Un misterioso personaje rondará, en estos días de finales de diciembre, por la sala García Lorca del GTH Alicia Alonso. Lleva una capa negra y cubre su rostro con una máscara para que nadie pueda reconocerlo... Un hálito de aventura y romance se tejerá sobre la centenaria escena donde vuelve a cobrar vida… El Fantasma.
Cambiando de tiempo y espacio, el célebre protagonista de la novela del francés Gastón Leroux (1868-1927) que desandaba por los pasadizos subterráneos de la Opera de París (con interminables laberintos y un misterioso lago interior debajo del escenario), regresa ahora, pero traducido en danza, al flamenco, de la mano del coreógrafo y director Eduardo Veitía, con su compañía: el Ballet Español de Cuba.
Entre música, baile, misterio y pasión vuelve a la escena una pieza emblemática de la agrupación, en coincidencia con el aniversario 15 de su estreno (diciembre 2001), con una coreografía imaginativa que involucra otras artes, al coro Schola Cantorum Coralina, dirigido por la maestra Alina Orraca, y la Compañía Havana, los días 22, 23 y 24 de diciembre (8:30 p.m.), como preámbulo al 2017, año del aniversario 30 de esta compañía fundacional…
Como parte de su extenso y original repertorio, El Fantasma
es de esas piezas que mientras más uno lo ve, le encuentra siempre algo
diferente y notorio. Veitía y su equipo han demostrado a través de los años que
nada es imposible de decir desde el movimiento. Ese reto danzario que tanto
aplaude el espectador es lo español contemporaneizado. Está presente
el flamenco, pero también la danza, y es muy moderno. Es que el estilo del BEC,
donde hay una mezcla del ballet clásico, lo español y la danza resulta un todo
que se “degusta” equilibradamente en el “paladar” de los espectadores (amantes
del género). Y narra la historia de “un hombre sensible, que
aunque fue marcado por el destino, puede amar con intensidad y es capaz de
sacrificarse por la persona que ama”. En dos actos y seis escenas resume la esencia de la acción
y se arma la pieza donde están reflejadas luchas y tormentos, amores y anhelos,
rechazos y crueldades hasta que, antes de morir y como símbolo de su amor
eterno, el Fantasma le regala su máscara a Christine, para quien esa deformidad
de su rostro no hizo más que sensibilizarla con su sufrimiento... Eduardo
Veitía, alumno aventajado de la Alonso, sigue la esencia de la Maestra en
cuanta coreografía toca, porque sabe que es algo vivo, en constante cambio para
respirar siempre en su tiempo. Por eso, sus creaciones crecen al pasar los
años, parecen nuevas piezas que nos llegan como la primera vez. El
Fantasma no es una excepción. En esta ocasión, llega en una
temporada que cierra un magnífico año para la agrupación y que saluda al
2017.
El Fantasma, es una coreografía imaginativa que logra instantes de alto vuelo en escenas como (En el subterráneo, El adiós, El rapto y La trampa, donde el coreógrafo deja en claro un nivel de creatividad, sui géneris, para poder trasladar al flamenco esta obra. En el plano sonoro la música de El Fantasma cuenta con arreglos musicales de Ernesto Bravo y letra de temas populares, así como el original de El Fantasma de la Opera, de Andrew Lloyd Webber. El montaje para la puesta está a cargo de los músicos del BEC, y cuenta con diseños de escenografía de Támine González. Una parte del triunfo de esta puesta, se debe a la coreografía y a la estructura dramática, al sencillo y funcional decorado y el vestuario, informal y teatral al mismo tiempo, y a las luces, que crean y desaparecen espacios y ambientes. La otra está relacionada con los bailarines, que aun y cuando se observa una nueva y juvenil compañía en el elenco que ya se va sedimentando en las tablas, hay un trabajo de equipo de todos y cada uno. Los roles protagónicos serán alternados por Leslie Ung, Diancy Martínez y Claudia González (Christine) junto con Daniel Martínez y Ricardo Quintana ( El Fantasma), junto con el cuerpo de baile del BEC, el Coro Schola Cantorum Coralina, dirigida por la maestra Alina Orraca, y Compañía Havana, que dirige Germán Muñoz.
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