El Museo Nacional de Artes Decorativas como parte de la Jornada de la Cultura Cubana propone por estos días la muestra “Dulce María Loynaz, el arte de coleccionar”.
Con curaduría de María Rosa Oyarzábal, la exhibición muestra valiosos objetos que pertenecieron a la destacada escritora. Interesantes, raros y únicos tesoros pueden apreciarse como la medalla obtenida como Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes año 1992.
Este homenaje emula a la primera exposición de estas reliquias de la Premio Nacional de Literatura 1987, la cual tuvo lugar el 29 de enero de 1958, en el Palacio de Bellas Artes de La Habana según expresara durante la apertura el director de la entidad cultural, Yosvanis Fornaris.
Se exhiben gran cantidad de piezas coleccionables, como tazas, muñecas, testigos y cómplices de los numerosos viajes y aventuras de la Loynaz que develan detalles de su estilo de vida, su entorno, mundo interior, motivos de inspiración y pasiones.
Sin dudas el mayor atractivo de la exhibición resulta una de las colecciones de abanicos más abarcadora, atesorada por personas naturales a nivel internacional, por su rica variedad de estilos, formas, tipologías, materiales, épocas y países. Considerada una de las colecciones de abanicos más completa a nivel internacional, superada solo por la de los Duques de Alba en España al decir de la propia escritora.
Al ritmo del conjunto de pequeño formato de música instrumental Ensemble Cantabile, la apertura de la muestra constituyó una invitación a rendir tributo a la autora de volúmenes icónicos como Poemas sin Nombre, Bestiarium, Un verano en Tenerife, Cartas en la sombra, entre otros.
La escritora cubana nació en La Habana el 10 de diciembre de 1902 y prestigia la poesía intimista femenina sudamericana con traducciones a diversos idiomas. Su casa hoy es un centro literario que rinde tributo a su legado y divulga las letras cubanas llevando su nombre.
Fotos: Juan Carlos Borjas
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