Un evento musical en Cuba se convierte en una fiesta. El poder de convergencia de la música, permite el intercambio de experiencias entre creadores de alta calidad, un proceso enriquecedor de nuestra cultura.
La Feria Internacional Cubadisco culmina este domingo su edición 21, este año dedicada a la nueva trova a Sindo Garay, en el aniversario 150 de su natalicio, una de las figuras imprescindibles del patrimonio y de la Isla.
Se realizaron conversatorios, exposiciones, venta de discos y conciertos, todo con La Trova como eje principal y con el beneplácito de la presencia de artistas cubanos y extranjeros.
Merecido homenaje recibió el Movimiento de la Nueva Trova, con premios especiales para dos de sus fundadores: Pablo Milanés (Discografía 50 títulos) y Vicente Feliú (Presto mi voz), así como el reconocimiento a la nueva generación de cultivadores de este género en el disco de Eduardo Sosa Como si fueran mías, ganador en el apartado de Trova; así como el dúo Buena Fe, merecedor del Gran Premio Cubadisco con Sobreviviente, fonograma que si bien se mueve más por el camino del pop, no deja de estar presente la trova.
Uno de los pocos aspectos que deslució en esta Feria fue la Gala de Premiaciones, un acto “seco”, sin muchas pretensiones, donde pudo explotarse más la vasta obra de Sindo Garay y las posibilidades tecnológicas del Astral. En otras ocasiones, teatros más amplios y entrada de público -en esta ocasión fue por invitación- dieron a la cita el esplendor que merece.
La música cubana sigue su buen camino, a juzgar por las producciones discográficas premiadas en la XXI Feria Internacional Cubadisco 2017, a pesar de los pesares y de tanto bombardeo de mediocridad de lo cual, lamentablemente, ya no hay escapatoria. Solo queda entonces, seguir apostando por los mejores.
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