La Habana guarda secretos que deberán develarse algún día, como este monumento local del municipio de La Habana del Este conocido como La Coca. Será un verdadero placer para visitantes nacionales y extranjeros contemplar, impresionados por el paisaje cultural, una mezcla de ambiente acuático y terrestre visto desde la posición elevada de la loma de La Coca. Desde allí se contempla como un gran lago, la presa de igual nombre y otras elevaciones como las del Boticario y La Pita.
La Coca no es solo de La Habana, ella también pertenece al territorio del municipio Jaruco en la vecina provincia de Mayabeque. Todo este espacio geográfico se encuentra en las alturas de La Habana-Matanzas, en la parte alta del río Guanabo, e integra tierra firme y sus finqueros y el espejo de agua del embalse que tributa sus aguas a la población.
Se accede a ella dejando atrás al pintoresco y criollo pueblo de Campo Florido y, sorteando hacia el sur unos 2 km de carreta campestre. Al arribar al área más tradicional de encuentros, se contempla con agrado parajes arbolados, algunos con presencia de pinos jóvenes y fresco ambiente, pero de todo, lo que posiblemente más llama la atención al visitante es la tranquilidad existente, el zumbido de algún insecto que quizá movido por el celo fricciona sus patas a manera de violín para atraer a su pareja, o relajarse para escuchar el canto de la paloma o el trino de la multitud de aves que se refugian en tan envidiado y necesitado lugar para los citadinos de siempre.
La Coca, de unos 1 156 ha. de áreas terrestres, es una bocanada, aun en verano, de aire límpido, que se agradece como bálsamo para la vista agotada por el resplandor del fuerte sol cubano y que refresca la mente, continuamente estresada por la agitada vida de la ciudad.
Como todo sitio patrimonial es de especial interés para la provincia y la nación. Él es poseedor de importantes valores naturales de flora y fauna, refugio de la naturaleza y en el que convergen elementos históricos y culturales significativos. La Coca es un sitio natural declarado Monumento Local por la Comisión Nacional de Monumentos del Ministerio de Cultura el 7 de agosto de 2000, pero es a la vez un área protegida catalogada como Reserva Ecológica de significación nacional, aprobada por el Comité del Consejo de ministros (CECM) a propuesta del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) bajo la organización del Ministerio de Ciencias Tecnología y Medio Ambiente. Declarada como tal en 2005, se aprueba legalmente por el Acuerdo 6 803/2010 del CECM.
Además, el lugar posee una variada litología, lo que ofrece características particulares al suelo del que dependerá a su vez el desarrollo de la naturaleza que lo caracteriza. Las rocas de mayor representatividad son las metamórficas (55 %) que produce suelos de muy baja fertilidad, y el asentamiento típico de una flora singular, con alta diversidad, endemismo y rareza.
La geomorfología del territorio muestra 2 tipos de alturas: el bloque en plegamientos monoclinales masivos, que se localizan en la porción norte, centro y este, mientras que al sur se encuentran las alturas tectónico-erosivas de horst, en plegamientos monoclinales.
Presenta un importante relicto de cuabal entre los núcleos de serpentina, que constituyen una de las principales cuencas hidrográficas de la provincia de La Habana y es el Área Protegida más importante de esta. Al recorrer estas áreas es frecuente encontrar la llamada “rosita del cuabal” de un bello color rosa y que invita a ser fotografiada.
Antes, los territorios de Regla, Guanabacoa, Guanabo, Barreras, Bajurayabo y La Coca se consideraban como principales sitios de vegetación relacionados con los afloramientos de serpentinitas en la antigua provincia de Ciudad de La Habana; en la actualidad solo existe La Coca, por su buen estado de conservación, con 14 especies endémicas que ya no se observan en los restantes lugares, es por ello que se considera dentro de la provincia La Habana el área que conserva los más importantes y mejores cuabales.
Presenta una gran diversidad florística contando con más de 250 especies reportadas solamente para el sector de la Loma de la Coca, de las cuales 55 son endémicas, e incluso dos endémicas locales.
Según estudios realizados se alcanzan valores de endemismo del 11 % en plantas serpentinícolas y 12 % para las restantes.
Se considera que la fauna ha sido estudiada de manera insuficiente, siendo aún casi desconocidos los invertebrados que allí habitan. Entre las limitadas observaciones realizadas se aprecia un gran número de mariposas, asociado a la vegetación típica de cuabal.
También se destaca la más importante población de jutías del territorio y más de 40 especies de aves reportadas, sobresaliendo la cartacuba, el negrito y el carpintero verde entre otros, además de una notable comunidad de invertebrados, en su mayoría insectos.
Pero en sus aguas la presa La Coca atesora otros valores, entre ellos la presencia del gigantesco pez conocido como paiche (Arapaima gigas) oriundo del Amazonas, y que llegara a Cuba debido a la donación de algunos ejemplares por el entonces presidente de Perú Juan Velasco Alvarado.
Su historia también posee sucesos singulares, según consta en las actas del cabildo habanero, en 1560 se solicita y entregan tierras para la cría de cerdos en el territorio que entonces se conocía como «Guanabo», vocablo de origen indígena referido a la abundancia del guano o palmas. Varios feudos fueron mercedados durante los siglos XVI y XVII. El actual espacio formó parte del terreno de compromiso de 3 Corrales: Guanabo de Arriba, Guanabo de Abajo y La Pita. Al demoler las referidas haciendas a finales del siglo XVIII se fomentaron varios ingenios azucareros que molieron hasta la siguiente centuria. Estas tierras pertenecían a Nicolás de Coca quien instaló un ingenio. Sería su apellido quien le daría nombre al lugar, a la fábrica de azúcar y al embalse de agua construido entonces.
Otro de los valores del sito es la existencia de las ruinas de las instalaciones de los Baños del Boticario, que eran utilizados como aguas minero medicinales, que en la actualidad solo se observa en inmersiones subacuáticas o cuando tras largos períodos de sequía la baja del nivel de agua los deja nuevamente al descubierto.
Entre 1840 y 1870 estos baños eran visitados con frecuencia por ilustres familias habaneras y sus aguas eran utilizadas para el tratamiento a enfermedades nerviosas y cutáneas. Se observaba hasta la construcción de la presa La Coca entre 1965 y 1967.
Existen también hechos históricos trascendentes para el territorio y de alto sentido patriótico su relación con el mártir del Municipio, el coronel del Ejército Libertador Néstor de Aranguren, pues en su extensión fue el sitio donde cayera en combate el 27 de enero de 1898.
En resumen, el monumento patrimonial La Coca es símbolo de protección y conservación de las riquezas naturales y culturales de La Habana y de Cuba. Ojalá se pueda disponer pronto de las condiciones para llegar hasta esta área protegida para admirarlo, disfrutarlo y protegerlo para el disfrute y medio de enseñanza y aprendizaje de los seres humanos.
[i] Los cuabales representan unas de las dieciséis principales formaciones forestales de Cuba que se desarrollan fundamentalmente sobre suelo de rocas ultrabásicas (serpentinitas), generalmente clasificados como Esqueléticos (profundidad inferior a 15 cm), con poca capacidad para la retención de agua, lo que explica la xerófitismo de esta vegetación, aunque las precipitaciones son similares a la media nacional.
[ii] Serpentinita: Las serpentinas constituyen un grupo de minerales de color verde en varias tonalidades hasta negro que se caracterizan por no presentarse en forma de cristales, excepto en el caso de pseudomorfismo. Son productos de alteración de ciertos silicatos magnésicos, especialmente olivino, piroxenos y anfíboles.
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