Una gran carga de amor, de convicción profunda hacia el buen hacer y de exquisito arte en la esfera de la plástica cubana, identifican al Proyecto Colibrí de Arte Miniaturista de Camagüey, adjunto a la Sociedad Cultural José Martí. A su impulsor y promotor, el profesor y artista de la plástica Nazario Salazar Martínez, le conocimos en fecha reciente durante la muestra colectiva Honrando al Insigne, expuesta en el Memorial José Martí de nuest ra Plaza de la Revolución con una gran afluencia de público y una excelente acogida de la crítica. Si nos atreviésemos a buscar antecedentes históricos sobre el Arte miniaturista de seguro los podríamos hallar, entre otros pueblos, en los de la China milenaria, mas Nazario ha logrado –junto a sus alumnos–, superar fronteras geográficas y romper viejos criterios referidos a la conceptualización de este arte en este otro lado del mundo, para imprimirle una nueva belleza, al partir de la memoria histórica y riqueza cultural de la Mayor de las Antillas.
Sus primeros pasos en el Arte del diseño en general… ¿Cómo surge? ¿Impronta/reclamo familiar, disfrute personal, algún(s) hecho(s) de su juventud en específico…?
“Aunque dicen que los viejos se reúnen para contarse mentiras, el nuestro no es precisamente el caso, ya que nuestro ímpetu, apenas llega a los 20, aunque en mi caso, rebase los tres cuartos de siglo. Sí, siempre he dicho que tuve la dicha de nacer en el seno de una pequeña familia, donde los más importantes fueron los abuelos y un tío político que fue un admirable hombre de negocios y murió defendiendo a costa de su propia vida su pequeña fábrica de colchones.
“Mi abuelo materno, descendiente de asturianos (creo), aunque era un amor y tenía locura conmigo, no pude disfrutarlo lo que hubiese deseado, ya que murió cuando yo apenas tenía seis años. No obstante, heredé su nombre (Nazario) y la avidez por la lectura.
“El paterno (Ricardo ʹPapacitoʹ) si lo disfruté hasta los diecisiete años.
Descendiente de isleño, aunque no sé si canario o balear, hijo de un militar del ejército mambí (Don Carlos), adquirí de él la disciplina, el respeto hacia los mayores, el saber escuchar sin interrumpir y sobre todo la gran admiración por ʹel Apóstolʹ como exclamaba cada vez que se refería a José Martí.
“Ortodoxo, admirador de Eduardo Chibás, además de un discreto francmasón que jamás hablaba de su logia. También se bebía los tres periódicos que se recibían en su casa (recuerdo las historietas a colores de El País) después de deshacerse de su uniforme de mecánico de los ferrocarriles, no sin antes ordenar los mandados pedidos por mi abuela (Mamá Vitalia) ʹayudadoʹ por mí, a quien remuneraba con chucherías escondidas debajo de los mandados y un kilo prieto con la efigie de un indio americano, para que los coleccionara. Así, el coleccionismo fue algo que logró arraigar tanto en mí, que a estas horas no pudiese decirte cuantas cosas me he dedicado a coleccionar durante toda mi vida.
“Mis padres constituyeron un matrimonio como pocos en cualquier época. Fieles de ambas partes, se enamoraron desde pequeños –primos hermanos que se juraron amor por toda la vida–; descontando algunos celitos por parte de mi madre, nunca les oí ofenderse y a la hora de tomar decisiones, siempre llegaban a un acuerdo ʹinteligenteʹ.
“Tanto de mi padre (Ricardo) como de mi madre (Ángela), heredamos (los tres hermanos de una manera u otra estamos ligados a las artes) la facilidad para la plástica. Mi madre siempre estaba tejiendo, bordando, confeccionando artesanía textil de un gusto exquisito. Mi padre, autodidacta de la pintura en todas sus facetas, fue mi primer maestro; el maestro comprensivo; mi honesto guía. Recio, exigente, aunque amable y dispuesto a explicar mil veces si fuese necesario, hasta obtener el resultado apetecido de su ʹhijo-alumnoʹ.
“Todo lo que me inculcó desde muy pequeño, tanto en lo referente a las artes plásticas, a la obtención de conocimientos a través de la lectura (antes de nacer ya contaba con una biblioteca infanto juvenil de más de cincuenta títulos), creo que me ha servido, desde siempre, para poder enfrentar la obra más importante y difícil de realizar: Vivir honestamente. En el caso de mi madre, ella fue mi amiga, mi novia, mi amor, mi amable reprensora, pero la más apasionada y mala crítica que he tenido en mi vida: todo lo que hacía le ʹencantabaʹ.
“Teniendo alrededor de doce años, a mi padre se le ocurrió matricular juntos en la Escuela Provincial nocturna de Artes Plásticas «José Martí» de Camagüey, filial de la «San Alejandro» de La Habana… Ambos aprobamos el 1er. año con 100 puntos de promedio. Años después, trabajando como dependiente de una cristalería, retomé las clases nocturnas hasta mi graduación y entre 1965-70 laboré como Técnico de Medios Audiovisuales en el Instituto de Superación Educacional en Ciudad Escolar «Ignacio Agramonte».
“Al notar los deficientes resultados en las convocatorias que se hacían para Mi revista –publicación dirigida por el doctor Raúl González de Cascorro, la cual se ilustraba con los mejores dibujos enviados por los alumnos del nivel de Primaria–, investigo las causas y comprobado el error de proyección de los certámenes, imparto un seminario de capacitación con cuyos resultados no sólo logré dibujos llenos de colorido e imaginación para la revista, sino también que instrumenté una exposición de más de cien obras que, montadas en bastidores de plywood (madera terciada) y cartulina especial para crayola y témpera, circuló por diferentes centros de enseñanza, la galería de Artes Plásticas y finalmente, se utilizó para la decoración de las diferentes oficinas del edificio central de Ciudad Escolar.
“Esta actividad obtuvo una repercusión inesperada para mí; la dirección del entonces Sectorial Provincial de Cultura de Camagüey, reconoció lo positivo de mi Círculo de Interés, otorgándome beca para recibir un curso de nivelación, como Instructor-Profesor de Artes Plásticas, en la Escuela de Extensión Cultural de La Habana. También asisto al taller de Especialización en Diseño Gráfico y, en visita dirigida a los talleres de cerámica de CUBANACÁN, entablo amistad con los ceramistas más destacados del momento: Sosabravo, Fuster, Cabrera del Valle y Calvo, entre otros.
“Asimismo, el conocimiento de la extraordinaria Alicia Alonso en su ballet Carmen, inspiró en mí las series Danzarias I y II, dos exposiciones de cerámica que figuraron en dos de los Festivales Internacionales de Ballet de La Habana y el intercambio de experiencias con los diseñadores Arrocha, Ricardo Reymena, Salvador Fernández, y otros más, incidieron en mi posterior desarrollo como Diseñador Escénico para el Ballet de Camagüey, bajo la dirección de Fernando Alonso, así como para diferentes agrupaciones teatrales.
“Durante el período 1970-71 me solicitaron como Profesor de Apreciación Artística de la propia escuela y como Organizador del Plan Cultura-MINED para las provincias orientales con la asesoría de la Dra. María Elena Jubrías.
“Ya de vuelta a la tierra de los tinajones, me informé sobre la situación laboral de los Instructores de Arte y decidí tomar la dirección del Departamento de Divulgación del Sectorial Prov. de Cultura de Camagüey. Esta responsabilidad me sirvió para crecerme dentro de la actividad como Diseñador Gráfico. Más tarde decidí cambiar de centro laboral, para desarrollar los conocimientos adquiridos como diseñador de souvenirs y ambientación de los locales para el otrora Instituto Nacional de Industria Turística. En aquel entonces coincido en tales menesteres con Óscar Lasseria, condiscípulo en la Escuela de Instructores de La Habana. Ambos, enfrentando la escasez de materiales para tal cometido, decidimos emplear nuestras habilidades y conocimientos de la plástica, pintando grandes lienzos y creando grandes murales con la cerámica roja sin cubierta.
“Es precisamente nuestra incursión como ceramistas, lo que marca un hito en el quehacer de corte artístico en la industria tradicional alfarera de la ciudad, bautizado posteriormente como Movimiento de la Nueva Cerámica de Camagüey, del cual se cumple este año el aniversario 40 de tal acontecimiento”.
¿Cómo llega el Arte miniaturista a su vida? ¿Qué lo convocó? Países y artistas más representativos en el mundo, en especial, en nuestro continente…
“Ante todo el Miniaturismo es un arte milenario, practicado en todas las culturas del orbe. Distinguir o poner en relevancia uno u otro país, sería un atrevimiento de mi parte, ya que, aunque he realizado mis investigaciones sobre el tema, para poder situar a mis alumnos, no creo ser precisamente el capacitado para ello. Este Arte llega a mis puertas, a partir de la invitación de dos artistas, de respetable trayectoria en tal especialidad: José Ángel Naranjo Pérez y Nelson Wenceslao García Pérez, de las Tunas y Sancti Spíritus, respectivamente. Tuve la oportunidad de participar junto a ellos en el Salón Nacional de Pequeño Formato de Camagüey. Mas no fue hasta el 28 de enero de 2009, en que se constituye oficialmente el Proyecto Socio-cultural Colibrí de Arte Miniaturista de Camagüey, con la participación de 42 artistas”.
Sus alumnos: ¿Pedagogía de un profesor cimentada en algo más que la transmisión de conocimientos? ¿Selección acuciosa a través de exámenes de aptitud o concursos? ¿Libre afluencia de jóvenes conciencias aguzadas y comprometidas con un Arte miniaturista netamente cubano? Como profesor, ¿qué conceptos maneja u orienta?
“No obstante el haber cursado la Licenciatura en Educación Plástica y poseer categoría de Profesor Auxiliar, a la hora de auto valorarme, estimo ser un artista que trata de llegar al corazón de cada uno de sus alumnos, proponiendo, instando, despertando (quizás) el deseo o la necesidad de aumentar, a diario, el caudal personal de conocimientos…hasta el último aliento.
“Nunca impongo ni decreto una forma de hacer, ni una técnica específica, aunque tenga la seguridad de que es la idónea para un resultado excelente dado por experiencia propia. Trato además por todos los medios de motivarlos al experimento personal, aunque les pueda parecer que estarían cerca del fracaso. Del supuesto fracaso, de fallidas soluciones, imprevistos superados, están consolidados los más interesantes descubrimientos y las experiencias más lúcidas. El análisis preliminar antes de acometer un reto, no debe de prolongarse tanto como para desperdiciar la oportunidad de realizar un salto definitorio hacia el éxito.
“Generalmente las convocatorias, concursos y exámenes de aptitud, traen consigo una inmensa cantidad de ineptos que llenan las aulas durante unos meses y a veces tan sólo días. Prefiero, y es lo que mejores resultados me ha proporcionado, informar sobre la actividad y sus pormenores, sin la realización de una “invitación intencionada. Por su “propio peso” o interés particular, los jóvenes se acercan, demuestran su capacidad y vocación, aceptan o no las condiciones… Unos, se adhieren de inmediato; otros, momentáneamente. Hay quienes demuestran mucho interés sin resultados positivos, se dan cuenta que no compiten y por su propia cuenta se retiran y…tan amigos como siempre. Igualmente, a mis alumnos les doy mi valoración en sentido general y respetuosamente les señalo dónde se hallan los mayores problemas a resolver. Unos lo superan, otros se auto encaminan, algunos se descalabran, los menos insisten y lentamente se nivelan. Sólo un cinco y pocas veces el diez por ciento de los que se acercan, son quienes aceptan el reto, se afirman y triunfan. ¡Son esos los que me interesan! En esta última fase sí me vuelvo inflexible. Aunque no acostumbro a utilizar groserías o realizar comparaciones entre un discípulo y otro –por muy grave que sea el error o diste diametralmente de lo convenido–, siempre guardo la compostura y, en ocasiones, acudo a la autocrítica o la crítica compartida entre los mismos alumnos. Esto último siempre da muy buenos resultados, ya que no admito lo que de hecho combato.
“Parafraseando a nuestro José Martí en aquello de que «la crítica es un látigo con un cascabel en la punta», estimo podría ser la solución de muchos (y no aspiro a generalizar) de los problemas que enfrentamos tanto en la docencia, como en otros campos de la ciencia, las artes y la cultura en sentido general”.
El Miniaturismo, ¿artesanía artística u otra nueva dimensión?
“El Miniaturismo, para quienes estamos preparados a pulsar grandes dimensiones, de cierta manera constituye un reto a veces inalcanzable o insuperable. No obstante, si te esfuerzas tan solo por el hecho de probarte a ti mismo, en la mayoría de las ocasiones, puede llegar a convertirse para sorpresa tuya, en un hecho artístico comedido, atractivo y hasta incalculablemente interesante. El resultado de la minuciosa categoría goza de una especie de admiración generalizada entre el receptor de diferentes edades y estratos sociales, sin obviar a los más jóvenes y niños.
“Por otra parte, el Miniaturismo cubano es portador de las mismas características del arte internacional y creo que es ahí donde puede estribar su diferencia, si es que la admite. Al respecto, alguna semejanza se podría establecer cuando en un momento determinado en Cuba se pretendió categorizar o realzar el valor intrínseco de la Artesanía –como se le denomina en todo el mundo–, agregándole el mal puesto Artística y, por ende, formando el gran rollo, con la nueva categoría de: Artesano-Artista. Por tanto, al tratar de escindir lo artístico de lo artesanal o lo que es lo mismo, crear un abismo inexistente; diferenciar al “artesano” que se dedica a la tejeduría de fibras o al ama de casa, quien también teje de forma extraordinaria las medias para la familia, del orfebre que realiza una escultura combinando plata y marfil, o de quien talla un fabuloso busto de Martí en ácana, ébano o mármol (más que bien), lo que se logró fue trastornar el lógico desenvolvimiento de la obraduría.
“Cuando este fenómeno se produce en nuestro medio, ya los antiguos conceptos de arte mayor y de arte menor, si no habían desaparecido totalmente, estaban en camino de ello, como también los de “bellas artes”, “artes decorativas”, “artesanía utilitaria” y otros más que se escapan de mi escasa memoria.
“Los artesanos de todo el mundo se sienten orgullosos de ser lo que son, sin pretensiones de alcanzar otro rango. Los artistas de todo el mundo se sienten orgullosos y están plenamente identificados con ser lo que son, sin pretensiones de denigrar a los artesanos capaces de realizar piezas que son verdaderas obras de arte. Por sólo citar a uno de nuestros paradigmas: el excelente maestro de la plástica cubana e influencia viva de generaciones de artistas, Servando Cabrera Moreno. Él nos infundió el amor por las “excelencias artesanales”. La máxima, pensamiento, aforismo, postulado que plantea: «No hay mejor artista que un buen artesano, ni mejor artesano que un buen artista», echa por tierra toda intención de menospreciar lo bien hecho o concebido, sea de quien sea o venga de donde venga. Lo asumí de forma personal y en cada ocasión que se producen discusiones sobre quién es mejor, lo esgrimo en mi discurso, con resultados contundentes”.
¿En qué radica la diferencia del Proyecto Colibrí de Arte Miniaturista de canagüey si se le compara con el de otras provincias orientales y centrales? Nuestro José Martí…
“Ante todo, quiero recordar que Colibrí surgió hace ocho años de la idea de un amigo, José Ángel Naranjo, coordinador artístico oriental, quien durante un evento referido al pequeño formato (hasta 25 centímetros) que se celebraba en canagüey, se dirigió a mí con vista a asumir un proyecto miniaturista (a partir de los diez centímetros) en esta provincia; sugerencia que acepté de inmediato.
“El Proyecto Colibrí de Arte Miniaturista de Camagüey, su quehacer artístico, es distinto comparado al de otras provincias orientales y centrales, aunque en la actualidad las diferencias en la práctica han ido desapareciendo. Inicialmente (2009) en los tres núcleos más importantes de obradores –llevaban alrededor de tres o más años organizados y con varios eventos nacionales de carácter competitivo–, se destacaban las obras bidimensionales de disímiles técnicas y temáticas, alguna que otra talla y el paisajismo. Desde su primera edición, Colibrí introduce una muestra contentiva de una amplia gama de disciplinas artísticas, que hasta ese momento no se contemplaban en el panorama miniaturista nacional: diseño gráfico, fotografía, cerámica sin cubierta, cerámica policromada en frío, arte digitalizado, vidrio, papier-mâché, talla combinada con hueso, ébano, marfil y nácar, tiza, hierro forjado, grafito, orfebrería combinada con plata, alpaca, cobre y bronce, escultura blanda y patchwork, entre otras.
“Asimismo, y al estar involucrado directamente a la Sociedad Cultural José Martí, entendí que, independientemente de cualquier otra manifestación, temática, la evocación del ideario martiano debía ocupar un lugar preferencial dentro del trabajo promocional de nuestro proyecto. Otra innovación fue la de implementar una exposición colectiva itinerante propia que, unida a las demás, ha recorrido las diferentes plazas del archipiélago cubano. Objetivo principal: promover y motivar a otros artistas, miniaturistas o no, a sumarse a nuestros respectivos proyectos y sensibilizar a los territorios que no poseen tales proyectos.
“También se introdujo la adjudicación de premios y distinciones, por parte de cada proyecto, a los diferentes salones competitivos, además de muestras bienales, regionales y más recientemente nacionales, de acuerdo a la connotación de eventos históricos trascendentales como son, entre otros, ʹDe Guáimaro a Playitasʹ organizados por la Filial de la Sociedad Cultural José Martí de Camagüey, en el Museo de la Constitución de Guáimaro, el 10 de abril de cada año.
“Para orgullo de todos, en noviembre pasado, inauguramos en el Memorial José Martí de La Habana, la Exposición Colectiva del Proyecto Colibrí de Arte Miniaturista de Camagüey, Honrando al Insigne. En ella participaron 107 artistas de todo el país con más de 360 obras. Tuvo un éxito espectacular.
“Nuestro José Martí… continuará siendo el líder indispensable e insoslayable de nuestro proyecto. Un obsequio de amor patrio imperecedero por parte de los artistas plásticos de las provincias que laboran en este proyecto. Su ejemplo de vida y obra, su actual vigencia en todos los procesos a partir de su enriquecedor ideario, será la llama inspiradora de todo nuestro futuro trabajo artístico”.
Proyecto Colibrí… ¿dispuesto a cruzar otras fronteras?
“Primeramente, el acto de cruzar las fronteras por Colibrí, conllevaría unir voluntades capaces de ofrecer un respaldo capaz de viabilizar un programa de acciones adicionales a la muestra tradicional, y que llegue a llenar todas las expectativas. En esto incluyo conferencias, talleres, la discusión de trabajos investigativos sobre la especialidad, objetivos del proyecto, su forma de actuar, resultados y el futuro de sus acciones. Estimo que se prestaría también para la promoción de los objetivos trazados por la Sociedad Cultural José Martí, con vista a la difusión del Programa Martiano a nivel internacional.
“Sí, debo recalcar que Colibrí se ha convertido, sin proponérselo, en aglutinador de obradores de altos quilates, pero como no son dos ni tres, convertiría esta conversación amena, en un ladrillo de nombres y excelencias y, para colmo, siempre se me quedaría alguien que mereciera igualmente sus correspondientes lauros. No obstante, mencionaría a muchos jóvenes alumnos, pero, en especial a Raubel, Iván y Roberto. Los tres estelares. Raubel, incansable trabajador, se graduó este año y fue quien estuvo al frente del montaje de la exposición en el Memorial José Martí; mientras que Roberto pertenece a la Junta Directiva del Proyecto Colibrí como asistente y, próximamente, lo representará en el Salón Nacional de Miniaturismo en Sancti Spíritus. Esta muestra también se reeditará en Camagüey con la inclusión de unas cuantas obras más bajo el título Honra a los insignes; al igual que, en la Galería «Fidelio Ponce» de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, el próximo 20 de enero, en saludo al Encuentro Nacional del Movimiento Juvenil Martiano”.
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