El diseño en todas sus manifestaciones ha cobrado protagonismo en nuestra escena artístico cultural durante los últimos años gracias a un trabajo sostenido impulsado por instituciones que funcionan como vasos comunicantes: el Instituto Nacional de Diseño (ISDi), La Oficina Nacional Diseño (ONDi) que auspicia las Bienales Nacionales de Diseño, a gestores culturales como el grupo Cartelón dirigido por la especialista Sara Vega, que tiene como objetivo fundamental el rescate del cartel cinematográfico en material xerográfico, y de coleccionistas privados como Damián Viñuelas y José Antonio (Pepe) Menéndez.
Aunque se realizaron a lo largo del 2019 numerosas exposiciones en este sentido, me referiré a tres que tuvieron lugar entre diciembre de 2019 y enero de 2020. Dos inauguradas en el marco del Festival de Cine de La Habana: En busca del personaje; en el lobby del cine 23 y 12, Fellini: un centenario; en la galería homónima. Mientras que en el mes de enero podemos disfrutar de África en la galería de la biblioteca provincial de La Habana Rubén Martínez Villena.
El diseñador escénico Gabriel Hierrezuelo es el autor de la primera de las exposiciones, quien ha mantenido a lo largo de muchos años una estrecha relación con el teatro y el cine. El público pudo admirar parte de su quehacer para las tablas en la galería Raúl Oliva del complejo teatral Bertolt Brecht con la exposición: La expresión en su refugio durante el mes de octubre de 2019 como parte de las actividades por el Festival Internacional de Teatro de la Habana.
En esta ocasión se presentó su trabajo para el séptimo arte en un espacio expositivo seleccionado con toda intención, en un mes donde hay gran afluencia de personas a los cines y por ello gana más en visibilidad. Hierrezuelo ha diseñado para las películas Patakin (1983), Gallego (1988), Rancheador (1976), El elefante y la bicicleta (1994), Buscando a Casal (2019) entre otras. La concepción curatorial de Sara Vega y Daymar Valdés se enfoca en una arista particular: los apuntes como antecedentes directos de sus diseños donde, según el crítico de arte Jorge Bermúdez, se deja ver el excelente dibujante que es. Nos muestra la obsesión por llegar a la segunda piel de los personajes y por dar con el ambiente certero de la época y las circunstancias requeridas por cada narrativa cinematográfica.
La segunda de las exposiciones consiste en un homenaje al genio del cine Federico Fellini, quien cumplió el 20 de enero de 2020 su primer centenario. Veinte carteles de películas como La Strada, Amarcord, La Dolce Vita, Y la nave va, Ocho y medio… son recreadas por jóvenes diseñadores del grupo Cartelón sobre la base del cartel original que sirvió de comercialización a las película, en los primeros sobresale la letra; en los segundos, la imagen. Como ya nos tiene acostumbrados Cartelón desde hace algunos años, en estos nuevos carteles está muy bien reflejada la esmerada relectura de los filmes que realizaron los jóvenes diseñadores a la luz de la contemporaneidad.
Por último África nos entrega en este primer mes del año una exposición de la colección personal del incansable Damián Viñuelas que posee, si no es la más completa, una de las colecciones más abarcadoras de carteles producidos en Cuba desde 1960 hasta la actualidad.
Estas muestras se realizan hace diez años por estas fechas, aprovechando el aniversario del triunfo de la Revolución, en la misma sede y cuya curaduría consiste en seleccionar una temática particular de la colección de Viñuelas. De este modo el público ha podido disfrutar: El azúcar (2010), La Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE, 2015) y La Habana (2019) por solamente citar algunas. En esta ocasión África nos presenta a 54 diseñadores que recrean la realidad de un continente cuya cultura está fuertemente arraigada en Cuba y con el cual nuestro país ha tenido una relación esencialmente descolonizada desde hace sesenta años.
Con la estética particular de cada diseñador “desfilan” ante nosotros: Jornada de solidaridad con los pueblos de África del sur (1969, autor no identificado), Jornada de solidaridad con el Congo (Jesús Forjans, 1969), Luanda ya no es de San Pablo (Antonio Pérez, (Ñiko) 1972), Sahara Occidental (Rafael Enríquez, 1978), De la serie “burgueses” (José Gómez Fresquet, Frémez, 1970), Año internacional de los afrodescendientes (Anabel Cano, 2011), La diversidad cultural en el Caribe (Lily Díaz, 2015)… Esta exposición una vez más ilumina la labor de los coleccionistas, los cuales complementan muchísimo la tarea atesoradora e investigativa de los museos. El trabajo sostenido de Damián Viñuelas y Pepe Menéndez así lo evidencia.
El diseño ha cobrado protagonismo desde algunos años en nuestro país y lo demuestran las exposiciones mencionadas. Pero esto no es cuestión del azar, si bien la exposiciones son el vehículo perfecto para el deleite de todos, detrás de ellas está un no dejar morir la huella trazada por el diseño ni a los diseñadores, conservadores y restauradores. Los primeros anónimos para el público, conocidos solamente en el gremio al que pertenecen o por unos cuantos entendidos del tema; los segundos y terceros, también anónimos pero a los que le debemos que el soporte de los carteles, un material perecedero como el papel, se perpetúe en el tiempo.
Mostrarnos esa ruta, quizá agónica, que solamente conoció Hierrezuelo, para que pudiéramos ver en la pantalla al español Sancho Gracia encarnando a un gallego emigrante cuya vida atraviesa todo el período neocolonial hasta 1958, o al actor Miguel Benavides en la piel de Shangó en Patakin, así como “oxigenar” a Fellini en sus cien años, y recordarnos que un continente amado como África tuvo y tiene una fuerte representación en un género tan sintético como el diseño gráfico son actos reivindicativos que responden a una línea de trabajo relacionada con la memoria histórica que apunta a mantenerse insertándose en eventos, festivales y bienales.
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