Edesio Alejandro: “Siempre fui rockero y lo seré hasta el último de mis días” (+ Fotos y Video)


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Edesio Alejandro Rodríguez Salva conoció a la música en el barrio habanero de San Leopoldo: los sonidos, la rumba; la gozadera. Y aunque su madre, periodista de la revista Bohemia, lo llevaba al teatro, a conciertos, a la ópera o al ballet para que ampliara su abanico cultural, Edesio siempre se quedaba dormido en cada uno de esos espectáculos. Pero, todo eso fue quedando, inconscientemente, muy dentro de él.

“Junto a los muchachos del barrio, cuando tenía 11 años, creamos Unión simple, un grupo de rock para enamorar a las muchachitas y creernos adultos. Con esa edad fumábamos y tomábamos ron. Éramos un desastre. Fue una etapa muy bonita, pero hicimos cosas malas hasta la saciedad. Es algo que no le aconsejo a nadie”, confiesa el artista cubano.

La música ya estaba en él y eso lo sabía cuanta persona conocía a ese muchacho “mala cabeza” que era Edesio Alejandro. Cuando tenía 13, su madre le comenta sobre las pruebas para ingresar en el Conservatorio Alejandro García Caturla. Se presentó y como el talento es innato, lo aprobaron.

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-¿Cómo reacciona cuando todas las miradas están puestas en usted?

“Uno vive con ojos y miradas arriba y es difícil. Soy un tipo sincero siempre.  Vivimos en una dicotomía entre lo que queremos proyectar y en lo que realidad somos. La vida de un artista es muy complicada. Tiene miradas desde el público que ama lo que haces, lo cuestiona o lo odia. También el ojo de la crítica.

“Recuerdo que en los primeros años cuando no estaba acostumbrado a vivir con esta presión, aunque habían personas que me decían cosas maravillosas, alguien se me acercó y me dijo: ‘cuando tú sales en la televisión te observo para ver la nueva basura que vas a hacer’. Entonces, ¿que tú haces ante eso? Pensé que si esa persona veía mi ‘nueva basura’ es que de alguna manera había llamado la atención.

“Eso es parte de nuestro trabajo. Si no llamas la atención, si pasas desapercibido, entonces no llegas a la gente. Cómo soy con mi trabajo, que me entrego y lo amo, lo hago con las personas que siguen mi música”.

 -¿Y cuando nadie lo mira?

“Soy igual siempre. Me levanto todos los días tarde en la mañana porque me acuesto en la madrugada. Entro al estudio hasta que llega el sueño. Cuando nadie me mira estoy trabajando. Tengo una maravillosa familia que me apoya y me ha permitido hacer eso. Mi hijo es igual que yo. Se levanta y se mete en el estudio. Somos muy trabajadores”.

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Edesio Alejandro, durante sus declaraciones a Cubadebate. foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

 -¿Por qué la guitarra?

“El día antes de hacer las pruebas de actitud para ingresar en el Conservatorio Alejandro García Caturla, uno de los miembros del grupo me incita a estudiar guitarra en vez de la batería. Así tenía más tiempo para componer, una de las cosas dentro de la música que más llamaba mi atención.

“No sabía nada de guitarra y él me enseñó par de acordes de una canción. Aprobé el examen de musicalidad y en el del instrumento, Clarita Nikola me pregunta si sabía tocar guitarra. Le dije que sí y toqué algo ahí, cayéndole a palos como si estuviera tocando la batería. Me suspendieron en la prueba de actitud y me remiten a trompeta.

“Quería estudiar música, pero no soportaba ese instrumento. Como a los seis meses de estar dando clases el maestro se dio cuenta de que yo no iba a ser trompetista y me llevó hasta donde estaba Clarita Nikola. Me dijo que habían pasado seis meses y que no tenía tiempo para hacer el curso y me preguntó si estaba dispuesto a perder seis meses y empezar de nuevo. Le dije que sí. Tenía que hacer todo aquello en cuatro meses de curso y asumí el reto.

“En ese momento la música llegó de verdad a mi corazón. Cuando empecé a estudiar la guitarra clásica mi vida fue otra. Seguí tocando rock; siempre fui un rockero y lo seguiré siendo hasta el último de mis días. Se amplió mucho más mi espectro musical. Empecé a escribir música para los compañeros de la escuela en todos los formatos y géneros posibles. Toqué contrabajo, tres, laud, chelo, música latinoamericana. Probé todas las cosas en la música y eso fue fascinante. Otra manera de enfocar la vida”.

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-¿Cómo lo definen otras personas?

“Como un buen padre. Efectivamente, he tratado de hacerlo. Me definen como un artista en cierta manera creativo, innovador, rompedor de barreras. Eso me agrada mucho porque creo que soy ambas cosas. Me demore mucho en decidir tener un hijo; lo hice cuando tenía 30 años. Fue el momento en el que sentí la necesidad y tenía las condiciones para ocuparme de él.

“Los músicos vivimos de vender un pedacito de aire, una canción que escuchas y se va o se queda. Es muy efímero nuestro trabajo y cuesta mucho establecerse en la preferencia del público. Creo que es lo más difícil”.

-¿Cómo se define usted?

“Como una persona honesta, que amo lo que hago y a todas las personas que rodean y para las que trabajo. Vivo en mi propia nube, la que yo me cree, dónde dejó entrar a todo el que me quiere y, como siento que me quieren, entonces los quiero. Soy una persona que siente amor por la vida, por mi familia, por todo lo que me rodea.

“A pesar de que tuve una imagen bastante agresiva y la gente me sentía de otra manera, creo que con el tiempo se dieron cuenta de mi real personalidad. No siempre en la vida la imagen va con el corazón. Hay veces que haces cosas para proyectar algo como artista, como ser social y tenía una imagen un poco rara. La gente chocó mucho al principio. Confieso que fue una imagen creada con toda la conciencia del mundo. Realmente, soy de otra forma”.

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Edesio Alejandro, durante sus declaraciones a Cubadebate. foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

En el primer año en Caturla Edesio Alejandro obtuvo 70 puntos. En el segundo 75, en el tercero 80 y después fue subiendo hasta alcanzar la máxima puntuación en el nivel medio. “Realmente habían contracciones que tenía que superar. Fue una etapa bonita. Difícil también. Todo el tiempo sentí la espada encima y me querían botar del Conservatorio. Seguíamos tocando rock escondidos en la azotea del teatro.

Recuerda con especial cariño la ocasión en que, muchos años después, Clarita Nikola lo invita a un homenaje que le iban a hacer por sus largos años en la docencia. “Cuando colgué el teléfono pensé en lo recio que me llevó todo el tiempo en la escuela”.

Después que terminó el concierto dijo unas palabras que quedaron grabadas en la memoria de Edesio: ‘En todos estos años he aprendido mucho a cómo tratar y llegar a un discípulo. Lo más importante que aprendí es que el maestro debe conocer a cada alumno y debe saber cómo siente. Por ejemplo, tuve a un estudiante que martillé muchísimo y hoy es uno de los grandes músicos de Cuba, Edesio Alejandro”.

Entre todas las cosas que hace: músico, productor, arreglista, director y realizador de cine, no tiene preferencias. “Hay temas que no puedo cantar porque no tengo la voz para hacerlo. Entonces, lo produzco para otro artista. Me gusta mucho el cine, estoy haciendo mis propias películas porque creo que hay historias que no se han contado o que no lo han hecho de la manera en que me gustaría hacerlo. Me divierto con todo lo que hago. Lo prefiero todo”.

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-¿Cuál es la decisión o proyecto que ha tomado y del que se sienta más orgulloso?

“Del proyecto de mi vida”.

-¿Cuál es el fallo más grande que ha cometido?

“Dedicarme a la música que no me ha dado tiempo para nada”.

-¿Qué le gustaría hacer que no esté haciendo ahora mismo?

“Tengo muchas cosas por hacer. También puedo decir que he hecho todo lo que he querido y lo que he sentido ganas de hacer. Dónde me he querido meter a experimentar lo que he hecho y gracias a Dios, me ha salido bien”.

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Edesio Alejandro, durante sus declaraciones a Cubadebate. foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

-¿Qué pasó después de graduado?

“Cuando me gradué me asignaron una plaza como profesor en el Conservatorio de Guanabacoa. No soportaba dar clases. Pienso que ser maestro es una vocación especial que no tengo. No lo acepté y no me dieron otra ubicación. Así terminaron mis sueños de ser concertista y desde la guitarra dirigir una orquesta y componer mi propia música.

“Mi primer trabajo profesional fue en el año 76 siendo aún estudiante. Trabajé en el Teatro Martí en la obra ‘Guerrilleros del Altiplano’.

“El teatro me causó fascinación. Vinieron a mi mente todas las puestas en escena a las que me llevó mi mamá cuando era muchacho. Seguí de cerca al teatro e hice en varios momentos 76 obras para el teatro Rita Montaner, fundamentalmente. Cuando me quedo sin trabajo decidí tocar esa puerta y había una plaza disponible como asesor  musical.

“Fue fantástico. El teatro me abrió la mente hacia otros lugares insospechados. Aprendí a ver la música y a hacer un espectáculo adornado por una puesta en escena, con un concepto, una escenografía y un trabajo de luces detrás. Hacíamos una banda sonora en un concierto. Imagínate. Ruido, ambiente, otras cosas que mezclábamos y que le dieron una personalidad a mi música, sin importar que estuviera repitiendo el rock que habíamos escuchado toda la vida”.

-¿Cómo influyó en su forma de ver la vida y el arte nacer en San Leopoldo?

“Me di cuenta muchos años después de que San Leopoldo estaba en mi corazón y formación cuando cambié mi manera de hacer la música.

“Hay momentos en los que tocas fondo y tiene que venir el ave Fénix y ayudarte a renacer. El año 92 fue un momento difícil en lo económico y  espiritual. Trabajaba en el Teatro de La Habana con José Milian y cerraron mi plaza porque no había contenido de trabajo.

“En un concierto empezó a llover en el momento que estábamos tocando y perdí todos mis instrumentos. El cine por el Período Especial cerró prácticamente. Estuve dos años sin hacer una película. Toqué fondo. Estaba sin salario, con un hijo muy pequeño y a veces no tenía como comprarle un litro de leche.

“Decidí mudarme a Canadá y conseguí un trabajo fregando platos. Antes de irme le pedí a Silvio Rodríguez su ayuda y me prestó sus instrumentos y su estudio para hacer un demo y llevármelo a ese país. Mi sueño siempre fue la música. En los tiempos libres iba a distintas disqueras y lo entregaba.  Como a los 20 días de estar ahí, me llama Sony Music y me ofrecen un contrato maravilloso, pero tenía que irme a Estados Unidos. Nunca estuvo en mis planes vivir en otro lugar que no fuese Cuba, aunque me fascina el mundo y viajar.

“Aunque decidí no aceptar la oferta, un directivo de Sony Music me dio algunos consejos para que triunfara en mi carrera. Me preguntó de dónde yo era porque por mi ‘pinta’ no parecía un cubano y mucho menos un cubano de La Habana.

“Me dijo me dijo que tenía que hacer algo para parecerme a un cubano porque las personas que no tienen dinero tienen que buscar cosas especiales para promover su obra. Me explicó: ‘Tú no vas a triunfar haciendo música de otro país, lo vas a hacer cuando tengas una música que te identifique como cubano. Creo que tú puedes hacerlo y estoy dando esta arma para que lo intentes’.

“Cuando me había comprado dos o tres instrumentos regresé a Cuba. Un día, mi vecino Adriano Rodríguez, un excelente músico, se pone a cantar una rumba, algo que él no hacía nunca.

“Me pongo a oírlo y regreso a mi barrio de San Leopoldo, a los amigos, a la rumba que formábamos encima de los carros. Empiezo a hacer una analogía entre la rumba, el hip hop, el funky, música de origen negro, marginal y urbano. Me levanté, prendí la computadora y empecé a programar un ritmo de rumba. Después mezclo todos esos sonidos.

“Seis meses después estaba vendiendo 600 000 copias de mi primer disco, que fue un súper hit en muchos países de Europa. Ese camino me lo abrió mi barrio y encontrarme con mis raíces.

“Cambié el vestuario y empecé a vestir de blanco. Me hice una imagen completamente urbana, un poco marginal, un poco antigua. No teníamos cadenas para ponernos y fui a la fábrica de distintivo de Alamar y me consiguieron unos sellos de los pioneros y eso fue lo que usábamos”.

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-¿Cuál es su mayor defecto?

“Soy un maníaco del trabajo”.

-Y virtud

“La misma. También amar a las personas, a mi trabajo y sentir que puedo cambiar cosas en la vida de los demás con lo que hago. Nosotros podemos producir felicidad en la gente. La vida es complicada y poder darle un poquito de alegría a los seres humanos es para mí el mayor mérito, placer y bendición”.

-¿Cómo le gustaría que lo recordarán cuando ya no esté?

“Como lo que fui: un tipo que hizo música como un medio para amar a la gente. Como una máquina que produjo cosas para que la gente sea feliz”.

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Edesio Alejandro, durante sus declaraciones a Cubadebate. foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

Juan Blanco le enseñó a Edesio Alejandro a perderle el miedo la música y esa es la experimentación. “No puedes temer a qué vas a hacer y cómo lo vas a hacer. Échale mano a cualquier sonido, a lo que tu cerebro te indique. Sin miedo. Siempre hay una persona que le va a gustar lo que tú haces”.

Para el arreglista, los músicos viven en una especie de cuerda floja, con miedo a caerse y desde esa posición juegan con los sentimientos de la gente porque hacen música que toca el corazón de los demás.

“Muchas veces en estos cambios radicales que he hecho he perdido seguidores. Después los he recuperado porque se han dado cuenta que soy el mismo tipo que está haciendo cosas con el corazón, para satisfacerme y para satisfacer a las demás personas. Pero, no puedes tener miedo a experimentar porque si no, no haces nada”.

Y con esa misma filosofía que ha mantenido toda su vida, en el año 1986 hizo Violente, la primera ópera rock de Latinoamérica. “Todo el mundo pensó que una locura y realmente fue experimental y tuvo muchísimo éxito. No le tengo miedo al experimento. Creo que vivo en un laboratorio constante. Le echó mano al sonido que me que me acomoda en ese momento”.

La misma experimentación fue parte de su primera película, “Clandestinos”. “Quería cambiar la sonoridad del cine cubano, con sonidos electrónicos. Que esa música diera en el pecho, que moviera a la gente y la hiciera llorar, brincar, reírse. En esa banda sonora mezclamos sintetizadores, guitarra eléctrica, rock and roll, ruido, cosas de la de la vida cotidiana como un reloj. Fernando Pérez me lo permitió. No tuve miedo hacerlo. Me arriesgué a conciencia de que fuera lo que fuera, lo iba a hacer”.

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-¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?

“No tengo ningún hobby. Soy adicto a lo que hago. Me gusta la música y el cine, pero todo lo enfoco desde el trabajo. No sufro por trabajar; todo lo contrario”.

-¿Cuál es su mayor sueño?

“Justamente tiene que ver con el recuerdo. Que la gente sepa que yo los quiero, que los amo y los voy a amar siempre”.

-Algún secreto que nunca haya compartido en una entrevista anterior

“No tengo secretos. Soy una persona transparente”.

-¿A qué le tiene miedo?

“A la muerte”.

-Si llegara una persona nueva a su vida, ¿qué puede hacer para llegar a conocerlo mejor?

“La vida está llena de personas que tocan a tu puerta y corazón. Amigos, fanes, gente que le gusta tu trabajo. Hay mucha gente que me ha traicionado, pero yo siempre doy la oportunidad a la equivocación. Nunca cierro las puertas a nadie. Hay amigos que me dicen que hay que guardarse un poco más, pero yo prefiero equivocarme que cerrarle las puertas a alguien que viene a entregarme su amor”.

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-¿Qué significa la música electroacústica?

“Fue un momento importante en mi vida. Empecé a utilizarla sin saber que era música electroacústica cuando trabajaba en el teatro Rita Montaner y me di cuenta que había obras que no llevaban música tonal o instrumental, sino a partir de ruido o de transformaciones de instrumentos.

“Comencé a experimentar con las dos grabadoras de cinta que habían en el propio teatro y empecé a hacer música electroacústica para para las obras de teatro.

“De la música de concierto salí prácticamente botado. Cuando empecé a hacer  música popular, después de haber participado durante muchos años en festivales de música de concierto, casi me consideraron un hereje. Yo quería hacer música popular mezclada con la de concierto.

“Repito, siempre me he divertido mucho con todo lo que hago. No quiero hacer algo específicamente, quiero hacer de todo. También pasa que me aburro rápido de lo que hago, entonces tengo variar para para seguir sintiéndome feliz. O sea, hice esto, encontré una fórmula, la rompo y busco otra.

“Empecé a mandar obras a festivales y a hacer un currículum dentro de la música electroacústica. Hasta que un día me di cuenta que era una fórmula que se repetía y la abandoné.

“Todo eso, como San Leopoldo, le dieron la personalidad a mi música actual de los últimos veintitantos años, que es electrónica, de raíz popular, conga, rumba, son. También un sonido internacional. Nunca dejé el rock porque si oyen bien mi música, en el fondo están las guitarras eléctricas, siempre gritando. Eso es algo que me encanta”.

-¿Qué rasgos definen su composición musical?

“Mi música es muy contemporánea. Es electrónica. Rock and roll. Es una fusión de todo. Es una música clásica. Suena de muchas maneras y tiene muchas cosas dentro”.

-¿Cuál es su canción favorita?

“Todo mi música la quiero igual, son como pequeños pedacitos de mí que se han desprendido en determinados momentos y me han dado mucha satisfacción. Soy un padre orgulloso, así como como me siento feliz de la carrera que está haciendo mi hijo.

“En cada época ha existido una canción que la gente ha hecho suya. Eso ya me hace muy feliz. Vamos a decir que algunas  han sido hijos más ilustres que otros. Tengo algunas que han caminado más; tengo otras que han tenido mucho más éxito”.

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Si todo desapareciera y pudiera rescatar una sola cosa, ¿que sería?

“El amor”.

-Si pudiera comenzar de cero, ¿qué cambiaría?

“Haría mi vida otra vez como la hice”.

-Si hace una panorámica de su vida, ¿está satisfecho?

“Estoy contento con lo que he hecho. No me arrepiento de nada. Quizás quede eso de que no le dedique todo el tiempo que debía a mis seres queridos, a la educación de mi hijo. Siento que tengo una familia maravillosa que me apoyó y me permitió hacer la vida como la hice”.

-¿Qué consejo le daría a su versión de hace 20 años?

“Que siguiera por ese camino. Que no tuviera miedo. Que las cosas van a salir como las quería”.

-¿Cuáles son sus principios y valores sagrados?

“La familia, el amor y la lealtad”.

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Edesio Alejandro conscientemente le pone rumba y son a lo que crea. Eso es un reflejo de su cubanía. “Tengo un propósito y es que mi música suene así. Encontrar ese sello es muy difícil. Incluso, cuando uso música sinfónica la mezclo igual con las sonoridades cubanas”.

Varias nominaciones a los Premios Grammy, Premio Batuta y Premio Nacional de Música son algunos de los incontables méritos y premios de Edesio Alejandro.

“El éxito es una obligación a seguir. No lo busco, pero me encanta. Mi meta es  tocarle el corazón a la gente, y eso ya de por sí es éxito porque llegaste al pedacito de alma de esa persona”.

El Premio Nacional de Música es el laureo que más atesora Edesio Alejandro y el que más lo hace feliz.  “Como bien dice el dicho, ‘nadie es profeta en su tierra’ y cuesta mucho trabajo que tu país te reconozca. Trabajo primero para Cuba y para este pueblo. También he sido el músico más joven que ha recibido ese reconocimiento y eso significa un premio a mi generación”.

La música le regaló la felicidad y le ha quitado muchas horas de sueño. Si volviera nacer sería músico, y si se le olvidara esa profesión, entonces médico. Si pudiera desdoblarse, trabajara en ambas cosas.

Cuando hace música, siente felicidad y libertad. “Es orgásmico. Es un placer infinito, el más grande que puede tener una persona”.

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-¿Qué es aquello por lo cual moriría?

“Por preservar la vida, aunque le tengo terror a la muerte. Por salvar la música.  Por mi familia. Por mis amigos”.

-¿Ha pensado alguna vez en tomarse un año sabático?

“Imposible. Si una tarde celebrando mi cumpleaños pensé que eran unas vacaciones. Imagínate. Voy a una playa, a un campo...y me aburro muchísimo. Mi placer, mi gusto y mi desconecte es el trabajo. La vida es muy corta y tengo todavía muchísimos proyectos. Mi año sabático es seguir trabajando”.

-Al terminar esta entrevista, ¿qué tres cosas debería llevarme de usted?

“Que soy un tipo honesto. Me satisface la vida que he llevado y las personas que me han rodeado. Me hace muy feliz que haya tocado el corazón del público y eso lo identifico con una imagen sencilla:

“A veces salgo a caminar y empiezo a escuchar a la gente para nutrirme y hacer canciones. Voy por una esquina y alguien me canta ‘Secreto del silencio’, ‘Solo y loco’ o ‘Bemble’. Distintas etapas, generaciones y públicos han degustado mis canciones. Eso te lo llevas tú en esta entrevista y me lo llevaré yo toda la vida”.

  • En video, entrevista a Edesio Alejandro

 


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