Los principales sitios naturales en Cuba irán siendo recreados en estas páginas como parte de la divulgación necesaria del patrimonio, función inherente al sistema de museos y en reconocimientos a nuestros valores naturales que tan necesarios son para la salud ambiental, física y mental de los seres humanos.
El patrimonio es esencia material y espiritual de las comunidades, y de contenido histórico-cultural. En ello el enfoque vygotskiano, no debe ser soslayado si se pretende entender, con orientación psicológica coherente y consecuente con la evolución de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, lo que somos.
A las ciencias sociales le corresponde jugar un papel preponderante en el orden justo del desarrollo, una de cuyas bases es lo común a todos, lo que pertenece a la comunidad, su patrimonio, que, como ya fue expresado, esta Columna “Patrimonio, Identidad y Medio Ambiente”, comenzará a publicar sobre los sitios naturales que existe en Cuba, en primer lugar en su Capital.
El Rincón de Guanabo es un sitio declarado monumento local por la Comisión Nacional de Monumentos de Cuba. Ubicado en la costa Norte de La Habana, al Este de la Capital, cuenta con zonas marina y terrestre, pero su principal atractivo se encuentra, sin dudas, en su zona costeras que cierra la concha de la Ensenada de Sibarimar (1) a 29 km de la Capital.
Su costa arenosa forma parte del territorio de blanca y finas arenas a cuyo conjunto se le conoce como Playas del Este, escenario ideal para el turismo nacional y extranjero, que a escasos kilómetro del centro de la Ciudad, se presenta como un atractivo espacio para las más variadas motivaciones.
Hacia el extremo más oriental de su costa, una terraza emergida, brinda la oportunidad de observar una importante y bien conservada cresta coralina, ubicada a unos 800 metros del farallón. Según algunos expertos es la de mejor estado de conservación de la costa norte de Cuba. Esta barrera natural ofrece una protección a la línea de costa ante los embates de las olas, que en trenes irrumpen durante todo el año, las que son, peligrosamente agresivas, durante el paso de huracanes y tormentas tropicales en la temporada ciclónica.
A su vez, aunque afectados por las acciones antrópicas, en la parte baja y previo a la terraza, un bosque de mangle contribuye a la conservación de la vecina cresta, al entrampar entre sus raíces materia orgánica que pudiera afectar a estas colonias de celenterados que solo pueden desarrollarse en aguas límpidas, ideales para el turismo de inmersión.
La sabia naturaleza no humana, busca siempre con su selección natural, la complementación y la solidaridad, el equilibrio justo, amónico que la naturaleza humana, o mejor, la de la llamada “cultura occidental”, no ha sabido o no ha querido aplicar por el egoísmo y otros “ismos”, que poco o nada ha demostrado hacer para el desarrollo sostenible o armónico o el nombre que mañana se acuerde llamar al desarrollo económico, en proyección de congeniar interés humanos y no humano.
Aprender de la naturaleza debiera ser un estilo de pensamiento educativo y acción cotidianos, pues ella no conoce de egoísmos, como dijera Martí “…no hay contradicciones en la naturaleza”.
Y es que, precisamente, todo el territorio del Rincón de Guanabo, propicia un escenario ideal para el turismo de naturaleza, el senderismo, la observación de aves, incuso la investigación científica entre sus diferentes sistemas ecológicos; marino, estuarino y terrestre y para el conjunto de condiciones materiales y espirituales que enriquecen el bienestar humano.
Continuando el “viaje” hacia la zona intermareal, la laguna, que tras el arrecife se encuentra, presenta pastos marinos que contribuye a consolidar los fondos y cuyas fanerógamas y algas, brindan refugio y zona de alimentación a numerosas especies de peces e invertebrados. En la línea de costa una playa arenosa de duna baja, es, a su vez, antesala de una laguna costera, rodeada de mangles donde acostumbran asentarse variedad de aves típicas de la zona y algunas de las migratorias, que en determinadas épocas del año, se antojan visitarla por razones biológicas y ecológicas. Esta laguna, por el asolvamiento que un día la hará desaparecer, también es “amiga” del arrecife al sedimentársele en su fondo otra parte importante de la materia orgánica dañina para la vida de los pólipos coralinos.
Algunas especies características de estos ecosistemas son endémicas y otras se presentan como indicadores biológicos del estado de salud ambiental de sus diferentes ecosistemas.
Por sus peculiaridades, es un magnífico escenario para desarrollar investigaciones científicas nacionales y regionales. Particular posibilidad tiene el turismo científico, con los beneficios culturales y económicos que conlleva. Un programa de monitoreo regional en este sitio patrimonial para observar el cambio climático, bien pudiera resultar un excelente laboratorio para evaluar los impactos sobre los sistema marinos provocados por los desequilibrios ambientales acelerados por una inconsecuente civilización occidental.
Cuba dispone de la base cultura necesaria para acompañar tales empeños, existen científicos en las ciencias naturales y sociales suficientes para compartir resultados de las investigaciones que ya se realizan y de las que deberán aún efectuarse.
De esta área como sitio patrimonial, debe comentarse que también ostenta la categoría de Paisaje Natural Protegido dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Cuba (SNAP), lo cual le confiere una fortaleza adicional a este monumento local.
Ya desde 1982, por sus valores naturales especiales este sitio había sido aprobado como Micro Reserva Natural Protegida a propuesta del Museo Municipal de La Habana del Este ante la Asamblea Provincial del Poder Popular de La Habana. También fue incluido en el inventario de Bienes del Patrimonio Natural inmueble del Territorio iniciándose acciones de estudio y protección para el mantenimiento de las condiciones naturales y la instalación de servicios medioambientales.
En 1999, por acuerdo del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros (CECM) se declara Zona de Alta Significación para el Turismo al municipio La Habana del Este, lo cual contribuye a estimular su conservación.
Desde esa fecha es en la práctica administrada por el Museo Municipal La Habana del Este, gracias a la elaboración de un Plan de Manejo confeccionado desde el año 2001. Aun cuando su propuesta data de 1997, es en el mes de abril del 2012 que, según el acuerdo no. 7233 del CECM, es aprobada definitivamente como Área Protegida con la categoría de Paisaje Natural Protegido y administrado por el Órgano Local del Poder Popular.
Conservar los sitios patrimoniales es además que deber social e histórico, necesidad de supervivencia, es también una contribución al equilibrio ecológico y a la diversidad biológica y cultural, al mantenimiento de un ambiente sano y al desarrollo del entretenimiento humano y también, y sobre todo, de sentimientos para seguir evolucionando sin dejar de ser lo que somos.
Nota
(1)Se reconoce y agradece al Museo Municipal de La Habana del Este la amplia y valiosa información suministrada sobre este sitio natural.
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