“Formadora de valores”, “artista del alma”, “esperanza”… estas y otras expresiones han empleado quienes conocen a la artemiseña Silvia García Miranda para caracterizarla. Merecedora de este y otros tantos atributos, esta mujer abre las puertas de su hogar y su corazón para conversar acerca de su labor como coordinadora de Desafío a la imaginación, proyecto comunitario de Pueblo Nuevo, en el municipio Artemisa, del cual fue también una de sus fundadoras.
“Todo inició en pleno Período Especial. No había capacidades suficientes en los círculos infantiles, por lo que ideamos hacer algo para aliviar la tensión. Pusimos en marcha algunas casas de cuidadoras con cierta preparación, lo cual tuvo buena aceptación”, recuerda Silvia, quien comenta que luego comenzaron a realizar actividades cada mes bajo el nombre Fiesta del Barrio, con el fin de satisfacer la falta de opciones de entretenimiento existente en esa etapa. Como parte de tales encuentros se hacían juegos de participación y adivinanzas.
“Creamos el evento de mujeres creadoras, liderado por Dinorah Iliana Acosta, presidenta del Consejo Popular, y con el apoyo de la FMC. Una vez al año se llenaba toda el área con trabajos presentados por féminas y un jurado premiaba los tres mejores. También fundamos el evento El carrito y la muñeca, para que tanto hombres como mujeres confeccionaran, y regalaran después de la premiación, juguetes para los niños”, añade.
Por si fuera poco, sumaron a su quehacer comunitario un encuentro culinario, donde diversidad de platos eran exhibidos y premiados por especialistas.
“En 2004 hice la propuesta de masificar la experiencia, hacer trabajo preventivo, y Dinorah me facilitó contacto con los 17 delegados del Consejo. Hice un diagnóstico, analicé focos espontáneos, desventajas sociales y familiares, e inclinación del pueblo hacia actividades netamente culturales”.
“De ahí surge la comparsa, a la cual cada delegado debía aportar una pareja para representar su circunscripción. Fue un trabajo arduo, nada fácil, pues no teníamos presupuesto, solo la idea. Hicimos muchos sacrificios, los delegados se encargaron del vestuario de sus representantes, personas de la comunidad hicieron las farolas, incluso centros laborales ayudaron. La casa dejó de ser un hogar para convertirse en taller. Terminabas en la tarde de coser, ibas a los ensayos y en la noche continuabas preparando los implementos”, explica la coordinadora.
El esfuerzo no resultó vano, tal como lo habían previsto la comparsa debutó el 26 de julio de 2004, identificada como Los pinos nuevos, nominación proveniente de un discurso ofrecido por el líder histórico de la Revolución cubana que les inspiró, asegura Silvia.
Aunque al comienzo la comparsa reunía a grandes y pequeños, a dos años de su fundación los infantes tuvieron la suya, con trabajo coreográfico de Sulay García, quien no abandonó por ello su faena en la de los jóvenes.
Durante los propios ensayos, Silvia descubrió potencialidades de sus discípulos en otras manifestaciones artísticas, por lo que organizó una brigada de artistas aficionados llamada como el proyecto: Desafío a la imaginación.
“De viernes a domingo se desplazaban por el Consejo ofreciendo espectáculos, previamente planificados por los delegados. La población los esperaba ansiosa, llegaban a tener hasta 500 o 600 espectadores. Actuaban gratis y con gran calidad. Participaron en galas, festivales cucalambeanos, homenajes a figuras destacadas”.
No obstante el valor preventivo de esta iniciativa en tanto propuesta para ocupar de modo sano el tiempo de jóvenes, la fuerza de la brigada ha mermado, aspecto que lamenta Silvia: “No tiene la misma periodicidad, pero se mantiene. Muchos de ellos todavía están con nosotros y continuamos haciendo presentaciones en fechas señaladas”.
De acuerdo con Silvia, hoy el proyecto en general ha decaído, aspecto que resulta vital analizar por parte de las autoridades de Cultura en la provincia y el municipio, en especial por la significación que adquiere para la comunidad. “Habíamos logrado reducir males sociales y despertar el interés por el arte en la población, actualmente se está perdiendo el talento. En la calle nos preguntan cuándo prepararemos más actividades”.
“Debemos potenciar el trabajo que se realiza en las comunidades, que tanto contribuye al enriquecimiento cultural. ¿Por qué perder esas cosas que ayudan a hacer más llevadera la vida?”.
Actualmente el proyecto da atención a las escuelas dentro de su radio de acción, y convoca a la creación de círculos de interés, como el conformado por Sulay García, que combina danza y humor y ha obtenido premios en la casa de cultura del municipio.
“Material humano hay, lo que falta es que se organice y formalice ese trabajo”, afirma quien ha encontrado en el reconocimiento del pueblo el premio a la labor desempeñada durante tantos años. Respecto a aquellos que han integrado Desafío a la imaginación, agrega: “Los quiero y ellos me quieren a mí. Eso me hace olvidar todo cansancio”.
Entre los documentos que atesora pueden apreciarse fotografías, discos con videos en los cuales pueden verse reflejadas varias generaciones e infinidad de reconocimientos, como el galardón municipal de cultura comunitaria, los premios recibidos por la comparsa en más de una edición del festival municipal de las tradiciones y en el Carnaval de los Barrios, durante el Festival de la Buena Honda.
Además, un pequeño papel contiene las palabras de gratitud del proyecto, y más que la de ellos, la del pueblo en general: “Por habernos enseñado el lado bueno de las cosas, por haberse dado a la tarea de descubrir en cada uno de nosotros la afición por el arte, por esto y todo, gracias, por enseñarnos a desafiar la imaginación”.
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