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De patrimonio inmaterial hablamos: Museo del Carnaval


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El carnaval de Santiago es una fiesta emblemática con fama nacional, que tuvo sus orígenes en el siglo XVIII. Fiesta de origen religioso que tenía lugar, en sus inicios, en los tres días que preceden al miércoles de ceniza. Durante su evolución este se convierte en fiesta popular que se celebraba en esos días. En un principio tuvo predominio la música española.  Ya a finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX la guitarra, como instrumento predominante, es sustituida poco a poco por el tambor africano. Deviene, entonces, en mascaradas, bailes y otras actividades llenas de entusiasmo y alegría.

Desde hace algunos años, coinciden en fecha y no por azares del destino, la  Fiesta del  Fuego y el carnaval de Santiago. El Museo del Carnaval forma parte de las actividades que tienen lugar durante el desarrollo de este evento internacional. Acontecimiento que ha posibilitado, encuentro e integración de las culturas de los pueblos que constituyen la comunidad caribeña, lleno de los saberes de los pueblos originarios y los que, procedentes de África y a partir de la trata de esclavos, poblaron sus islas del Caribe. Y, de este modo, hacernos poseedores de una riqueza inestimable.

Santiago de Cuba cuenta, desde el 7 de junio de 1983, con el Museo del Carnaval, situado en la calle Heredia, en el corazón de la ciudad. Tiene su sede en una casona colonial, fiel exponente de la arquitectura doméstica del territorio y cuya construcción data de fines del siglo XVIII.

La vivienda, de una planta, presenta un conjunto de dependencias alrededor de un patio interior en forma de C. Muestra una fachada de corredor, con un espacio techado como transición entre el exterior y el interior de esta con columnas de madera denominadas pies derechos y tramos de barandas conformadas por barrotes de madera. Dos escalinatas salvan el desnivel entre la calle y el inmueble.

Sus primeros dueños, en 1880, lo fueron Don Miguel de la Torre y Griñán y Doña Mariana de la Torre. Se producen varios cambios de propietarios. En 1950 el inmueble es utilizado como Escuela Privada, con el nombre de Colegio Pedagógico Católico. A ella asisten los hijos de familias adineradas de la época.

Al triunfo de la Revolución pasa a ser la Escuela Primaria Eduardo García Lavandero No.27 y debido a su deterioro, cierra, en 1969. Posteriormente se utiliza como Instituto de Superación Educacional (ISE), y como Instituto de Perfeccionamiento Educacional (IPE). Es, a partir de 1981, que sirve de sede a la Comisión del Carnaval que tiene, entre sus funciones, velar por el desarrollo de los carnavales desde el punto de vista organizativo.

El 7 de junio de 1983, en el marco de la celebración de la Quinta Semana de la Cultura Santiaguera, y dada la preocupación de numerosas personalidades de la ciudad, se inaugura el Museo del Carnaval, único de su tipo en el país. Su objetivo es la divulgación y promoción del origen y evolución del carnaval santiaguero y todo lo concerniente a estas tradiciones carnavalescas.

Julio, el mes en el que tuvo lugar La mañana de la Santa Ana, al decir del Indio Naborí, fecha en que el Asalto al Cuartel Moncada, imprimió un hito en la historia de Cuba también marca la recurrente conmemoración de la fundación de la villa a partir de las festividades de Santiago Apóstol. Y, desde mucho tiempo atrás, es que comienzan las labores de la Comisión del Carnaval, que organizaría la celebración de esta fiesta en la que se colmarán las calles de Santiago, repletará la calla Enramada y se disfrutará del legado de sus ancestros. 

Las investigaciones de esta institución museística están dirigidas al estudio etnográfico y antropológico de sus colecciones en las que se atesoran piezas representativas de este fenómeno cultural tan importante y diverso como lo es el carnaval santiaguero, declarado Patrimonio cultural de la nación, en julio de 2015.

Tengamos en cuenta que, como bien señala el Arq. Nilson Acosta Reyes, Vicepresidente de Monumentos del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, la Comisión Nacional de Monumentos existe desde 1977 con larga data de experiencia. Sin embargo, la dedicada a la protección del patrimonio inmaterial es mucho más reciente por lo que aún resultan pocas las manifestaciones reconocidas.

En el caso de Santiago de Cuba, según el Vicepresidente de Monumentos, el carnaval es “una tradición auténtica que ha venido evolucionando de una manera muy afianzada en las raíces de la comunidad, y que ha perdurado al margen de cualquier circunstancia”. Y es “de las fiestas populares, la primera manifestación de carnaval como tal porque existe una declaratoria para las Parrandas de Remedios, pero… no hay otro carnaval en Cuba que tenga ese reconocimiento dentro de lo popular”.

Con el inicio de los festejos de julio decenas de miles de participantes arriban procedentes de otras regiones del país e incluso desde el exterior. Y, de acuerdo a lo que todos comentan, tiene lugar el retorno de los “santiagueros ausentes”.

La cultura se sustenta en las manifestaciones artísticas autóctonas y es el Carnaval de Santiago de Cuba una centenaria tradición cultural festiva, “en la que se entrelazan la música, el canto, el teatro y la danza, con la participación de las comunidades de comparsas y paseos, vinculados al oficio de vestuaristas, costureros, diseñadores de carrozas, fabricantes y reparadores de instrumentos musicales, creadores de muñecones, estandartes, adornos, además de electricistas, luminotécnicos, pirotécnicos y otros que hacen posible esta expresión cultural”, según declarara Julián González, Ministro de Cultura.

La fiesta, reconocida como la de mayor trascendencia de la cultura cubana ha preservado “…la comunidad de portadores de conocimientos y técnicas tradicionales relacionadas con este Carnaval Santiaguero”… por lo que “reconoce dicho elemento como parte de su patrimonio cultural y ha expresado debidamente su consentimiento para que se acompañe en las acciones de su salvaguarda”, explicó el Ministro en ocasión de la Declaratoria pública de su condición de patrimonio cultural de la nación, el 25 de julio de 2015.

Además, el Registro Nacional de Bienes Culturales ejecutará la inscripción de Bienes Materiales: Conocimientos y Técnicas Tradicionales, que forman parte del Carnaval de Santiago de Cuba, como corresponde a su condición de Patrimonio Cultural de la Nación.

Por otra parte, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, a propuesta de la Comisión para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, en aras de garantizar la sostenibilidad y visibilidad de una expresión de la identidad nacional decidió que sea el Museo del Carnaval de Santiago de Cuba la institución que acoja en su recinto al Gremio de Intérpretes de la Corneta China “Juan Bautista Martínez Soa”, y vele por la salvaguarda de los conocimientos que posee dicha comunidad sobre este esencial instrumento musical del carnaval santiaguero.

Iniciativa que conmemora el centenario de la primera salida de una corneta china en una comparsa a partir de la ejecución de Juan Bautista Martínez Soa. Sin lugar a dudas, el Gremio se convierte en  una plataforma efectiva que posibilitará la dignificación del papel de este instrumento musical decisivo en los valores armónicos de una comparsa. Particularmente, representa una ética en cuanto a la atención y tratamiento a sus ejecutores y posibilitará la transmisión de conocimientos técnicos a los futuros cultores. Para lo cual se ha implementado una metodología de la enseñanza que posibilitará la formación de una cantera de continuadores.

No se concibe una típica conga santiaguera sin el sonido, agudo y gangoso, de un pequeño instrumento de viento: la corneta china, la que logra arrastrar con su contagioso ritmo a miles de personas.

Y, al referirnos al origen de la corneta china surgen diferencias. Por ejemplo, según Josefina Bruss Henry, Directora del Museo del Carnaval, “…la aparición de este  instrumento, en el carnaval santiaguero, tiene lugar en el año 1915 cuando tres integrantes de la Comparsa El Tivolí: Rufino Marqués, Mariano Mena y Juan Ramón Sánchez, vieron en Matanzas una festividad china y les causó asombro cómo sobresalía la melodía de la corneta en medio de grandes y  numerosos instrumentos de percusión”.

Decidieron adquirir el instrumento y ponerlo en manos de Juan Bautista Martínez Soa, clarinetista y torcedor de tabacos de una pequeña fábrica llamada El Chinchal, ubicada en dicho barrio. De este modo este se convierte  en el primer intérprete de la corneta china, en Santiago de Cuba, con lo que la comparsa El Tivolí realiza un invaluable aporte a nuestra cultura popular tradicional.

Sin embargo, José Reyes Fortún, musicólogo del Museo Nacional de la Música, considera que la llamada “corneta china” tuvo su impronta en Cuba en La Habana muy a principios del siglo XX, en la Comparsa “Los chinos buenos”. Fue vista por última vez en el carnaval de La Habana de 1908. Con la desaparición del carnaval habanero, esta se vio en Santiago de Cuba en sus fiestas públicas con su pobre, gangoso y alto sonido alrededor de 1915”.

Por lo que existe coincidencia en cuanto al año en que fue introducida en los carnavales de Santiago, 1915, pero no en sus orígenes que van de Matanzas a La Habana. Aspecto que, imagino, será objeto de investigación de la institución museal de Santiago de Cuba.

Se sabe que, en sus inicios, el tocador de la corneta china iba siempre a caballo, no solo como medio de protección, sino también para lograr una mayor sonoridad. Las frases melódicas o floreos estaban basados en los coros de la comparsa. Se dice que “buscando siempre imitar en los finales de sus notas las inflexiones del habla de los chinos, así como sus cantos al pregonar mercancías y servicios”.

Con el transcurso del tiempo se interpretaban melodías de canciones populares de moda para amenizar las largas trayectorias de las congas por la ciudad, por lo que el caballo fue quedando en desuso. Mientras que el instrumento musical ha mantenido, hasta la actualidad, su papel preponderante en la festividad,

La corneta china ha tenido numerosos intérpretes tanto entre músicos de formación académica como empíricos. Sin embargo, la memoria colectiva los guarda a todos como los  más destacados. Entre los ya desaparecidos se encuentran: Julio, de la Conga Pasofranco;  Emiliano García, de El Tivolí; Carmelo Tountor, de la Conga Los Hoyos; Buenaventura González, de Alto Pino; Erenio Betancourt del Rival, “Neno”, reconocido como el mejor, perteneciente a Los Hoyos y Valentín Serrano, también de Los Hoyos, recientemente fallecido.

Mas la tradición continúa en las figuras de Joaquín Solórzano y Walfrido Valeriano Giro. Y, en los carnavales correspondientes al medio milenio de la fundación de Santiago de Cuba, Andrés Cobas Martén, con 23 años, se alzó con Primer Premio en el Concurso de corneteros que tuvo lugar en el Tivolí.

Con el advenimiento de los 500 años de fundación de la villa de Santiago de Cuba, el inmueble que alberga la institución museal fue totalmente restaurado. Luego de un estudiado Guión museológico y un atractivo Proyecto museográfico nuevos exponentes han  sido incorporados en su discurso museológico. Inclusiones logradas a partir de la sistemática  contribución de la comunidad y de los hacedores del carnaval, aquellos que son capaces de aportar elementos caracterizadores del carnaval de la presente postmodernidad.

Las primeras investigaciones y colecta metódica de la institución permitieron la reunión de esta parte de la historia que, a veces, suele diluirse y casi perderse hasta permanecer  escondida en lo más recóndito de las costumbres ancestrales que, transmitidas de generación en generación, se convierten en un hábito, una costumbre de extraordinario arraigo en la comunidad.

El Museo cuenta con seis Salas de exposición que presentan al visitante la historia del carnaval santiaguero desde sus orígenes hasta la actualidad.

Y cuando usted arriba a la institución la Sala 1 muestra a usted la Historia del carnaval en Santiago de Cuba que se origina, como expresáramos inicialmente, con las fiestas patronales. Actividad esta que recibirá, a lo largo de los años, diversas influencias transitando por un proceso de transculturación, en el que quedan fusionadas varias culturas: la española, la africana y la franco-haitiana. Y, justo este proceso, es el que da origen a la fiesta popular tradicional más importante que tiene lugar en la ciudad de Santiago.

También expone Vestuarios y accesorios o coronas, pertenecientes a miembros de la corte de los Cabildos Africanos: el Cabildo Carabalí Olugo y el Izuama.

Y estoy convencida que conoce el Baile de la cinta o Baile de la Tahona, típico de las agrupaciones de la Tumba Francesa. Pues bien, allí se expone el Palo de la cinta, que es el instrumento utilizado para la realización de esta danza.

Imágenes fotográficas que captan el desarrollo del carnaval a lo largo de los años, textos explicativos o de apoyo que permiten la mejor comprensión de la evolución que ha ido sufriendo la fiesta, cronologías que posibilitan su ubicación en el tiempo, objetos utilizados en la preparación del carnaval, así como instrumentos musicales usados en su realización.

Además, la institución dedica un área expositiva a los instrumentos musicales de las agrupaciones más significativas en estas fiestas: Cabildo carabalí, Tumba francesa y Conga santiaguera. Cuenta, además, con un patio en el que se presentan los más conocidos grupos folclóricos que posibilitan el conocimiento al público participante de sus bailes tradicionales.

Entre los instrumentos utilizados por la Tumba Francesa se destacan: chachá de metal, catá, tamborita y bulá. También disfrutará de los pertenecientes a los Cabildos Africanos como: chachá de guaniquiqui, maracas, galletas, quinto y requinto.

Pero como no podían faltar los utilizados por la Conga Santiaguera, allí se exhiben: quinto, bocúes, la campana, que no es más que la tambora de metal de un auto. Y, como era de esperar, la corneta china.

Y, tal vez, al arribar a la Sala III usted comienza a comprender la historia de este carnaval a partir de 1898. Etapa histórica de la intervención norteamericana que da lugar a un reflejo negativo en estas fiestas como fenómeno social y popular. Adquiere, entonces, un carácter mercantil y propagandista. Las secuencias fotográficas expuestas muestran la labor publicitaria de comparsas y congas que funcionan al servicio de firmas comerciales.

En Santiago de Cuba existió también el Carnaval de Invierno, que tuvo lugar a principios de la neocolonia. Participaban en él las capas más adineradas de la sociedad santiaguera. Tenían lugar en el mes de enero, en franco antagonismo con los festejos de julio. Se  entregaba la Copa del Carnaval de Invierno al ganador.

Luego, luego viene el triunfo revolucionario del 1º de enero de 1959 y es esta la historia del carnaval a la que usted se enfrenta en la Sala IV. A partir de esta etapa el Carnaval se convierte en un foco de recreación para el pueblo. Poco a poco se crean  las condiciones necesarias para el rescate de estas tradiciones inmersas en el patrimonio cultural inmaterial de la provincia.

Las fotografías correspondientes a los carnavales de los primeros años de Revolución, el vestuario perteneciente a integrantes de diferentes agrupaciones de la ciudad como La Kimona, La Placita o San Agustín del carnaval infantil. O el conjunto de capa y sombrero pertenecientes a Gerardo del Río, “Yayo”, el Capero Mayor de Santiago de Cuba y los trofeos de la Conga del Guayabito.

Y las maquetas de Tótem, atractivos por su belleza y diseños originales, construidos a partir de 1960. Bautizados, popularmente, como los gigantes guardianes del carnaval santiaguero.

Ya en la Sala V aparece la exposición de vestuario, carrozas, trofeos. Algo interesantísimo: fotografías de los Hombres-Carrozas, una de las comparsas más vistosas y significativas de la ciudad. Fundada en lo años 90, nace como una singular alternativa al atravesar nuestro país por una profunda crisis económica: el período especial ya que no se contaba con los materiales suficientes para construir las grandes carrozas. Allí puede contemplarse el vestuario correspondiente a los Hombres-Carroza, Máscara a pie y el Caballito, obras que representan a su real creador: el pueblo de Santiago de Cuba.

Y la Sala VI, dedicada a los carteles del Carnaval correspondientes a diferentes años de celebración de esta festividad. Es una sala transitoria que exhibe exponentes de las manifestaciones que son utilizadas en función de esta fiesta popular y en la que se muestran también piezas que permanecen en almacén o se dedican a personalidades destacadas de la provincia.

Sin lugar a dudas, son las comunidades las que protagonizan y gestan el carnaval y es este Museo el sitio  donde se preserva esta impronta sociocultural. Que, entre otros aspectos, difunde y promueve su desarrollo, reafirma sus valores y muestra la incorporación de otros, al tener en cuenta la época y contextos del presente y el futuro.

El Museo mantiene una programación cultural identificada con el quehacer de paseos y congas que abarca desde la demostración e interpretación de instrumentos musicales hasta la exhibición de coreografías y la presentación de personajes legendarios que tipifican estos festejos tradicionales. Sin olvidar el  rol desempeñado, de manera integral, por el diseño del vestuario, obra artística también de la comunidad que constituye el respaldo y la fuente nutricia de la acción carnavalesca.

La institución no solo acoge sino también organiza, anualmente, el Fórum del Carnaval. Espacio en el que convergen criterios orientados hacia la defensa de la legitimidad del carnaval. Opiniones que formulan o reformulan modos para la preservación de las raíces de este fenómeno, que tributan a la cultura santiaguera y, por extensión a la cubana. Los dictámenes resultantes implican recomendaciones inviolables para los decisores.

El Museo del Carnaval  ha generado múltiples proyectos. Resulta oportuno destacar uno de los más recientes: la constitución del Gremio de Intérpretes de la Corneta China “Juan Bautista Martínez Soa”. Desde el punto de vista del personal técnico de la institución y su directora resulta una feliz iniciativa que saluda el centenario de la primera salida, en el Carnaval de Santiago, de una corneta china en una comparsa que contó con la ejecución de Juan Bautista Martínez Soa.

Iniciativa que dignificará el papel de un instrumento musical decisivo en los valores armónicos de una comparsa. Implica, además, una atención y tratamiento deferente a sus ejecutores. Organización que se espera transmita, de inmediato, conocimientos técnicos a los futuros cultores gracias a la culminación de una metodología de la enseñanza que posibilitará la formación de una cantera de continuadores.

El Museo mantiene su categoría de centro de referencia y apoyo a la docencia en diferentes tipos de enseñanza. Muchos estudiantes han sido tutoreados en trabajos de curso y tesis por museólogos de la institución.

Esta despliega un trabajo sociocultural para la promoción y divulgación de los valores patrimoniales que atesora con lo que contribuyen a mantener la calidad y tradición de estas fiestas populares que forman parte del patrimonio cultural inmaterial de Santiago de Cuba y, a su vez, de la nación cubana. Sin lugar a dudas, la preservación del patrimonio cultural es  muy importante y tan importante resulta el patrimonio mueble, el construido como aquel que aporta la comunidad, la contribución subjetiva que entrega el ser humano en los diferentes asentamiento poblacionales en que habita.

Fuentes utilizadas:

Bruss Henry,  Josefina. Santiago de Cuba: Conceptos Carnaval, inédito. Julio 2015.

Destaca Ministro de Cultura trascendencia de Carnaval Santiaguero en la cultura cubana.  sierramaestra.cu 28.07.2015.

Quintero Dip, Aída.  Santiago 500: El Museo del Carnaval atesora una fortuna. 9 de julio de 2015.

Ramón, María del Carmen. El patrimonio cuesta, pero puede ser sustentable. Entrevista al Arq, Nilson Acosta Reyes, Vicepresidente de Monumentos, Consejo Nacional de Patrimonio cultural, Boletín Por Cuba, Año 13 Número 63.

Reyes Fortún, José. Sobre los orígenes de la corneta china. Conversación con la autora de este artículo. 3 de marzo de 2016.

Rodríguez Ferrero, Gladys.  Sección Museos de Cuba,  Revista radial Vivir en la memoria. Programa del Consejo Nacional de Patrimonio Cultura. Habana Radio, 24 de agosto 2011.

Rodríguez Ferrero, Gladys.  Sección Museos de Cuba,  Revista radial Vivir en la memoria. Programa del Consejo Nacional de Patrimonio Cultura. Habana Radio, 29 de julio 2015.


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