Los “fantasmas” del ARTE, en sus más variadas acepciones, rondan por estos días al teatro más antiguo, en activo, de toda la América: el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, que el 15 de abril cumple 183 años de fundado…
Entre los muchos recuerdos que atesora el hermoso coliseo, abundan las presencias que lo ennoblecen, y se habita de exclamaciones y susurros cuando se pronuncian nombres como los de Fanny Essler, Sarah Bernhardt, José White, Ignacio Cervantes, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Anna Pávlova, Enrico Caruso, Rachmaninov, Lecuona, Roldán, Alicia Alonso…
Frente a la alameda de Isabel II (hoy Paseo del Prado), comenzó la construcción del edificio hacia 1837, en un terreno realengo al norte del que fue Jardín Botánico. Los constructores del teatro, bautizado Tacón, en honor al tristemente célebre gobernador que se hizo cargo de la Isla a partir de 1834, fueron el maestro albañil Antonio Mayo, y el maestro carpintero Miguel Nin y Pons.
A pesar de ser una sólida construcción, con una inmensa sala y un escenario de gran capacidad, la sencilla fachada del teatro Tacón no correspondía con su interior. En cuanto a gusto artístico, faltaban en la obra adornos y relieves que hubieran podido hacer del edificio, además de confortable, una joya arquitectónica. Sin embargo, podía rivalizar con los más exclusivos coliseos del Viejo Continente.
PAREDES QUE TEJEN HISTORIAS
El 18 de febrero de 1838, el coliseo abrió sus puertas, con la celebración de seis grandes bailes de máscaras, que culminaron el 4 de marzo. Pero su verdadera inauguración tuvo lugar el 15 de abril de 1838, con el drama en cinco actos de Germán Delavigne, Don Juan de Austria o La vocación, a cargo de la compañía de Gregorio Duclos. Desde entonces, y dada la situación geográfica de la Isla caribeña, esta fue escala obligada de numerosas e importantes giras artísticas por el Nuevo Mundo en el siglo XIX.
A principios del siglo XX, y después de más de 60 años de ininterrumpida actividad, en sus fachadas e interiores se observaban las huellas del tiempo. Por esos años adquirió la institución la sociedad del Centro Gallego de La Habana, que restauró y construyó sobre él un edificio con oficinas y dependencias de la sociedad, que es la arquitectura actual.
El 22 de abril 1915 reabrió sus puertas el Teatro Nacional, nombre que había tomado con la instauración de la república mediatizada, con la Opera Aída, de Verdi. Conocidas figuras volvieron a asomarse en la gran casa: Lucrezia Bori, Ignacio Paderewski, Serguei Rachmaninov, Arturo Rubinstein, Gonzalo Roig, Rodrigo Prats, Bola de Nieve, Rita Montaner…Además de que importantes acontecimientos históricos tuvieron lugar allí: la celebración del Primer Congreso Obrero Nacional, que diera origen a la CTC, y el Primer Congreso Nacional de Mujeres, entre otros.
Durante la década de los años 50, del pasado siglo, el teatro fue transformado en cine, porque eso traía más ganancias, y se hicieron demoledoras reformas que afectaron su magnífica acústica. Pero, a partir de 1962 resurgió la vida teatral con el nombre de García Lorca, que hoy se reserva, exclusivamente, a la sala principal. La historia ha seguido tejiendo innumerables recuerdos allí, de la mano de importantes colectivos que realizan sus principales funciones: el Ballet Nacional de Cuba (BNC), el Ballet Español de Cuba, el Teatro Lírico Nacional, Danza Contemporánea de Cuba, Acosta Danza, Lizt Alfonso Dance Cuba, la Orquesta Sinfónica del GTH Alicia Alonso, entre muchas otras. Tienen su sede central los Festivales Internacional de Ballet de La Habana, y en los últimos tiempos ha recibido también destacadas compañías, afamados artistas de las diversas disciplinas del arte, y galas que le siguen aportando colorido y autenticidad.
En septiembre de 2015, el Consejo de Estado de la República de Cuba acordó, con carácter excepcional y en reconocimiento a los aportes de Alicia Alonso a la cultura cubana y universal, su amor a la Patria y fidelidad a la Revolución Cubana, denominar el Gran Teatro de La Habana: Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, en merecido y justo homenaje a su obra. Precisamente, el 1ero de Enero de 2016, y luego de una restauración capital del inmueble, se abrían sus puertas en la tradicional Gala del Primero de Enero, en saludo a un nuevo aniversario de la Revolución, en presencia de Raúl Castro, entonces Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. Para tal acontecimiento, el Ballet Nacional de Cuba (BNC) ocupaba la escena con Tríptico clásico, una obra con fragmentos de piezas donde la ballerina assoluta grabó su impronta en el tiempo, y en esa institución que le rendía homenaje: Giselle, El lago de los cisnes y Coppelia. Instantes que llegaron de la mano de primeras figuras como Viengsay Valdés, Anette Delgado y Sadaise Arencibia, acompañadas por Dani Hernández, Alfredo Ibáñez y Víctor Estévez, y la OS del GTH Alicia Alonso. La primera jornada del 2016 en el GTH de La Habana, bautizado Alicia Alonso, cerró con la célebre bailarina y anfitriona, sobre las tablas, todo un símbolo de la pujanza y el desarrollo del ballet en nuestra Isla, y de los nuevos aires que se reflejarán en la centenaria sala, donde ella dejó imborrables huellas en este arte, que perdurarán por siempre. Como esa escultura en bronce, que el Primero de Enero de 2018, realizada por el destacado artista José Villa, quedó emplazada en la entrada de los salones de la institución.
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