Artífices de la conservación
El Grupo de Conservación Documental de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre tiene en sus manos la misión de salvaguardar los fondos del Archivo Histórico Sánchez Govín; tarea larga y muy costosa, que ha precisado muchas horas de dedicación y la ayuda de proyectos internacionales. Han utilizado el método de diagnóstico Diagnos, programa diseñado por investigadores del Instituto de Historia de Cuba para la evaluación del estado de conservación de las colecciones de archivos y bibliotecas.
En primer lugar, se precisó un riguroso inventario, con un índice que recoge todos los documentos según la división administrativa de 1878, en cinco provincias -56 metros lineales de documentos con 300 cajas numeradas consecutivamente-; por consenso se mantuvo la estructura original que le diera Sánchez Govín porque permite la búsqueda con una perspectiva histórica, pero se tiene también la referencia según las quince provincias de la división político administrativa actual, para facilitar la información desde la contemporaneidad.
Después comienza el proceso de restauración de los documentos, que se realiza según un sistema de prioridades avalado por un equipo multidisciplinario de especialistas en conservación y restauración e historiadores, así como otros profesionales que son consultados al efecto. Para este trabajo se precisa materiales adecuados que van desde el papel y cartulina de pH neutro hasta bactericidas y fungicidas de alta efectividad que no dañen los originales. Para la conservación es imprescindible el almacenamiento con calidad archivística, incluyendo la climatización.
El legado a los ojos del presente
Para investigadores de diversas ramas del saber, el Archivo Histórico Sánchez Govín resulta de obligada consulta. Allí está detallada parte de la historia ambiental y social de la Isla, como no podría encontrarse en otro lugar: muy probablemente esta sea una de las colecciones más importantes en el país para el estudio de la conformación de la propiedad agraria, y en ella pueden encontrarse materiales sobre la deforestación de los bosques cubanos para dar paso a la urbanización en toda la Isla; ferrocarriles, carreteras, alcantarillados y su construcción; censos estadísticos; reparto, compra y venta de parcelas; la vida social en el periodo de intervención norteamericana en Cuba; uso progresivo de los suelos para el cultivo de la caña con noticias y planos de tecnología de la industria azucarera; y todo tipo de evidencia histórica. Además, existen planos, mapas y otros documentos de diferentes regiones del mundo, entre ellos un plano de Londres del año 1833, un plano de la ciudad de San Juan de Puerto Rico del año 1794, la carta general del océano Atlántico del año 1864, mapa de Colombia de 1823, y un plano de los ferrocarriles de los Estados Unidos del año 1856.
Jamás hubiera podido pensar el agrimensor Serafín Sánchez Govín que sus papeles conformarían una base de datos automatizada en un catálogo digital, pero es esta una condición sine qua non para la consulta de los materiales por la comunidad científica. Y es ese, precisamente, el reto actual de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre: proteger, salvaguardar y socializar la colección, como homenaje a quien nos dejó este valiosísimo patrimonio cultural.
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