Muy poco se sabe, en realidad, sobre Serafín Sánchez Govín: la historia lo recoge como un agrimensor que trabajó en Cuba entre finales del siglo XIX y principios del XX, llegando a ser Secretario Contador de la Asociación Nacional de Constructores y Contratistas de Obras… sin embargo, la valía del fondo documental que conservó lo hace merecedor de un lugar en el Registro Memoria del Mundo de la Unesco, y el Centro Nacional de Superación para la Cultura junto al Canal Educativo de la Televisión Cubana le han dedicado un programa Punto de Partida (1).
Como buen agrimensor, hubo de dedicarse a la topografía, en especial la delimitación de superficies, medición de áreas y rectificación de límites de la isla de Cuba. Pero hizo más: ante la responsabilidad de esclarecer litigios entre propietarios y con un espíritu coleccionista que indudablemente lo caracterizó, conformó un archivo particular compuesto por planos, mapas, escrituras notariales, certificación de propiedades, recortes de periódicos, demandas y contrademandas; todos documentos originales y copias de los más importantes agrimensores que trabajaron en Cuba desde el siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XX, como lo fueron Ambrosio María Muñoz, Tranquilino Sandalio de Noda, José Nadal, los hermanos González Tinoco, Helvecio Lanier, Domingo Gallego, Bernardo R. de Estrada, Francisco Lavaille…
El rescate de un tesoro
Cuenta Ángel Graña -uno de los más cercanos compañeros de trabajo del Dr. Antonio Núñez Jiménez y Vicepresidente de la Fundación que hoy lleva su nombre- que un día, en recorrido por la ciudad de La Habana dentro de sus funciones como Presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, Núñez Jiménez recibió la información de que sería descartado un archivo histórico de base geográfica, conformado en su gran mayoría por mapas, sin importancia aparente. De inmediato se personó en el lugar y salvó de una muerte segura esta parte de la Historia.
Se trataba de una cantidad considerable de cajas con varios legajos organizados por tarjetas según la tradicional división administrativa del país en las provincias de Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Las Villas, Camagüey y Oriente. Los documentos de los expedientes contenidos en los legajos mostraban marcas indelebles del tiempo: doblados, manchados, en ocasiones rasgados y mutilados.
Un archivo peregrino
En un primer momento, Núñez Jiménez ubicó el archivo de Sánchez Govín en su biblioteca particular, donde apenas quedó espacio libre entre tantas cosas inimaginables que –también coleccionista a ultranza- conservaba. Un tiempo después, le fue asignada una casa en 19 y 72, municipio Playa, y allí fue organizándose el archivo por primera vez, hasta que la donación de la vivienda de los eminentes geógrafos Sara Isalgué y Salvador Massip, en calle 9na y 84, posibilitó constituir la Oficina de la Sociedad Espeleológica de Cuba y lugar de trabajo de Núñez Jiménez. Finalmente, han encontrado su hogar definitivo en Ave. 5ta. B # 6611 e/ 66 y 70, donde radica la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre.
Con la dedicación de un científico apasionado, Núñez Jiménez supervisó cada movimiento, cuidando de que el fondo documental al que acudía una y otra vez como recurso de trabajo fuera trasladado con el mayor cuidado.
(Continuará)
Nota:
(1) Punto de Partida es un programa de televisión educativa que desde 2002 se dedica a socializar los procesos culturales de la nación cubana.
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