tiempos del Buena Vista Social Club,
confiesa el Guajiro Mirabal.
“Somos ambiciosos, queremos tocar en cuanto teatro, plaza y
otros lugares podamos; que nuestra música llegue a todos, en especial a las
nuevas generaciones; que disfruten de nuestros espectáculos”.
También se negocia con disqueras nacionales y una
mexicana la futura grabación de una placa en la que quedarían recogidos todos
esos temas que el mítico All Star popularizó,
y los que la agrupación ha incorporado a su repertorio en su año de vida.
Cubans Soneros All Star
apenas comienza un largo y difícil camino musical, pero con la confianza de
que sus consagrados músicos, a los que se suman jóvenes instrumentistas,
egresados todos del sistema de la enseñanza artística, sabrán labrarse un
especio en la preferencia del público amante de las más raigales sonoridades
populares cubanas. El tiempo lo dirá.
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