Palabras que son “bichos raros” en el idioma.

Existen voces que son el pan nuestro de cada día, presencias constantes en la cotidianidad: casa, zapato, deseo, limpiar, rápido, inesperadamente… y así hasta el infinito.

Ah, pero existen otras que no encontramos con frecuencia en boca del común de los mortales.

Demos un brevísimo vistazo a algunas de estas palabras, que los estudiosos del lenguaje clasifican como cultismos:

ARACNÓFOBO: Quien, de modo irracional, teme a las arañas.

ASTROBLEMA: Cráter que origina el impacto de un gran meteorito.

DILECCIÓN: Amor tierno y puro.

EUTRAPELIA: Virtud de la moderación.

EXPÓSITO: Lo es quien se ha criado en un hospicio. Así, entre nosotros tuvimos a los expósitos de La Beneficencia habanera.

INTRUSISMO: Ejercicio fraudulento de una profesión, sin calificación para ello.

NESCIENTE: Ignorante.

PRIMIGENIO: Primitivo, originario

TAQUIFEMIA: Trastorno mental que se evidencia por la rapidez al hablar.

UBÉRRIMO: Muy fértil.

 Y hasta aquí esta andanada de rarezas.

 Sólo me queda preguntarme (y preguntarte a ti, estimado lector): ¿nos resultan necesarios estos caprichos del idioma?

 A mí, humilde emborronacuartillas, sólo se me ocurre comentar que las palabras no sólo son el medio de comunicarnos, sino también las sublimes herramientas con las cuales se concreta esa maravilla que se llama el pensamiento.

⁽¹⁾ Su libro El habla popular cubana de hoy recibió el Premio de la Crítica.