DIGDORA ALONSO EN DIÁLOGO CON EL UNIVERSO DESDE EL ÍNTIMO ENCIERRO DE SU HOGAR


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La poetisa matancera Digdora Alonso González, precursora en sus versos de los avatares de la mujer cubana en el íntimo encierro del hogar, recibió el aliento de admiración de los matanceros, al recordar su nacimiento el 20 de agosto de 1921 en esta ciudad, donde alcanzó renombre por el estilo filosófico de lírica dentro del movimiento postmodernista cubano.

Conocer su obra es descubrir su espiritualidad y dibujar quizás la personalidad de una mujer de sagaz intelecto, vislumbrada en los poemas del libro Yo, mi desconocida, publicados por ediciones Unión, en 1998.

I

Pregunto al aire que espiro

y su misterio cálido

pero todo esto de mí que conozco,

amurallado en mi misma

donde ni siquiera puedo

poner el oído y escuchar.

Es ignoto

¿será tan mío como mi cara?

Quizás mi corazón es verde

y

no lo sé.

 

Con una fecunda trayectoria como pedagoga y versátil escritora de poemas, narraciones y ensayos, se cataloga entre las principales figuras femeninas de la literatura cubana e iberoamericana del siglo XX.

La escritura de Digdora posee una estética que asombra al lector dentro de la creación contemporánea. Su secreto es haber incursionado en diversas temáticas, algunas de profunda connotación histórica e ideológica; otras con una perspectiva cosmogónica, en increíble matiz del detalle enlazada a los misterios de las criaturas que habitan este mundo.

Fue brillante en sus analogías filosóficas en el comportamiento naturaleza-hombre al establecer una especie de disquisición entre los mitos y las llamadas “verdades universales”.

II

Si me encontrara con mi otro yo,

con mi alter ego legítimo,

conmigo misma frente a frente,

podría escuchar los latidos de mi corazón,

ver cómo se van formando mis huellas,

sobria de mi sombra completa,

me pasaría la mano por mi espalda acariciándola,

podría mirarme en mis ojos,

los miraría de veras

no en la imagen falsa del espejo

llorando en el crepúsculo

sin saber por qué.

(Yo, mi desconocida)

Quien lee y disfruta de la obra de Digdora Alonso se percata que cuenta con un estilo, donde la síntesis de la idea conlleva en ocasiones a un lenguaje breve, sin largos interludios a la hora de esbozar con precisión lo que piensa y alude, lo cual torna su poesía en un arte difícil de igualar.  

Hay quien dice que, dada su longeva existencia, -falleció el primero de julio de 2007-, no fue abundante en cuadernos, sin embargo, no lo considero de esa manera, si se considera que dedicó gran parte de su vida y tiempo a la enseñanza. 

Recordadas son sus clases en varios niveles de enseñanza y sobre todo en recintos universitarios, junto a su magisterio al frente de numerosos talleres literarios, de los cuales surgieron muchos de los escritores que engalanan en el presente la Atenas de Cuba. 

Miembro de la UNEAC desde los primeros años obtuvo las Distinciones Por la Cultura Nacional y Por la Educación Cubana. Publicó alrededor de 15 volúmenes, numerosos poemas y ensayos sueltos, recogidos en plaquettes y antologías. 

De sus títulos, destacan Casi invisible al atardecer, Como ángel cierto, Bajo el hongo, Yo, mi desconocida, y En los márgenes del diario. 

Entre las alabanzas tributadas a su labor creativa, sobresalen su condición de Finalista del Premio Casa de las Américas y el cálido elogio de la poetisa cubana Dulce María Loynaz, Premio Miguel de Cervantes, quien le escribió una pequeña misiva, con su franqueza distinguible, llena de humor y de puño y letra:

“La Habana, 9-12-85

A Digdora Alonso:

Estimada poetisa: recibí su gracioso ramillete de versos y vea que le doy un título que no suelo malgastar.

A mi juicio está más en su marco lo que me envía…”

En los facsímiles que poseemos, continúa el mensaje, pero faltan unas líneas a continuación citadas por otros autores.

“Bajo el hongo es un libro raro y al mismo tiempo oportuno; un libro de los que por más de un concepto necesitamos ahora. Tan amargo como original y me atrevo a decir que sorprendente.

…Valga lo que le digo, si es que puede conocer mi carta en algo y reciba con estas líneas el testimonio de los buenos deseos que para el año entrante le expreso.

Dulce María Loynaz”

En el aniversario del nacimiento de Digdora Alonso admiramos su obra espléndida y humana, que al llamado de sus versos, pareciera que concurre la Humanidad. 

III

Días en que me siento lejana

y me llamo a mí misma,

y a veces acudo,

pero otras

no sé a dónde he ido

pues me canso de llamar en vano.

Entonces suelen venir

mujeres

hombres

en situaciones tan conmovedoras...

y me quedo pensando

que todos esos seres

son también yo misma.

(Yo, mi desconocida)

Esperamos que sus manuscritos, documentos, libros, fotos y pertenencias, queden protegidos y escapen del peso de la cotidianidad existencial de esta segunda década del siglo XXI. 

 

 


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