El más reciente espacio Sábado del Libro estuvo dedicado a la presentación de Jardín. Novela lírica, de la Premio Miguel de Cervantes Dulce María Loynaz, en edición crítica de Zaida Capote Cruz, la primera que se realiza de la magistral obra y que ha sido publicada por la editorial Letras Cubanas.
La investigadora y ensayista Zaida Capote desarrolló esta labor a partir del cotejo de las diferentes versiones manuscritas y los mecanuscritos—revisados y anotados por Enrique Loynaz, hermano dela autora—, de la novela con sus tres ediciones previas (Aguilar, 1951; Letras Cubanas y Seix Barral, 1993).
Esta edición crítica aspira— según palabras de Capote en el prólogo— “a hacer más legible, menos esforzada la lectura de esta obra maestra de nuestra literatura”, teniendo en cuenta la aureola de hermetismo y complejidad que han rodeado desde su primera edición a este texto; más más allá añade que sus comentarios pretenden que los lectores puedan comprender la intención de la autora y el “descomunal ejercicio intelectual” que fue la escritura de esta novela que considera un reto a la inteligencia y una contribución singular a nuestro patrimonio.
En la presentación Capote explicó que sus notas atienden a tres rangos fundamentales; las reflexiones críticas sobre diversos aspectos de la novela; las notas informativas referidas a personajes históricos y obras literarias, y las que registran las variantes textuales; en cuanto a este aspecto advirtió que la edición crítica establece el texto, labor ineludible teniendo en cuenta que cuando un libro ha tenido varias ediciones va sufriendo variaciones; “elegí la variante más justificada según la historia íntima del texto”, aclaró.
Más adelante confesó que este trabajo “fue para mí una ganancia cultural tremenda (…) fue un reto sobre todo en el tema de las referencias bíblicas que se pueden encontrar en los momentos más inesperados”.
Zaida Capote concluyó sus palabras con la aspiración de que con esta edición crítica los lectores “entiendan la complejidad de un texto como Jardín que es una obra suprema de talento, dedicación y trabajo (…) puede ser una experiencia muy enriquecedora de lectura pero también un ejercicio de cultura”.
Esther Acosta, editora del volumen, consideró que esta novela está signada por el tiempo ya que fue concluida por Dulce María Loynaz en junio de 1935 luego de más de siete años de intenso y cuidado trabajo por la perfección de la misma; fue publicada por primera vez en 1951 y esta, su primera edición crítica, sale a la luz a los 82 años de escrita cuando se cumplen los aniversarios 115 del natalicio de la autora y el 20 de su fallecimiento.
Sobre la célebre pieza literaria la editora afirmó que resulta uno de los textos literarios más singulares del universo de las letras cubanas, donde predominan belleza y coherencia y en el que se indaga en la naturaleza humana; dijo además que en esta edición crítica, en la que se publica por primera una selección de los manuscritos, mediante una acuciosa investigación Zaida Capote devela el proceso creativo de la escritora en su única novela y que logra ampliar el horizonte de lectura con una percepción más profunda del texto y sutiles interpretaciones.
También Enrique Sainz intervino con una breve incursión en la que catalogó de “obra capital” e indicó que la misma emerge de manera solitaria en el universo de la producción literaria narrativa de la época al igual que apareció su poesía a prudente distancia de las vanguardias, “sin afanes de lograr novedad ni crear bullicio, rasgo de su obra que consiste en manifestarse como en silencio, con un leve ocultamiento para no ser muy notable ni en el panorama literario ni por la crítica”.
A continuación aseguró que Jardín conmueve aún porque son páginas sustanciales de una refinada sensibilidad y sagacidad, cuyo discurso narrativo no muestra ninguna intención por romper la linealidad del relato canónigo de la época ni la estructuración clásica de los personajes. “El juego del adentro y del afuera que está en el centro mismo de esta obra es de suma importancia en la concepción cosmovisiba general de la autora” acotó.
Apreció al punto que la novela tiene mucho en común con la poesía de la escritora, especialmente esa intimidad cerrada, honda, con escasos diálogos con lo que sucede en el exterior el cual contrasta con el sujeto lírico y con Bárbara, el personal central.
Llamó la atención asimismo acerca de la multiplicidad de lecturas de esta novela; de las descripciones de los estados emocionales del personaje a través de una magnífica prosa fiel a la mejor tradición del idioma español y del preciosismo formal de la misma.
Sainz declaró: “poco importa si se trata de una novela realista o hecha de pura imaginación; si está dentro de los lineamientos de la vanguardia narrativa o es un ejemplo de novela convencional; si pertenece o no al boom de la narrativa hispanoamericana; lo verdaderamente importante es que nos imanta de inmediato y nos impulsa de manera inaudita a continuar leyendo incansablemente hasta el final”.
En cuanto a la edición crítica opinó que es un trabajo magnífico que se aproxima a la novela para enriquecer al lector y ayudarlo a ver más hondo en sus interioridades, y añadió “Zaida Capote es una inteligente estudiosa de la literatura cubana y en especial de Dulce María Loynaz, por ello puede afirmarse que la unión del texto con estas notas y comentarios es un innegable ganancia para la cultura cubana”.
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