Realizadores y actores de los filmes El Club, del realizador chileno Pablo Larraín; Te prometo anarquía, del mexicano Julio Hernández Cordón; El incendio, del argentino Juan Schnitman, y NN, del peruano Héctor Gálvez, sostuvieron un encuentro con la prensa acreditaba al 37 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en el Hotel Nacional de Cuba.
El reconocido actor chileno Alfredo Castro, protagonista de la cinta El Club, recientemente ganadora del Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín, y otros galardones en México, explicó que ésta se filmó en solo tres semanas, que contó con el personal imprescindible, no tuvo vestuarista, ni maquilladora, “nosotros hicimos todo, fue una película bien guerrillera, más bien sustentada en el cariño, el compañerismo y al solidaridad”.
El Club es la quinta película que Castro realiza con Pablo Larraín y la misma presenta un tema que en Chile ha sido muy fuerte y está basada en casos reales todos asociados a crímenes de diferente naturaleza cometido por sacerdotes chilenos como es el tráfico de bebés, pedofilia, violación del secreto de confesión, y por otra parte a otros clérigos alcohólicos, con problemas mentales, entre otros conflictos.
“La Iglesia los saca de sus Parroquias y los encierra en casas en las cuales supuestamente han de hacer penitencia y rezos de arrepentimiento, pero la realidad es que se dedican a emborracharse, disfrutar y hacer las peores cosas”, denunció.
En cuanto a la reacción de los espectadores chilenos afirmó que fue muy bien recibida pues este es un fenómeno de conocimiento público. “Durante la dictadura la Iglesia fue el único lugar ético donde se pudo recurrir para salvar algunas vidas y apoyó mucho a la gente que fue torturada, y sin embargo en estos treinta años cambió, se volvió completamente retrógrada, de derecha y está llena de estos casos que narra el filme”.
El actor chileno se refirió además a su intervención en el filme venezolano Desde allá, del director Lorenzo Vigas, que también se encuentra en concurso en el evento en el apartado de ópera prima, y que obtuvo el León de Oro en el Festival de Venecia y Mención en el de San Sebastián.
Los actores de Te prometo anarquía, Eduardo E. Martínez y Martha Claudia Moreno, presentaron este filme que trata sobre la amistad entre dos jóvenes patinadores que tienen problemas con la mafia mexicana; “es una historia de amor, una historia urbana sobre la amistad y la desaparición de personas lo cual es una triste realidad hoy en México”, señalaron
Moreno señaló que uno de los valores de esta producción es que muchos de los actores no lo son, ya que el realizador Julio Hernández construye los guiones a partir de conocer a algunas personas cuyas historias personales lo motiven.
Pilar Gamboa, protagonista de El incendio, que compite en el apartado de ópera prima, dijo que la película es un poco violenta y narra 24 horas de la vida de una pareja de Buenos Aires, un hombre y una mujer que tienen más de treinta años, y que están atravesando una crisis; “es una historia de amor entre comillas, pero no deja de ser un tipo de amor; es muy violenta, pero por ahí es el reflejo de la sociedad de Buenos Aires, aunque sea algo de lo que uno no se da cuenta”.
Héctor Gálvez, explicó que en su cinta NN un equipo de arqueólogos forenses en una exhumación uno de los cadáveres solo tienen como rastro para su identificación la foto de una muchacha, por tanto para saber quién es el muerto deben hallarla. ”La película deviene metáfora ya que el personaje principal debe enfrentarse a la burocracia, a la desidia y la indolencia del gobierno en cuanto a la situación de los desaparecidos”, aseguró.
Este encuentro devino reflexión y reafirmación de la convergencia conceptual e ideológica que continúa siendo característica primera del cine que se hace actualmente en Latinoamérica.
“Creo que el cine latinoamericano está en un momento muy importante, en el mismo no hay héroes, pues en nuestros países no hay héroes, son las historias de los pueblos, de lo que está pasando en nuestros países; y refleja esa crisis bien violenta privada, política, macropolítica, doméstica, entonces es un cine que está donde tiene que estar el arte de la creación. Nuestro cine se está imponiendo por ser muy potente y muy fuerte”.
Más adelante consideró que existe en Latinoamérica un cine identitario “desde las relaciones amorosas hasta la desaparición de 50 mexicanos o mil seiscientos chilenos; somos naciones que estamos cruzadas por una historia común donde la única resistencia posible es que los cineastas tomen esos temas y los traten según la ética de nuestros días para que las obras logren conmover y perturbar”.
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