Escribir simplemente que ha sido merecedor de tres Premios Nacionales: Teatro (2007), Diseño (2013) y Danza (2022), puede resultar suficiente para, en apretada síntesis, revelar la trascendencia que en la escena cubana ha tenido la obra de Eduardo Arrocha Fernández, de cuyo nacimiento en La Habana se cumplen 90 años este 17 de mayo.
Con una formación que iniciara en la Academia de Bellas Artes San Alejandro incluyó estudios con figuras de la talla del gran diseñador Rubén Vigón; los pintores Agustín Fernández y René Portocarrero, así como con el checo L. Vychodyl, escenógrafo del Teatro Nacional de la Ópera de Praga, Arrocha mantuvo además durante décadas una simbiótica relación de trabajo con el maestro Ramiro Guerra.
Otro grande de las tablas, Isidro Rolando, lo dijo en una ocasión: “Ramiro creó la danza moderna cubana y Arrocha le puso color”.
Lo anterior, sin contar los vínculos creativos que mantuvo con glorias de la cultura nacional como Eduardo Rivero, para quien concibió los diseños de dos clásicos: Súlkary y Okantomí; o con Alicia Alonso para la Giselle que en 1966 recibió el Grand Prix de la Villa de París, por solo mencionar algunas de las numerosas colaboraciones que realizó, tanto con estos, como con otros coreógrafos de distintas partes del mundo.
Porque Arrocha tiene en su currículo danzario cerca de 180 trabajos para alrededor de 70 coreógrafos, a los que se suman los diseños escenográficos y de vestuario para el teatro, el cabaret, la televisión, el cine y los carnavales, también incluidos en su trayectoria.
En ella, están sus aportes a las más prestigiosas compañías del país: Danza Contemporánea de Cuba, el Ballet Nacional de Cuba, el Conjunto Folklórico Nacional y el Ballet de Camagüey. Asimismo, ha participado en una veintena de exposiciones de diseño escénico en Cuba, México, Chile y Yugoslavia.
Como si se tratara de un deportista, este creador posee un récord, el de ser el único cubano con tres Premios Nacionales. Y es que, la suya, ha sido como la vida del corredor de fondo: de muchos estudios, entrenamiento, perseverancia, disciplina y observación.
Y, sobre todo, de un talento especial para mantener una ininterrumpida carrera de más de medio siglo en la que ha brillado, señalando por siempre la ruta a los que vienen detrás.
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