De amistad, nostalgias, amor a la tierra natal y las tantas facetas a destacar en dos figuras políticas: el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, y Manuel Fraga Iribarme, quien presidió la comunidad autónoma de Galicia durante quince años (1990-2005), trata la obra presentada por el cubano, hoy residente en Madrid, España, Miguel Ángel Alvelo Céspedes. Manuel Fraga, un gallego cubano. Fidel Castro, un cubano gallego llega a la Isla, en su tercera edición, a propósito de la XXIV Feria Internacional del Libro.
Basado en una profunda investigación, nutrida tanto de fuentes documentales como vivas, el volumen se halla dividido en diez capítulos y cuenta con prólogo de Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Junta de Galicia desde el 2009. La editora Éride Ediciones, ha sido la encargada de materializar también las dos tiradas anteriores. La primera en noviembre del 2013 y la segunda en febrero del 2014.
El texto, acompañado de numerosas imágenes y documentos inéditos, hace un acercamiento a ambas figuras y sus orígenes familiares. Igualmente aborda las dos visitas realizadas por Fraga a Cuba (1991 y 1998) y la hecha por Fidel a Galicia (1992), describiendo cada espacio, personajes, costumbres e historia.
De tal modo que el paso de los dos líderes trasciende el ámbito político, para dejar ver el universo socio-cultural de dos pueblos unidos en la Historia desde 1492. Así, conocemos a un Manuel Fraga sentado en el columpio del que fuera el hogar de sus padres —y suyo en los primeros años de infancia—, en Manatí, antes del regreso a Galicia. También tenemos la oportunidad de conocer la humilde casa, en Lancara, de donde partió Ángel Castro rumbo a Cuba, en busca de fortuna.
Alvelo Céspedes ofrece, además, información acerca de los indianos, o sea, los emigrantes españoles que partían hacia lo desconocido para alcanzar prosperidad. A la par, se sumerge en el tema de las sociedades gallegas, abundando en datos sobre el Centro Gallego de La Habana. Todo ello desde un lenguaje sencillo y muy personal, incluyendo vivencias y experiencias propias, incluso, hacia el final del libro refiere su propio viaje a Galicia, convirtiéndose así en un personaje más quien, del mismo modo que los protagonistas, tiene un poco de cubano y otro de gallego.
De ahí que sean justificables las palabras de Fernando Amarelo De Castro, en la introducción a la obra, cuando afirma: “el autor siente ese afecto y reconocimiento por aquellos gallegos indianos en Galicia y gallegos en Cuba, que con su esfuerzo y trabajo triunfaron en diferentes sectores y actividades”.
En las páginas de Manuel Fraga, un gallego cubano. Fidel Castro, un cubano gallego, puede apreciarse la amistad y el respeto mutuo de sus protagonistas pese a las diferencias ideológicas, así como los lazos que han unido y unen a Cuba y Galicia. Ya lo deja ver el autor desde el inicio, quien “sabiendo que somos un producto genuino de la transculturación y mezcla de razas”, afirma que este libro “reconoce la relación existente entre dos pueblos que son una misma cosa”.
Deje un comentario