Esa estudiada aliteración de eles en su nombre, con una equilibrada distribución, como si fuera una perfecta coreografía ALICIA ALONSO, simboliza una vida entera dedicada a la danza... En estos días de diciembre, siempre regresa, renovada. Además de su cumpleaños (el 21), 8 días después celebra una fecha importante en su vida: la del debut escénico (el 29). Por eso, La Habana, Cuba y el mundo está de fiesta…
Carmen, Giselle, Lissette, Swanilda, Aurora, Odette/Odile..., se confunden con su piel en el tiempo, esas que han vibrado cuando se posan en ella por unos minutos/horas sobre las tablas. Las que se han vestido de gala cuando ella las anima, con su enorme talento de bailarina. Una larga estela de personajes ha dejado en la escena durante su larga carrera artística. Nombres que grabó como huellas profundas e inalterables en el arte del movimiento, que cuando llega la ocasión de hablar y homenajearla en las tablas se multiplica.
El próximo domingo 20 de diciembre (8:30 p.m.), la amplia escena de la sala Avellaneda del Teatro Nacional (Plaza de la Revolución) se iluminará especialmente, para enfocar la gala Alicia Alonso maestra de generaciones, que con dirección artística/montaje coreográfico del maestro Alberto Méndez, ofrecerá el Ballet Nacional de Cuba a la gran bailarina y directora general, en vísperas de su 95 cumpleaños. Momentos de la extensa carrera artística de la prima ballerina assoluta, pasarán por las tablas, como capítulos de una vida que ha dado frutos, en cientos y miles, que hoy dejan sus huellas en la pequeña isla y allende sus costas y que es espejo de las nuevas generaciones. Escenas de ese personaje que le abrió anchas las puertas del firmamento del ballet clásico: Giselle, de otro en que marcó su calibre de ARTISTA matizándola con toda la fuerza y pasión que lleva dentro: Carmen, así como de El lago de los cisnes, La bella durmiente del bosque, Coppelia y La fille mal gardée, en los que motivó siempre al auditorio de cualquier parte del mundo, con esa manera de bailar —estelar (con todas la acepciones de la palabra) y cubana—, regresarán en la piel de sus descendientes directos.
Figuras de la talla de Anette Delgado, Sadaise Arencibia, Estheysis Menéndez, Jessie Domínguez, Dani Hernández, Víctor Estévez, secundados por solistas y el cuerpo de baile, conjuntamente con la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana "Alicia Alonso", bajo la dirección de Giovanni Duarte, rendirán tributo a la Maestra. Ellos, hijos de esta mujer que es Danza pura, entregan el arte que le vino por las venas de quien está multiplicada, y celebra su onomástico, aplaudida y querida por un pueblo inmenso que se convierte en planeta y galaxia, porque estamos seguros, como ella misma dice siempre, que si existe vida, más allá de la tierra, Alicia es conocida allí también.
Desde el lado del aplauso, esa noche, reverenciaremos cada recuerdo que son hojas de su calendario personal, instantes bailados, memorias guardadas, alientos impresos, sorpresas captadas, vida vivida, días de un tiempo, y tantas cosas más. Mirándolas, reconstruiremos momentos aislados y ella estará sintiendo, ante cada una, todo lo que dejó en ese pequeño y fugaz relámpago que nos atrapa para la eternidad. Palabra que la acompaña desde su nacimiento al arte, cuando sintió posar sus pies, pequeños y alados, en aquellas tablas que no deja de pisar nunca. Su vida es un escenario y de ella extraeremos hoy, soplos, minutos o segundos atrapados. Esos que nos esperan para conocerla/disfrutarla aún más. Celebramos,pues, este onomástico de creatividad ilimitada que es tiempo, también, salvado por ella para el Arte.
Con la bailarina...
Hace años, en ocasión de un importante aniversario dejó impresa estas palabras que tienen actual vigencia. ¿Los recuerdos? Se hace eco de la pregunta y afirma : “ vienen a ser la vida en sí, con la resaca de los momentos buenos y tristes. Aunque mi vida está repleta de recuerdos positivos. Crear, vivir, decidir, dar, han sido palabras muy frecuentadas en mi diccionario. Yo solo cuento las ganancias en la vida. Esos son los recuerdos que siempre aparecen”. Como aquel día de diciembre en que bailaba sobre el escenario por primera vez “era la persona más feliz del mundo, todo era yo, no veía nada. Todo lo sentía como parte mía: la música, el público, mis compañeros bailando. Solo puedo decir que sentía”. ¿Ha sido un camino largo, Alicia? “Muy hermoso, porque tú sabes que todos los caminos tienen piedras, pero este ha sido tan particular que nunca las he tenido en cuenta”.
Pero, ¿fue exactamente el debut escénico de Alicia Alonso aquel 29 de diciembre de 1931? Sí y no. Fue el debut escénico en la danza —la primera vez que bailó en escena—, pero el del teatro ocurrió el 26 de septiembre del propio año 31, cuando Alicia (entonces Martínez) participó en la comedia El recreo presentada en el Auditorium, antes de su primera función de ballet. Después actuaría en múltiples obras teatrales (El amor que pasa, Las flores, Mariquilla Terremoto... y hasta en la zarzuela Gigantes y cabezudos), porque ella era alumna de la Escuela de Declamación de la Sociedad Pro Arte Musical.
Entonces recuerda que desde que empezó a escuchar música, siendo muy niña, “sentía la enorme necesidad de expresarme por medio de ella. No quería ser bailarina profesional, sino que necesitaba con urgencia lanzar mis sentimientos hacia fuera por medio de los movimientos de mi cuerpo. Yo comencé a estudiar teatro y ballet, y debo confesar que lo que más me atraía entonces era el teatro, la actuación, soñaba ser actriz. Pero cuando fui creciendo el ballet pudo más. Aunque un bailarín tiene que estudiar teatro. Lo mismo digo del actor: tiene que estudiar baile. Es totalmente necesario”.
Alicia ha entregado sus huellas en disímiles personajes a lo largo del tiempo, pero también ha creado en la danza. ¿Cuántas obras originales ha montado como coreógrafa? ¿Y clásicos? Decenas, sin contar los pas de deux de otros ballets. Pero el Ballet Nacional de Cuba es una compañía que habla de lo grande de la cultura cubana, reconocida como una de las mejores del mundo. Y usted es uno de los artesanos de esta gran obra. “Soy parte de ella”.
¿Usted es la danza? “Al menos es mi vida. Es que tiene una magia que es el dominio del ser humano de su cuerpo, y lo más importante, la conversación con el público, con esa masa de gente que está ahí frente a uno esperando. Eso es como entrar al mundo de la magia”.
¿Qué le diría Alicia a aquella otra que debutó en 1943 en Giselle? Le diría: ¡Qué poco tú sabías entonces! ¿Giselle? “Es una obra maestra del romanticismo, es como un bordado, un encaje...”. Ese personaje ocupa un lugar especial en su cofre de recuerdos, y precisamente el célebre crítico inglés, Arnold Haskell afirmó al verla: ¿Cómo puedes bailar Giselle, si Giselle eres tú? Nadie podría decir lo contrario, pues pocos han realizado un retrato tan vivo de la bailarina cubana. En estos días se tutearán las memorias, y Alicia recibirá otras muchas alegrías.
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