Dos hombres de luz y una amistad entrañable


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“El pueblo más feliz es aquel que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento y en la dirección de los sentimientos”. Esta frase de José Martí bien podría definir la historia de vida del sabio y patriota cubano Enrique José Varona y Pera (1849-1923) con quien sostuvo una amistad perdurable y sincera. 

La referencia sobre su primer encuentro está fijada en marzo de 1879, en una velada oratoria del Liceo de Guanabacoa en la que ambos defendieron criterios opuestos en lo relativo al idealismo y realismo en el arte. Esta controversia les valió muto respeto y admiración.

El epistolario martiano es testigo de una correspondencia recíproca; se han encontrado, hasta el momento, cinco cartas dirigidas a Varona, y dos de este a Martí. El Apóstol comienza siempre las suyas con una frase que encierra todo afecto: “mi amigo muy querido”; la misiva del 1 de diciembre de 1881 marca el inicio de esta relación epistolar, y en ella Martí, con toda confianza, le pide desde New York  a Varona que reciba durante su estancia en Cuba a José Pérez Bonalde[1], poeta venezolano “de espíritu fogoso y carácter levantado”; meses más tarde, el 28 de julio de 1882, junto a la misiva de agradecimiento por haber correspondido a su solicitud, le envía el libro de versos dedicados a su hijo, Ismaelillo, “cosa que saqué a la luz por empeño ajeno, y que envío a los que estimo, mas no pongo a la venta, porque me parece que es quitar su perfume a esa flor vaga”.

Las siguientes cartas enviadas por Martí son de los años 1887 y 1889. Evidentemente, con el tiempo la amistad se había fortalecido de tal forma que le confiesa que, en su tierra, además de los afectos familiares, era Varona la persona merecedora de toda su estimación “por la limpieza de su carácter y hermosura de su talento”.

Hacia 1892, quien se ganaría más adelante el apelativo de Apóstol funda el periódico Patria. Varona, exiliado también en New York por sus ideas separatistas, se une a Martí y publica el ensayo “Cuba contra España”, traducido a varios idiomas y divulgado por todo el mundo. Tal era la similitud de sentimientos patrióticos y la correspondencia de compromisos, que, tras la muerte de Martí, es Enrique José Varona quien asume la dirección del periódico a partir de la edición número 189, el 23 de octubre de 1895, y la mantiene hasta 1897.

De esta forma vincularon su existencia uno de los intelectuales más influyentes de finales del siglo XIX y principios del XX, y el Héroe Nacional de Cuba. Varona y Martí, en el cruce de un mismo camino: el de la honradez, pureza de sentimientos y patriotismo, una amistad digna de dos hombres de luz.

 

Nota:

[1] Martí debió referirse a Juan Antonio Pérez Bonalde (1846-1892), considerado el máximo exponente de la poesía lírica de Venezuela, del romanticismo y uno de los precursores del modernismo; expatriado en New York desde 1870 por su oposición a la dictadura imperante en su país. Tal aseveración puede confirmarse en el hecho de que Martí menciona en la carta el poemario Ritmos, publicado por Juan Antonio en 1879 con amplia aceptación de la crítica. (N. del A.)


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