Donde nace que el mundo es una mierda.
Ambición, corrupción, egoísmo, envidia y falsedades; oportunismo, engaño, traición, hipocresía, suciedades, inconstancia, intolerancia y necedades. El Universo estaba poblado de grandes incertidumbres y desesperanzas.
En la tierra Lesumba Kankasa había un Oba que era gran investigador y pensador. Cuentan que un día mandó a reunir a todos los sabios de la región para que le describieran cuál era la verdadera realidad del mundo.
Después de grandes conciliábulos, de pensar y de pensar, los sabios llegaron a la conclusión de que la realidad del mundo no podía ser definida y así se lo comunicaron al rey. El Oba, que era un hombre parco en la comunicación de sus ideas, empecinado y preocupado por su prestigio social y familiar, emprendió un largo camino en busca de alguien que le satisficiera su interrogante.
En los confines de la tierra Iyesá vivía un awó nombrado Ifá Kandashe, el cual era hombre bien distinguido en su tierra por sus amplios conocimientos en la interpretación de los Odun de Ifá.
En esa época Ifá Kandashe estaba aburrido y como no lo visitaba ninguno de los grandes personajes, hizo ebó con todo lo que era propio de su profesión. Él era además de sacerdote, pintor y diseñador. Tenía una gran palangana donde depositaba los desperdicios de su labor.
Un día hizo su aparición Shangó en completo estado de embriaguez y pintó dentro de la escabrosa Agutí weye (palangana en lengua lukumí) un rayo y un relámpago. Llegó Elewa, quién había matado a un animal y puso sus manos llenas de sangre sobre la misma; por último, llegó el gran pintor Ere Oyola que representaba a Olodumare y defecó dentro de ella.
Absorto estaba el awó Ifá Kandashe observando el interior de su palangana cuando, de repente, escuchó unos golpes en la puerta de su casa. Cuán grande fue su sorpresa al abrir y encontrarse en presencia del rey en persona acompañado de los grandes sabios de la comarca.
- Euriyeo mori (buenos días señor), dijo reverencialmente Ifá Kandashe.
- Euriyeo, respondió el Oba.
Después que el rey y su comitiva hicieron su entrada al ilé (casa) de Kandashe, el gran soberano expresó: “Sé que eres Ifá Kandashe, famoso tanto en tu tierra como en la mía por ser el que mejor interpreta los Odun Ifá. He venido a verte para que me digas qué cosa es en realidad el Ayé (mundo).
Ifá Kandashe, después de hacer uso de su ekuele (cadena de adivinación) donde apareció el signo Irete Tura, cogió su palangana, se la mostró al Oba y mirándole fijamente a los ojos le dijo: “Mi señor, mire aquí dentro y verá la realidad del mundo”.
El Oba, al observar el interior de la palangana y ver una amalgama de pintura, sangre y mierda exclamó: “No hay dudas de que tienes razón, el mundo es una gran asheré (mierda), pero si oyes decir que el sol siempre seca todo lo que le muestran, pregúntale por el río. Nunca pienses que todo está perdido”.
A partir de aquél día Ifá Kandashe, además de recibir una lección, recibió también ciertas recompensas del rey.
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